3 comentarios en “Día de los inocentes, abenduak 28”
Julimasena
Hoy, 28 de diciembre, celebramos el Día de los Santos Inocentes
No me extraña nada la evolución de dicha conmemoración si tenemos en cuenta la facilidad que tenemos por estos lares de acoger y adoptar todas aquellas costumbres, ritos y festividades de origen religioso de los que nosotros solo asumimos y hacemos nuestro el lado festivo, mientras desechamos todo sesgo religioso. Valga como ejemplo más actual y reciente la fiesta del Halloween, (¡Atención a los hechos ocurridos en el barrio!) cuyo aspecto lúdico-festivo ha sido impulsado y publicitado con fervor por el comercio, hostelería, discotecas, etc., necesitados como están de un nuevo motivo de consumo masivo para hacer caja.
Pues bien, sin caer en la tentación de gastarles una broma en un día tan marcado, les quiero comentar que, en mi opinión, los consumidores somos los destinatarios de bromas e inocentadas a lo largo de todo el año.
El pasado puente de la Inmaculada, Tolosa celebró su ya habitual fiesta de la txuleta en la que se implican hosteleros, autoridades y otros agentes con una fiesta gastronómica que congrega a mucha gente y donde el plato estrella es la txuleta de vaca vieja llegada de centroeuropa. En todos los actos y en toda la promoción turística del evento aparecían leyendas y carteles donde se mezclaban términos como Tolosa Gourmet y Txuletaren Festa y, con dicha mezcolanza, se daba a entender, quizás me ocurra a mí solo al ser duro de mollera, que la txuleta era de aquí. Algo similar me ocurrió al ver anunciada carne gallega como Basque Txuleta en una feria barcelonesa.
Las sopas y purés de varias empresas agroalimentarias, verdaderas multinacionales de la alimentación, sin más patria que su propio bolsillo, que nos bombardean con su publicidad hasta el punto de hacernos creer que el puré, crema o sopa en cuestión es tan casero como la crema de calabaza que mi amiga Bakarne hace con la calabaza de su caserío, o como la sopa de pescado que hace mi suegra. Pues no, me niego a tragarme tales artimañas publicitarias que nos toman como pardillos y me rebelo ante tanto desmadre de términos, marcas, marquitas y coletillas publicitarias que nos pretenden colar trolas como que el pan de la mayor cadena de panaderías del territorio sea artesanal o que el salchichón es casero por mucho que la empresa se llame Casa…
Unos apelan al origen, otros al modo elaborar (casero, artesano, obrador, etc.) y otros a tradiciones centenarias que, en la realidad, se las pasan por el forro de su bolsillo pero que su simple mención les acarrea pingües beneficios a la industria que los elabora. No quiero caer en simplismos puesto que soy consciente de que la industria agroalimentaria ha mejorado mucho, pero no es menos cierto que el término casero es para lo elaborado en casa o caserío; artesano para lo elaborado artesanalmente; y nada hay más sabroso que esos platos elaborados con los productos propios o del baserritarra vecino y con el cariño y la paciencia que todo plato artesano requiere.
Dicen algunos gurús que la mejor garantía de que las generaciones futuras sepan valorar los productos de calidad y que se preocupen por su pervivencia es que sepan y les guste cocinar, puesto que en el caso contrario, recurrirán a productos elaborados y platos precocinados por la industria agroalimentaria por lo que, una vez más, volvemos al inicio, cayendo en sus garras y siendo pasto de sus inocentadas.
In-nocentia significa en latín ausencia de daño. Inocencia es tener el corazón indemne, entero y sano, a pesar del daño sufrido y del daño infligido, pues todos hemos hecho daño y nos lo han hecho. Inocencia es reconocer y sentir el daño infligido, y estar dispuesto a excusar el recibido. Inocencia es seguir creyendo en la bondad ajena y propia como la verdad más profunda, a pesar de todo. Inocencia es la bondad que no mide méritos ni controla resultados.
La Comunidad Vasca lanzó ayer una campaña publicitaria que hace un llamamiento «a dejar propina» en los locales de hostelería. Bajo el lema ‘Yo dejo propina’, el gobierno de Urkulli ha emitido un anuncio que pide a los ciudadanos que dejen algo de dinero extra cuando paguen la cuenta del bar. Según el anuncio, este acto es lo que permite que se cumplan «los pequeños sueños» e «ilusiones» de los profesionales del sector.
«Ha llegado la hora de volver a hacer sonar las campanas de nuestros bares y restaurantes», señala la locución de este anuncio, que explica lo que hacen con la propina diferentes camareros, como pagar unas clases de inglés, de piano o poder hacer un regalo.
«Una campaña que nos ha sorprendido a todos», señaló el presentador de ETB, mientras daba pasó al correspondiente anuncio, creado por la Comunidad de Euskadi. Tras visualizar el vídeo, el programa volvió a conectar con plató. Allí se pudo ver cómo el presentador no podía aguantarse la risa y le echaba la culpa de esto a uno de sus compañeros: «¿De qué te ríes, Celenin?», preguntó al compañero, tratando de disimular las carcajadas que le causó el anuncio.
