En una entevista posterior, como siempre, reclamó la autonomía de Palestina para poder hablar entre los dos pueblos.
“Hay que darse cuenta que no hay una solución militar o política al conflicto. Hay que vivir juntos”, aseguró. Pero, y entre tantas nacionalidades, ¿cuál es la identidad de Daniel Barenboim? le preguntaron. “Mire, es sencillo: para el fútbol, argentina, sin duda; gastronómica, italo-hindú; la musical, europea, aunque con algunos toques americanos en los compositores contemporáneos… ah, y para las mujeres, ¡todas!”.
En tono mucho más serio, y en el turno de preguntas, Barenboim se refirió al conflicto que se avecina con la Junta de Andalucía si, como parece, retiran la subvención a la Orquesta West-Eastern Divan, que fundó con Edward Said y donde jóvenes músicos israelíes y palestinos tocan juntos. “La Junta está llorando sus miserias, como todas las administraciones«, ha explicado, «pero si reduce el presupuesto no afectará al Diván sino a las actividades musicales en Andalucía». «El Diván seguirá existiendo con participación española pase lo que pase con la Junta», añadió: “Si el Gobierno dice que no le interesa el Medio Oriente que lo diga claramente».
Aunque dijo que no entiende ni quiere entender de economía, terminó hablando de los recortes económicos que se aproximan en las instituciones culturales. «Miren, hago lo que puedo para volver a convertir la música en imprescindible», defendió ya solo ante los periodistas y molesto por lo que considera una «falta de sinceridad y honestidad” de los políticos. “La música no forma parte de la educación normal”, ha argumentado, “ellos dicen que la música y la cultura cuesta demasiado porque no hay suficiente gente interesada, pero son los políticos los que la convierten en elitista”.