«El cielo no se toma por consenso, sino por asalto»

La frase de Pablo Iglesias, pronunciada en el congreso de Podemos, contiene un concepto, el del asalto a los cielos, con el que Karl Marx describió las aspiraciones de la Comuna, la insurrección que tomó el poder en París entre marzo y mayo de 1871.

por asalto

La expresión la utilizó Marx en una carta que dirigió a su amigo el doctor Kugelmann el 12 de abril de ese año y se convirtió en una referencia comunista relativamente frecuente. Irene Falcón, secretaria de Dolores Ibarruri ‘Pasionaria’, tituló ‘Asalto a los cielos’ su libro de memorias, publicado en 1996.

El origen de la expresión podría ser más remoto. El director del Instituto Cervantes en Lisboa, Javier Rioyo, que dirigió junto a José Luis López Linares el documental ‘Asaltar los cielos’, sobre la muerte de León Trotsky, considera que la expresión fue heredada por los comunistas del romanticismo alemán, que a su vez se inspiró en la mitología griega. El asalto a los cielos es mencionado en los poemas de Friedich Hölderlin (1770-1843), donde se recupera la figura de los titanes, seres que combatieron a los dioses del Olimpo en la llamada Titanomaquia.

B. MARÍN

9 comentarios en “«El cielo no se toma por consenso, sino por asalto»”

  1. El relato que hace Podemos sobre la situación de nuestro país contiene, en mi opinión, tres ingredientes: el pesimismo, la descalificación y el juego de palabras. ¿Qué significa esto?

    En primer lugar, la formación de Iglesias, Monedero, Errejón y Bescansa han puesto un espejo ante la sociedad. Se dedican a reproducir los sentimientos de la gente, reafirmando el estado de desolación por el que pasa nuestro país. Es cierto que la situación es de una extrema gravedad. La desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones y hacia los dirigentes de partidos, bancos o sindicatos está en sus máximos. Cada nuevo caso de corrupción no hace más que reafirmar un estado de ánimo de indignación. Pero los dirigentes de Podemos, en lugar de hacer un mensaje en positivo y poner sobre la mesa propuestas creíbles y viables, se recrean en este estado de ánimo, añadiendo más leña a la indignación. Su discurso es pesimista y catastrofista, aumentando la desconfianza que ya hay en España.

    En segundo lugar, una de las palabras claves en el discurso de Podemos es “casta”. No lo dicen con muy buenas intenciones, sino que persiguen descalificar al rival. Sobre los partidos tradicionales realizan todo tipo de acusaciones, dejándoles en una muy mala situación ante la opinión pública. Es cierto que los escándalos que se están conociendo refuerzan esta percepción ciudadana. Pero tan equivocado es minusvalorar estos casos de corrupción como generalizar sobre los dirigentes políticos de nuestro país.

    Lo que más me interesa de esta parte del discurso es que muestra una gran coincidencia con las estrategias de la crispación y el negativismo político. ¿Por qué se define este tipo de estrategia de comunicación? La crispación “se caracteriza por el tono duro, llegando al insulto, y por la confrontación con el Gobierno en ciertos temas, espe­cialmente los que no se sitúan en el eje izquierda–derecha, rom­piendo todos los consensos” (Claves de la Razón Práctica, 2008, nº 181, página 52). El Partido Popular la ha usado en España en repetidas ocasiones y como confesó Gabriel Elorriaga en una entrevista a Financial Times, lo que perseguían era la abstención de los votantes socialistas.

    Podemos también ha aprendido de esta estrategia de comunicación. Su discurso está poblado de descalificaciones constantes a las formaciones políticas tradicionales, a quienes llama los “partidos de la casta”. Cualquier afirmación que haga un dirigente del PP o del PSOE queda automáticamente invalidada para los líderes de Podemos por el mero hecho de pertenecer a esos partidos, indistintamente de quien la diga, el tiempo que lleve en política o cuál sea el contenido de esa afirmación. Se trata, por lo tanto, de menospreciar al rival y descalificarle.

