5 comentarios en “Gamonal, Burgos, los derechos de ciudad”

  1. Más que un bulevar

    Burgos, Gamonal, invierno de 2014. Una ciudad se levanta. El bulevar es más que eso.
    Días ininterrumpidos de protestas, manifestaciones de los dos tipos. Tranquilas y con disturbios, Policía llevándose a menores, hogueras, bancos que desahucian destrozados, y un mensaje común: “Queremos participar en las decisiones de nuestra ciudad”.
    Desde hace años, empresas asociadas al equipo de Gobierno del Partido Popular de Burgos se hacen cargo de las obras públicas, de la gestión de autobuses, de parkings municipales, de perdonar multas y dar licencias a establecimientos de su agrado, de duplicar tarjetas telefónicas del Ayuntamiento para uso profesional particular… En el último año, dos, pero sólo dos concejales del PP se han visto obligados a dimitir tras distintos escándalos sacados a la luz por el grupo municipal de IU. Aun así, muchos dirigentes siguen cobrando sueldos simultaneando trabajos imposibles de simultanear. Pongamos ejemplos: El actual vicealcalde Ángel Ibáñez ha llegado a ser al mismo tiempo jefe de la Unidad de Empleo de la UBU (35.000 euros/año), vicepresidente de Caja de Burgos (19.000 euros/año), ahora en Caixabank, y concejal de Fomento (unos 20.000 euros/año). La concejala María José Abajo percibió en el ejercicio 2012 una retribución de 31.817,40€ por una dedicación exclusiva pagada a tres cuartos por el Ayuntamiento burgalés, pero seguía por aquella fecha, y sigue aún, a pesar de la crítica, ejerciendo de profesora adjunta de la Universidad de Burgos. ─ ¿Será que sus días son más largos y sus noches más cortas? ─ bromearía uno si no supusiese del bochorno y de la denigración de las instituciones administrativas.
    El hastío con los que ya se empiezan a llamar “los impopulares” llega a cotas burdas, seguramente, por las burdas actuaciones impopulares.
    Con 160 millones de deuda municipal, el Consistorio sigue buscando obras faraónicas con las que tener un eco que resuene en las elecciones municipales de 2015, a costa, eso sí, de subir impuestos, tasas y precios públicos, hasta en tres ocasiones en dos años. Subir impuestos y jugar con cifras, porque si tenemos en cuenta la deuda que ha sido externalizada hacia organismos jurídicamente ajenos al Ayuntamiento pero de cuya deuda responde en última instancia el municipio burgalés, esos 160 millones se convierten rápidamente en cerca de 500 millones de euros, que suena peor.
    En resumidas cuentas, un escenario ideal para comenzar una obra con la que harán el agosto, una vez más, las grandes empresas constructoras burgalesas, actualmente con dificultades para subsistir.
    “El bulevar ─ dice uno ─ es la última gota. Llega un momento en que hay que plantearse ¿qué nos queda?. ¿Seguir aguantando hasta volver a Franco o al siglo XIX? ¡No! ─ grita ─. Tomemos en serio la necesidad de crear otro modelo más democrático y participativo que, con los adelantos técnicos, hoy es posible”.
    Hagamos repaso: Largo tiempo de movilizaciones pacíficas desatendidas desde noviembre de 2011. Un modelo de bulevar que privatiza servicios municipales, que ha supuesto un recorte en los servicios públicos, que endeuda a las arcas de la ciudad, que deja sin aparcamientos públicos a los burgaleses, que embotellará la circulación debido a sus sólo dos carriles y un alcalde diciendo que las obras siguen.
    Altercados que incluyen bloqueos de calles, fogatas, actuaciones policiales desmedidas, detenidos incluyendo a menores, heridos… y un alcalde diciendo que las obras siguen.
    Varios miles de burgaleses de todas las edades, tranquilos, manifestándose nuevamente… y un alcalde diciendo que las obras siguen.
    Tachar de autoritarios por esos altercados a los que se oponen al bulevar cuando el equipo de Gobierno no ha hecho ningún esfuerzo por consensuar con la población burgalesa si el bulevar, tal y como está diseñado, responde a las necesidades de los burgaleses, o si se quiere o no, es jugar con el lenguaje.
    ¿Ha consultado el equipo de Gobierno a los burgaleses? No.
    ¿Ha buscado el equipo de Gobierno un diálogo? No.
    ¿Ha tenido en cuenta los errores técnicos de cálculo en cuanto a atascos, falta de parkings, endeudamiento municipal, etc. que han ido transmitiendo muchas organizaciones y plataformas? No.
    A eso sí se le llama ser autoritario y gobernar de modo autoritario. Como en los tiempos de las monarquías absolutistas: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.
    A alguno se le hinchará después la boca hablando de ciudadanía cuando lo que realmente buscan son súbditos. Es este oxímoron de democracia autoritaria el que nos aleja de formas democráticas superiores y es éste también el que provoca frustraciones y disturbios como los aquí vividos, donde cada uno, libremente, se manifiesta de un modo distinto en las protestas contra el bulevar. El nexo aglutinador obvio es: No se quiere este bulevar a golpe de decreto. A la vista de los hechos, hemos exigido al alcalde Francisco Javier Lacalle reunirse de urgencia con los agentes sociales para tratar el tema. El alcalde no lo ha hecho.
    Un ciudadano común que observe la falta de escucha del Ayuntamiento ante las manifestaciones pacíficas, las reivindicaciones, las reuniones de vecinos y las quejas de las plataformas, se cuestiona.
    Un ciudadano común que ve la imposibilidad de acuerdos y que además presagie la posibilidad de que estas obras estén asociadas a algún lucro personal; no porque lo estén, que ya se verá, sino porque no sería la primera vez ni la cuarta, se cuestiona.
    Un ciudadano común, que se cuestiona y que se observa ninguneado democráticamente, arde en cólera y frustración, y pese a todo, es a él y no al equipo de Gobierno a quien se achacan los disturbios.
    Contextualizando: lógicamente, un pueblo de ovejas no crea disturbios y es sano por eso para la salud del régimen que nos gobierna y que nos retrotrae a leyes educativas que acaban con la filosofía, a leyes de seguridad ciudadana que restringen el derecho de expresión y a leyes de trabajo que obligan a ser sumisos por miedo a perder lo poco que aún se tiene.
    El bulevar de la calle Vitoria es el bulevar. Pero es más que eso. Es otro ejemplo de la política impositiva frente a la política participativa y es necesario no aislar las luchas cuando estas tienen una repercusión global.
    Y en clave de globalidad: con 18.000 desempleados en la ciudad de Burgos, ¿es lógico que ese dinero no se destine a más protección social? ¿Acaso logrará este bulevar arreglar, y no digamos parchear, la situación?
    Seamos claros: el bulevar dará bien de comer a los orondos y las migajas a los obreros, pero resulta que las migajas y el gran plato vienen de las arcas municipales. De esas arcas municipales que pertenecen a todos los burgaleses ¿Puede moralmente un Ayuntamiento “de todos” emprender acciones legales contra los detenidos en este contexto?
    Posiblemente sería difícil imaginar la rabia de este escenario de protestas sin valorar, como dice algún vecino ─ la bota de hierro que lleva años aplastando nuestra dignidad, decisión tras decisión. El futuro no depara nada. El futuro traerá lo que los vecinos construyamos─.
    Raúl Salinero y Joaquín Sánchez
    Publico

