En el barrio, en los terrenos que en otro tiempo fueron del caserío Pagola, aún en pie, existe un viejo roble que alguien ha tenido a bien conservar pese a los movimientos de tierra que se han dado en esa zona. El roble ha quedado aislado, rodeado de un enconfrado de cemento para conservar su ubicación original. Se encuentra al lado de una nueva urbanización, que lleva el nombre del citado caserío. Las obras han propiciado una imagen curiosa, porque el árbol está rodeado de un encofrado de cemento, que ha permitido mantener la inclinación original de la ladera en la que se encontraba este viejo roble. Antaño, las inmediaciones de este rincón estaban llenos de huertas, manzanos e incluso ganado de los caseríos colindantes, en muchos de los cuales se producía sidra natural. Recuerdo haber probado la sidra de Pagola gracias a uno de los hijos de este caserío, un conocido txistulari y salsero donostiarra, con quien compartí algunas andanzas en la época de la asamblea de jóvenes del barrio, Aieteko Gazte Batzarra. Este roble representa de alguna manera parte del pasado rural de mi barrio y está ubicado muy cerca del apeadero de Lugaritz
Tomado de Tokitan. Tv
Más que un blog de viajes
Haritz Rodriguez