    En tercer lugar, el discurso de Podemos está lleno de juegos de palabras. ¿Qué significa esto? Un ejemplo lo puede aclarar. Uno de sus argumentos favoritos es decir que estamos ante el final de un régimen. Pero en realidad, en España no ha habido un régimen desde 1978, sino una democracia con imperfecciones. Referirse a nuestra democracia como régimen no es inocente. En realidad, lo que persiguen es aprovecharse de un estado de ánimo ciudadano para hacer una enmienda a la totalidad a nuestros últimos 35 años. Un análisis riguroso no nos muestra la España que relata Podemos. Desde 1978 se han producido numerosos fenómenos desconocidos en nuestra historia como país: se han reducido las desigualdades, se ha construido un estado del bienestar, los ciudadanos hemos elegido a nuestros gobiernos en elecciones libres y competidas… Desde luego que también nos encontramos con episodios lamentables de corrupción, partidos cada vez más endogámicos, un sistema productivo con algunos oligopolios… Pero no todo ha sido un error y puesto en una balanza, hay más elementos positivos que negativos. Con los juegos de palabras, Podemos pretende obviar todo lo positivo que hemos hecho como sociedad, alimentando la creciente desafección ciudadana.

    En definitiva, el discurso de Pablo Iglesias y sus compañeros no sólo presenta una España pesimista y desolada, sino que además descalifica a los rivales y juega con las palabras de forma tramposa. Todos estos ingredientes pueden estar aumentando la desafección en nuestro país. O como decía al principio, siendo Podemos fruto de la crisis política, pueden estar generando más crisis política.

    Seguramente, dado que escribo en Piedras de Papel, muchos lectores esperarán que muestre una fuerte evidencia empírica que demuestre esta relación entre el discurso de Podemos y la desafección ciudadana. Dado que no he podido hacer una investigación experimental, sólo se me ocurren dos argumentos. En primer lugar, sí que existe una fuerte evidencia empírica en la literatura donde se demuestra que los mensajes negativos reducen la participación electoral y refuerzan las predisposiciones políticas de los individuos (ver Stephan Ansolabehere y Shanto Iyengar, 1995, Going Negative: How Political Advertisements Shrink and Polarize the Electorate, New Yor: Free Press). Es decir, cuando a los ciudadanos se les somete constantemente a mensajes negativos, pesimistas y descalificaciones del rival, acaban reforzándose en su estado de ánimo. Por ello, en la medida que Podemos utiliza estos ingredientes en su discurso, acaba reafirmando a los españoles en su desafección y desolación hacia nuestra democracia.

    En segundo lugar, una aproximación al estado de ánimo de los votantes de Podemos nos lo suministra el último barómetro del CIS que contiene intención directa de voto (Julio 2014). En él también se pregunta por el grado de felicidad del entrevistado, siendo 0 “completamente infeliz” y 10 “completamente feliz”. Como se puede ver en el siguiente gráfico, los votantes de Podemos están en una situación intermedia y aparecen menos felices que los electores de formaciones tradicionales. Aún suponiendo que puede haber un sesgo de selección previo, no parece que la aparición de Podemos les haya llenado de una felicidad mayor de la que disfrutan los votantes de los “partidos de la casta”, usando las palabras de Pablo Iglesias. De hecho, el pasado lunes tuve la suerte de participar en una mesa de debate junto a Carolina Bescansa y José Pablo Ferrándiz. En ella analizamos la situación política del país utilizando datos de opinión pública. Carolina Bescansa concluyó su intervención diciendo: “la situación del país ha provocado el voto triste, hace muchos años que la gente vota con tristeza, sobre todo al PP y al PSOE”. Pero viendo los datos del CIS, parece ser que los votantes de Podemos están todavía más tristes.

    Coincidiendo con el arranque de la Asamblea Ciudadana “Sí se puede”, publiqué un análisis el el País intentando explicar el éxito de Podemos. El párrafo final generó cierto revuelo en la red. En él afirmaba que “una de las paradojas de Podemos es que siendo producto de la crisis política, su forma de hacer política está contribuyendo a la desafección. Es decir, recuperar la confianza en la política implicará algo más que decir lo que la gente quiere escuchar, justamente la base del éxito de Podemos”. Muchos no entendíeron ni compartían esta conclusión. Creo que era necesario desarrollar un poco más mi argumento.