  2. "España, paraíso de pillos"

    El Diario de Burgos permaneció durante un siglo en manos de la familia del fundador, que en 1991 lo vendió al empresario Antonio Méndez Pozo (actual director del grupo Promecal (Promotora de Medios de Castilla y León), al que pertenece el Diario de Burgos entre otros medios de comunicación.
    Méndez Pozo está entre los 50 ‘truhanes’ y ‘caraduras’ de España
    El periódico de Pedrojota lo mete en el listado del «paraíso de los pillos» junto a Roldán, Roca, Julián Muñoz o El Dioni
    Comparte cartel con personajes, tales como, Juan Antonio Roca, Julián Muñoz, Francisco Paesa, José Manuel Rodríguez Menéndez, El Dioni, Luis Roldan, Jesús Gil, Juan Guerra, Javier de la Rosa, Alberto Cortina, Alberto Alcocer, Aída Álvarez o Mariano Rubio
    El periódico de Pedrojota Ramirez ha presentado lo que han llamado en denominar «una nueva remesa de caraduras». Para ello han elaborado un listado de los «50 más representativos, desde la Castilla del Siglo XII hasta la Costa del Sol más enladrillada y candente». Se recurre a una selección porque resultaría imposible reunir a todos los ventajistas que han perpetrado estafas, fraudes, timos, desfalcos, imposturas y tropelías a lo largo de la Historia de España.
    De ahí, el título escogido: «España, paraíso de pillos»
    Michel Méndez Pozo tiene el privilegio de compartir cartel con personajes, tales como, Juan Antonio Roca, Julián Muñoz, Francisco Paesa, José Manuel Rodríguez Menéndez, El Dioni, Luis Roldan, Jesús Gil, Juan Guerra, Javier de la Rosa, Alberto Cortina, Alberto Alcocer, Aída Álvarez o Mariano Rubio.
    Escribe Pablo Mérida, en el referido, que «según una encuesta, el 25 % de los españoles somos bribones, aprovechaos, caraduras, bellacos… La interminable lista de encausados por el caso Malaya ha resucitado la figura del truhán patrio, heredero de toda la picardía de los pillos del Siglo de Oro y de la canallesca de la era del pelotazo».
    El Magazine hace una breve semblanza de Méndez Pozo:
    Presidente de la Cámara de Comercio de Burgos. Nacido en Jaca (Huesca), 1945. Se hizo rico como editor de diversos medios de comunicación y promotor inmobiliario.
    Pues ¡Qué casualidad! La empresa encargada del proyecto de bulevar (MBG) pertenece al constructor Antonio Miguel Méndez Pozo, socio de un ‘empresario Gürtel’, ‘amigo’ de Aznar y que en 1994 fue condenado a siete años de cárcel por declarar ilegales numerosas licencias de obras concedidas a sus empresas, aunque un año más tarde le concedieron el tercer grado. Estuvo dos años en prisión

