Los carlistas sitiaron San Sebastián a finales del año 1835 bajo el mando del general Sagastibeltza. Éste pretendía atacar y tomar la ciudad, pero el general Egia, jefe militar carlista, deseaba mantener el sitio sin ataques. Los donostiarras solicitaron ayuda al general liberal Córdoba, quien les envió a la Legión Británica. Sagastibeltza solicitó más hombres a Egia, pero éste necesitaba las tropas y no pudo enviarle apoyo.
El 5 de mayo de 1836, los liberales bajo el mando del general Lacy Evans atacaron las posiciones carlistas, que retrocedieron hasta Lugaritz, Munto y Puyo.
Los carlistas que ocuparon Ayete aguantaron el ataque liberal. Mientras tanto, los que dejaron el convento del Antiguo y se fortificaron en Lugaritz tuvieron que retirarse. La leyenda dice que el general carlista Sagastibeltza murió en los muros de Munto, lo que se sabe es que recibió un disparo en la cabeza y falleció al instante.
Los liberales ganaron la batalla, y en San Sebastián se llevaran a cabo grandes celebraciones por la victoria, logrando ampliar el círculo del sitio, pero San Sebastián continuaba sitiada. En marzo del año siguiente se produjo la batalla de Oriamendi y dos meses después, los liberales donostiarras lograron romper el bloqueo tras tomar Hernani.
Un apunte para aclarar algunas leyendas urbanas
«El general carlista al mando, Sagastibelza, a galope tendido, intentaba reorganizar sus líneas, pero una descarga de fusilería de las tropas aliadas destacadas en el Fuerte “Pintoré”, terminó instantáneamente con él, al alcanzarle en la cabeza junto al caserío conocido como “Santa Teresa”. Las tropas carlistas recuperaron a rastras su cadáver, impidiendo que “manos enemigas lo ultrajaran”, trasladándolo hasta sus líneas, en el alto de Oriamendi, entre San Sebastián y Hernani».
Antxon
Otro apunte para aclarar el támite parlamentario. La proposición no de ley del PSE-EE, se aprobó en la Comisión de Salud y Consumo del Parlamento Vasco “para reclamar avances en el ambulatorio de Aiete”