  2. ‘Lo tenía que haber llamado ‘Petemos»
    Nueva parodia de Joaquín Reyes como Pablo Iglesias: «Mañana voy a debatir con Techi en TV»
    El cómico volvió a ponerse en la piel del político en ‘El Intermedio’: «Os gusta Podemos, ¿eh? Normal, si somos la polla con cebolla»
    28.10.2014
    Joaquín Reyes volvió a ponerse anoche en la piel del líder de Podemos, Pablo Iglesias, para bromear sobre que últimamente se le pueda ver en casi todas las cadenas de televisión.
    “Una jornada en la vida de Pablo Iglesias es tele, tele, mitin, mitin, tele, mitin, comprar camisas en el Alcampo para salir en la tele, mitin, mitin, tele”, explicó el eurodiputado.
    El ‘faro del proletariado’ se dirige a sus seguidores: “Os gusta Podemos, ¿eh? Normal, si somos la polla con cebolla”, comenta antes de recordar cómo comenzó todo… en la Puerta del Sol, un 15-M: “Montamos el partido y gustamos a todos. Ahora me arrepiento de haber llamado al partido Podemos, le tenía que haber puesto Petemos”, asegura.
    Además, para excusarse por despedirse tan rápidamente para hacerse un tratamiento de queratina en el pelo “porque sufre mucho con los focos de los platós”, explicó que “mañana tengo que debatir sobre la eliminación del copago sanitario con Techi en ‘Mujeres y hombres y viceversa’”.

  3. Cine Fantástico y de Terror

    Tuvo una gran ovación en cuanto apareció su característica coleta. Pablo Iglesias logró imponerse a los otros candidatos desde el primer momento, con su sonrisa de hombre bueno, sabio y santo. Pero llegó PijamaMan, y la sonrisa de Pablemos empezó a resquebrajarse. Llegó el momento de la verdad. Y el pueblo habló.
    Lo intentó todo, incluso hacerse colega de su contrincante. Pero el inesperado hombre de la capa y las zapatillas de casa utilizó las propias armas del líder político. Y conquistó al pueblo, al exigente público de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, lanzándole latas de cerveza y otros alimentos de primera necesidad en la Noche de Halloween. He aquí la deslumbrante aparición de PijamaMan, justo después de ese ente amarillo que parecía el ébola pero aseguraba que era C3PO con R2D2
    Pero, ¿quién se esconde detrás de la capa? ¿Quién es el hombre del pijama de motas y las zapatillas de cuadros? Pues no es otro que Jon Ruiz, el autor de de gritos clásicos de la Semana de Terror como ¡TELEFONOOOO!, el ganador este año (exaequo con Iñaki Ortiz) del concurso de karakoke, ganador del concurso de disfraces y ganador de la durísima competición de sabios Master of Doom. Y, sobre todo, el autor de la frase más mítica de la 25 edición, “IMITÉ LE CHIQUITÉ”, dedicada en exclusiva al director belga Fabrice du Welz. Y registrado por él mismo en este vídeo que representa el genuino ambiente de la Semana de Terror, con ovación a otro de los personajes más queridos, la traductora Lourdes

  4. Pablo Iglesias se ha convertido para el PP y el PSOE en el hombre del saco. Su nombre les provoca pavor, no les deja dormir, les obliga a mirar debajo de la cama o detrás de la cortina. Es el monstruo que castiga a los niños malos, a los que no hacen los deberes, a los que se han llevado dinero de las arcas públicas, a los que han mentido a los electores, y a los que han creído que sus sillones rotativos eran vitalicios. ¿Cómo puede la ciudadanía inclinarse por un don nadie con coleta?
    Pero Pablo Iglesias además de darles miedo está llenando su saco con los votos prófugos y descontentos del PP y del PSOE. Tal como lo veo, muy pronto va a tener que comprar varios sacos más para poder recoger toda la sangría del corrompido bipartidismo.

  5. Pablo Iglesias ha sido proclamado este sábado primer secretario general de Podemos. Minutos después, en su intervención en la clausura de la asamblea ciudadana de la formación, ha recitado los versos de “Vientos del pueblo” obra de Miguel Hernández. Aquí lo puedes leer completo. Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta. Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas, ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula? Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas. Crepúsculo de los bueyes está despuntando el alba. Los bueyes mueren vestidos de humildad y olor de cuadra: las águilas, los leones y los toros de arrogancia, y detrás de ellos, el cielo ni se enturbia ni se acaba. La agonía de los bueyes tiene pequeña la cara, la del animal varón toda la creación agranda. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas.
    Justo después, los miembros de la nueva dirección de Podemos han subido al escenario y han cantando la canción ‘Todo cambia’, de Mercedes Sosa.
    Y el acto se ha cerrado con La Estaca, de Lluís Llach

Deja un comentario

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll al inicio