En el centro del palacio de Diocleciano, finales del siglo III
Una pequeña plaza con un bello peristilo de columnas y arcos que hacía función de foro o lugar de encuentro. El peristilo tiene columnas en tres de sus lados, quedando abierto el norte, lo que viene a coincidir con el cruce del cardo y el decumanus. Las columnas del lado este han sido reutilizadas para apuntalar las viviendas que se levantan en ese lado, pero las del lado oeste se muestran magníficas.
Los capiteles corintios son muy hermosos. Desde el punto de vista de la evolución arquitectónica, se advierten ya diversas rupturas con el lenguaje arquitectónico clásico, como que los arcos descansen directamente sobre las columnas, anticipando así soluciones que habría de alcanzar pleno desarrollo en la arquitectura medieval y renacentista.
El foro o plaza estaba ligeramente hundido puesto que desde él se debía subir unas escaleras corridas que nos daban acceso, por un lado, a un espacio templario; por otro, al mausoleo del emperador; y en frente al pórtico de entrada a las dependencias del palacio público y privado del emperador.