  3. Y no sólo contenedores. También más cosas, como grupos de encapuchados destrozando cajeros automáticos y derribando el vallado municipal, ante la inopia ciudadana y la pasividad policial. Es lo que tiene vivir en una sociedad enferma, atenazada durante décadas por el terror y con varias generaciones de jóvenes adoctrinados en las ikastolas, sin que el hecho de que todo esto esté sucediendo en Burgos tenga por afectar al diagnóstico. Comprenderán ustedes que después de treinta años leyendo desde San Sebastián la prensa de Madrid, me salté rigurosamente cualquier ‘guía para entender lo que está sucediendo en Burgos’ de los que proliferan en los últimos días. En su lugar, me centro en el motín de Esquilache, la revuelta que hace dos siglos protagonizó una España hambrienta en contra de la prohibición de una prenda de vestir y que se saldó, no con pan para todos, sino con un puñado de medidas de apaciguamiento.

    Se entiende el fervor de los heraldos de la revolución pendiente por el guirigai castellano, pero parece que estamos más ante una casqueta vecinal que ante una revuelta popular. España es inmune a las revoluciones, pero muy propensa a las pataletas, por más que haya quien se empeñe en confundir el detonador con la mecha. En Burgos, localidad tan esquilmada como cualquier otra en materia de servicios sociales, no se reclaman recursos públicos, sino un hábitat para el vehículo privado. Hace años que se demostró que los coches también tienen derechos humanos, a diferencia de los de las personas, inalienables. Unos cuantos fantasmas recorren Gamonal, pero no son Lenin, ni Robespierre, sino otra vez los Alcántara. Al igual que en la España recortada o en la Galicia post Prestige, en Burgos también gobierna la mayoría absoluta del PP. La interpretación del pasado español siempre ha pasado por los autores extranjeros, de Gibson a Preston, pasando por Brenan. La comprensión de la actual obliga a recurrir a los autores británicos , en la medida de lo posible, de ciencia-ficción.

  4. Gamonal entierra la corrupción

    Después de que ayer viernes 24 de enero se celebrara una nueva manifestación de apoyo a los encausados, a cuyo término se procedió a la ocupación de un local abandonado por una entidad bancaria con el objetivo de convertirlo en un centro social autogestionado abierto a todos los vecinos del barrio, durante la mañana del sábado 25 de enero se ha celebrado un peculiar entierro por las calles de Gamonal: el de la corrupción y especulación urbanística.
    La lucha de Gamonal va abriéndose camino con multitud de de iniciativas que buscan el empoderamiento de un barrio que es ya símbolo internacional de resistencia y esperanza. Algunas de ellas tan creativas como el entierro de la codicia, la ambición y la soberbia de Antonio Miguel Méndez Pozo, que ha tenido lugar esta maña de sábado 25 de enero, cuando se han cumplido dos semanas del inicio de la movilización.
    El cortejo fúnebre, en el que no han faltado ni plañideras, ni monaguillos, ni diácono oficiante, ha partido de la Real y Antigua de Gamonal recorriendo la calle Vitoria hasta llegar a la denominada Zona Cero. Los participantes en la marcha, que han entonado un singular responso funerario, han portado tres ataúdes con las palabras codicia, soberbia y ambición junto con una lápida donde se representaba el entierro de las mismas.
    Tras la finalización del sepelio ha dado comienzo una degustación popular de pinchos en la plaza San Bruno con el objetivo de recaudar fondos para la defensa legal de los más de 40 vecinos encausados.
    La iniciativa se ha continuado con un debate público en el que se ha expresado cuál es la actual situación de la plaza San Bruno, un solar vacío donde hasta hace uno años se encontraba un mercado, donde se han recogido diversas propuestas que buscan convertir este espacio en un lugar gestionado por los propios vecinos.
    La contestación social, lejos de perder fuerza en sus reivindicaciones, continúa gestando un movimiento popular que toma el modelo horizontal y asambleario como método básico en la toma de decisiones, a través de una firme apuesta de contrapoder frente al modelo institucional impuesto desde arriba.
    diariodevurgos

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