Luis de Pablo (también vecino de Aiete), en la Biennale di Venezia

SONY DSCLa Orquesta Sinfónica de Euskadi triunfó en su primer concierto en la Bienal, cuyo festival de música contemporánea acogió el estreno italiano de tres aplaudidas obras de Lazkano, Erkoreka y Luis De Pablo.

Con dos semanas de retraso, nuestra web recoge esta información.

Se da la circunstancia de que Luis de Pablo es el compañero de Marta Cárdenas, autora del cartel para la 49ª feria de Durango. Tienen su residencia, durante el verano, en Aiete, en la plaza Otxanda, próxima a la que fue villa Mamelena-caserío Olabene, lugar de nacimiento de Marta.

Marta y Luis son dos generosas, extraordinarias y bondadosas personas, que trabajan en su particular expresión artística todos los días del año.

Luis de Pablo es muy querido en Italia (y Marta también). Lantxabe siente por ellos una gran admiración.

El viaje

A bordo del vaporetto que les conduce a la zona del Arsenale se manejan como unos turistas cualesquiera. Durante todo el trayecto, unos y otros, incluso quienes ya han visitado el lugar en ocasiones anteriores, empuñan el teléfono móvil y disparan fotos a discreción, los ojos abiertos como platos y la sonrisa perpetua. Solo cuando desembarcan y dejan a la vista los instrumentos que acarrean -chelos, clarinetes, violines- revelan su condición de músicos. Entonces se confirma que incluso el intérprete con más galones en su frac o el solista con más giras internacionales a sus espaldas es incapaz de sustraerse al decadente pero irresistible encanto de Venecia.

Dos conciertos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE)

La ciudad que vio nacer a Casanova y a Tiziano ha albergado en esos días, dos conciertos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), merecedora de un rotundo éxito en la Biennale di Venezia. Es la segunda formación del Estado que participa en las 58 ediciones del festival de música contemporánea de esta cita multidisciplinar que abarca también áreas como la arquitectura, el arte o el cine. En la primera función, la del jueves, sonaron obras de tres de los más grandes autores vascos en activo: Ramon Lazkano (Ortzi isilak) y Gabriel Erkoreka (Océano), pertenecientes a la generación joven, y el decano de nuestros compositores, Luis de Pablo (Frondoso misterio).

Autores y músicos

Protagonistas de una foto histórica, los tres se muestran expectantes ante el estreno en Italia de sus obras bajo la dirección del maestro José Ramón Encinar. Faltan aún tres horas para el inicio del concierto en el emblemático Teatro alle Tese, pero los nervios se palpan en el ambiente. “Dicen que Ravel salía a fumar un cigarro durante el estreno de sus obras”, recuerda Lazkano. Ellos no llegan a tanto y, pese a asistir a la cita con el estómago encogido, siguen el ensayo general desde el patio de butacas. Sin duda, es una gran ventaja para el director poder consultar sus dudas a los autores allí presentes, algo materialmente imposible cuando se pone la batuta al servicio de clásicos como Bach, Beethoven o Mahler. (Nosotros tuvimos, también, ese privilegio)

Para los músicos encargados de hacer sonar las partituras el programa es un reto añadido, máxime porque el porcentaje de obras contemporáneas que suelen interpretar es “infinitamente menor” en comparación con los títulos del repertorio clásico. Tanto es así que algunos han preferido quedarse en el hotel hasta última hora para descansar. “Estas obras requieren mucho más esfuerzo y concentración. Una sinfonía te lleva, la melodía casi te arrastra, pero aquí, en cambio, es todo compás, compás y compás”, asegura uno de los músicos de la OSE.

El solista

Es una obra mucho más exigente”, corrobora Asier Polo, solista en Frondoso misterio, de Luis de Pablo. El violonchelista bilbaino ya confesó antes de viajar a Venecia que tardó siete meses en desentrañar la partitura que el veterano compositor le dedicó y que en la última década ha tocado varias veces. “Ahora me da igual cometer algún fallo porque la tengo interiorizada e intento transmitir una sensación enérgica”, dice minutos antes de salir a escena y agradecer que De Pablo le pusiera “obstáculos” para superarse y no dejárselo “facilito”. También ensalza la “dedicación” del maestro Encinar, especialista en música contemporánea y “enamorado” de lo que hace: “Es el mejor porque se lo toma en serio, es detallista y está muy involucrado”.

La función

Minutos antes de las 20.00 horas, el Teatro alle Tese comienza a recibir a los espectadores y a varios críticos musicales locales y extranjeros. En el primer tramo de la velada suenan las obras de Lazkano y Erkoreka.

Acto seguido, el solista Asier Polo y el concertino Aitzol Iturriagagoitia libran el duelo de chelo y violín con el que comienza Frondoso misterio, plato fuerte de la noche. Durante media hora de frenesí sonoro, el director utiliza su batuta para repartir juego entre todas las cuerdas de una orquesta que, según los entendidos, suena maravillosa y emocionante. El autor, Luis de Pablo, sale a saludar y recibe junto a Polo y Encinar el calor del público y cinco minutos de efusivo e ininterrumpido aplauso.

El balance

Un importante crítico de un periódico catalán enviado a Venecia destaca la valentía de tres autores que “no tienen miedo a la expresión”. Los aludidos respiran aliviados y coinciden en subrayar el papel de la orquesta. “Ha sonado extraordinaria. Estar en Venecia, hacer música con amigos, con gente que te entiende y con la que puedes hablar de tú a tú, es mucho más fácil”, dice Lazkano. A su lado, un “emocionado” Erkoreka recalca el “trabajo encomiable” de Encinar y de la OSE, mientras que De Pablo no puede estar más feliz: “Ha sido una versión admirable, de las mejores que ha tenido Frondoso misterio gracias a la entrega y pasión de la sinfónica y de Asier”.

El justo descanso

Al día siguiente la orquesta interpreta obras del proyecto Tesela y es hora de retirarse al hotel. Tras caminar por un laberinto de construcciones con varios siglos de antigüedad, la comitiva vasca abandona el Arsenale a bordo de un taxi acuático que avanza en la oscuridad de un Gran Canal inusitadamente tranquilo. En ambas orillas, las góndolas vacías y los edificios emblemáticos aguardan a las hordas de turistas que recibirán en unas horas. Pero en ese preciso instante, al filo de la medianoche, la tenue neblina que lo envuelve todo aporta a la ciudad un aire de irrealidad o de ensueño, como si el misterio de Venecia pudiera acariciarse con las manos…

Sobre un reportaje de Juan G. Andrés

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