¿Porque uno de cada tres ediles tiene perro o porque los perros del palacio, los de siempre, los de la foto, no sólo atados, sino petrificados, llevan así desde hace dos siglos?
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La decisión de que los perros sigan pudiendo pasear por los parques históricos de Donostia -eso sí atados- deja claro que a los corporativos donostiarras no gustan las restricciones drásticas hacia estos animales. La reciente propuesta del Gobierno de Bildu para limitar el acceso de estos animales a los jardines de Aiete y a otros parques como el de Miramar, como sucedía hasta hace dos años, no ha sido admitida por la mayoría plenaria, aunque el asunto volverá a la próxima sesión. ¿Quizás tenga algo que ver que los líderes de los cuatro grupos políticos de la capital guipuzcoana son amos de perros? Además, mientras entre la población donostiarra un 8 % tiene un perro en su hogar, entre los corporativos este índice es del 33%.
El alcalde, Juan Karlos Izagirre, posee una perra llamada Lur, que fue recogida en la Sociedad Protectora. Como reside en una casa con terreno en Igeldo, ofrece las mejores condiciones de vida para un can, ya que el animal no se ve constreñido a vivir en un piso.
Dentro de Bildu, además del alcalde, solo el concejal Axier Jaka tiene un perro, en concreto un border collie, que se llama Leka. Por su parte, la corporativa Nora Galparsoro cuenta en su hogar con la compañía de dos gatos, Kaskarrabias y Plasta Plasta.
Pero el grupo municipal más aficionado a estas mascotas es el PP, que reúne en sus filas a cuatro canes en total. El portavoz de esta formación, Ramón Gómez, posee un bichon maltés llamado Melissa, mientras que la corporativa Icíar Aguilera es la ama de una caniche enana blanco, bautizada como Nala, de la que no se separa más que cuando resulta imprescindible. Pero el más aficionado a estos cuadrúpedos es José Luis Arrúe que, por su parte, tiene dos de estos animales en su hogar: Viggo, un setter inglés, y Lennon, un teckel enano de pelo duro. Este corporativo siempre ha contado con animales y guarda algunas de sus fotos en el despacho. Además, es juez internacional de competiciones caninas y este mismo fin de semana ejercerá esta tarea en Medina de Pomar.
En el grupo nacionalista se contabilizan dos canes. El portavoz, Eneko Goia, disfruta de la compañía de un labrador llamado Ikatz, mientras que su compañero Iñaki Gurrutxaga posee un animal de raza indeterminada apodado Che. Goia recuerda que lleva diez años con su animal en casa y defiende que los ciudadanos lleven los perros atados, igual que destaca Arrúe. «Lo que no puede ser es que se impongan prohibiciones porque algunos actúan mal. Muerto el perro se acabó la rabia, dice el refrán, y no debería ser así», señala el jeltzale.
Los socialistas, por su parte, son los menos aficionados a los perros en el hogar, al menos, según el número de ellos que contabilizan en la actualidad. Solo el portavoz, Ernesto Gasco, es propietario de un can llamado Zara, además de un gato, bautizado como Fidel. Sin embargo, Gasco tuvo años atrás dos pequeños perros, a los que tenía mucho apego e, incluso, llegaron a tener crías en su casa.
Tanto estos corporativos, como los demás, deberán debatir el jueves en el Pleno si se modifican las condiciones de acceso de los perros a los parque históricos, para no asustar a los pavos y evitar el deterioro de los parterres, según la propuesta del Gobierno municipal. Entre prohibir y autorizar, se debatirá la iniciativa intermedia presentada por los populares, que sugiere permitir el paso a los canes, siempre atados, por los caminos principales de paso de estos entornos.
Se calcula que en Donostia existen unos 14.000 perros censados. En la actualidad, los animales domésticos pueden circular sin correa en lugares como Miramon, Lau Haizeta, Otxoki, Ametzagaina, Ulia y Urgull entre las 18.00 horas y las 12.00 del día siguiente, aunque en Urgull el horario de verano se modifica y es de 19.00 a 10.00 horas. Además, seguirán pudiendo entrar en parques como Cristina Enea, Aiete y Miramar, siempre y cuando lo hagan debidamente atados por sus dueños.
Los perros volvieron ayer al Ayuntamiento. Esta vez centraron parte del debate del Pleno municipal e, incluso, lo paralizaron, por algunas cuestiones técnicas. Al final, los concejales de Bildu y PP aprobaron un cambio en la normativa que permite a los canes pasar solo por algunas zonas de los parques de Cristina Enea y de Aiete y les prohíbe el acceso al de Miramar.
Así, el permiso que obtuvieron los canes para entrar en los parques históricos hace dos años -hasta entonces estaba prohibido- quedó limitado. De todos modos, igual que en la comisión previa, también ayer el debate en torno a las mascotas encendió los ánimos de los concejales.
El concejal del PP, Vicente García, consideró adecuado limitar algunos tramos por los que puedan caminar los perros en Aiete y Cristina Enea. Tras algunos informes técnicos, acordó con Bildu la prohibición de Miramar. La concejala de Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, explicó que los daños que los perros ocasionan en las plantas y el césped de Miramar son importantes, de ahí la prohibición. También argumentó que en Cristina Enea los perros asustan a especies propias como los pavos reales, que han tenido que huir a zonas cercanas a poner sus huevos, tal y como publicó este periódico. Por eso planteaba Bildu la prohibición aunque, finalmente, accedió a dejar que circulen entre la pasarela de Mikel Laboa y la de Gladys del Estal. En Aiete, podrán atravesar el trayecto entre la calle Borroto y la entrada por el paseo de Morlans.
Ni el PNV ni el PP apoyaron la propuesta. “Castigamos a los que obran bien por los que pueden obrar mal”, argumentó la jeltzale Aitziber San Román. Tanto ella como el socialista Denis Itxaso recordaron que si los perros van atados no molestan a otras especies ni provocan daños, por lo que pidieron al Gobierno municipal que haga cumplir la normativa al respecto en lugar de prohibir el acceso de los perros a algunas zonas. Añadió que si los perros fueran atados en Cristina Enea los pavos no se asustarían y en que el problema es que no se cumple la norma. “Bildu no apoyó la ordenanza anterior y en rebeldía no la ha hecho cumplir”, acusó Itxaso.
Tanto el PP como el Gobierno municipal insistieron en que cerrar a los perros el paso al parque Miramar y algunas zonas de Cristina Enea y Aiete “no vulnera nada” y en que, al contrario, busca mejorar la convivencia. Galparsoro apuntó que el tratamiento de las plantas y el césped de Miramar es especial, “similar al de los campos de golf”, y que los excrementos de perros lo perjudican.
Antes, las dudas sobre el procedimiento obligaron a interrumpir el Pleno. La cuestión era compleja: el Gobierno proponía un cambio de norma para prohibirles la entrada en los tres parques, pero la oposición lo tumbó en la comisión previa, por lo que no había nada que aprobar. En cambio, el PP presentó una enmienda, que después acordó con Bildu, para cambiar la norma vigente
Si caminas sobre la pasarela Gladys del Estal coincidiendo con algún corredor puedes notar vibraciones (sube y baja continuamente un poco y rápido) y, al salir de ella, mareo.