Y continuó en el uso de la palabra «A lo mejor, lo que hay que hacer es subirles los sueldos a los camareros», dejó caer. Tras las palabras del comunicador, Celenin explicó el motivo de sus carcajadas con una reflexión sobre esta campaña: «Estaba pensando que, con cómo está ahora el patio, cómo se secunde la idea de que los políticos en vez de cobrar vivan de las propinas que le den los ciudadanos, mala cosa para ellos», afirmó
Hoy, 28 de diciembre, celebramos el Día de los Santos Inocentes
No me extraña nada la evolución de dicha conmemoración si tenemos en cuenta la facilidad que tenemos por estos lares de acoger y adoptar todas aquellas costumbres, ritos y festividades de origen religioso de los que nosotros solo asumimos y hacemos nuestro el lado festivo, mientras desechamos todo sesgo religioso. Valga como ejemplo más actual y reciente la fiesta del Halloween, (¡Atención a los hechos ocurridos en el barrio!) cuyo aspecto lúdico-festivo ha sido impulsado y publicitado con fervor por el comercio, hostelería, discotecas, etc., necesitados como están de un nuevo motivo de consumo masivo para hacer caja.
Pues bien, sin caer en la tentación de gastarles una broma en un día tan marcado, les quiero comentar que, en mi opinión, los consumidores somos los destinatarios de bromas e inocentadas a lo largo de todo el año.
El pasado puente de la Inmaculada, Tolosa celebró su ya habitual fiesta de la txuleta en la que se implican hosteleros, autoridades y otros agentes con una fiesta gastronómica que congrega a mucha gente y donde el plato estrella es la txuleta de vaca vieja llegada de centroeuropa. En todos los actos y en toda la promoción turística del evento aparecían leyendas y carteles donde se mezclaban términos como Tolosa Gourmet y Txuletaren Festa y, con dicha mezcolanza, se daba a entender, quizás me ocurra a mí solo al ser duro de mollera, que la txuleta era de aquí. Algo similar me ocurrió al ver anunciada carne gallega como Basque Txuleta en una feria barcelonesa.
Las sopas y purés de varias empresas agroalimentarias, verdaderas multinacionales de la alimentación, sin más patria que su propio bolsillo, que nos bombardean con su publicidad hasta el punto de hacernos creer que el puré, crema o sopa en cuestión es tan casero como la crema de calabaza que mi amiga Bakarne hace con la calabaza de su caserío, o como la sopa de pescado que hace mi suegra. Pues no, me niego a tragarme tales artimañas publicitarias que nos toman como pardillos y me rebelo ante tanto desmadre de términos, marcas, marquitas y coletillas publicitarias que nos pretenden colar trolas como que el pan de la mayor cadena de panaderías del territorio sea artesanal o que el salchichón es casero por mucho que la empresa se llame Casa…
Unos apelan al origen, otros al modo elaborar (casero, artesano, obrador, etc.) y otros a tradiciones centenarias que, en la realidad, se las pasan por el forro de su bolsillo pero que su simple mención les acarrea pingües beneficios a la industria que los elabora. No quiero caer en simplismos puesto que soy consciente de que la industria agroalimentaria ha mejorado mucho, pero no es menos cierto que el término casero es para lo elaborado en casa o caserío; artesano para lo elaborado artesanalmente; y nada hay más sabroso que esos platos elaborados con los productos propios o del baserritarra vecino y con el cariño y la paciencia que todo plato artesano requiere.
Dicen algunos gurús que la mejor garantía de que las generaciones futuras sepan valorar los productos de calidad y que se preocupen por su pervivencia es que sepan y les guste cocinar, puesto que en el caso contrario, recurrirán a productos elaborados y platos precocinados por la industria agroalimentaria por lo que, una vez más, volvemos al inicio, cayendo en sus garras y siendo pasto de sus inocentadas.
In-nocentia significa en latín ausencia de daño. Inocencia es tener el corazón indemne, entero y sano, a pesar del daño sufrido y del daño infligido, pues todos hemos hecho daño y nos lo han hecho. Inocencia es reconocer y sentir el daño infligido, y estar dispuesto a excusar el recibido. Inocencia es seguir creyendo en la bondad ajena y propia como la verdad más profunda, a pesar de todo. Inocencia es la bondad que no mide méritos ni controla resultados.
La Comunidad Vasca lanzó ayer una campaña publicitaria que hace un llamamiento «a dejar propina» en los locales de hostelería. Bajo el lema ‘Yo dejo propina’, el gobierno de Urkulli ha emitido un anuncio que pide a los ciudadanos que dejen algo de dinero extra cuando paguen la cuenta del bar. Según el anuncio, este acto es lo que permite que se cumplan «los pequeños sueños» e «ilusiones» de los profesionales del sector.
«Ha llegado la hora de volver a hacer sonar las campanas de nuestros bares y restaurantes», señala la locución de este anuncio, que explica lo que hacen con la propina diferentes camareros, como pagar unas clases de inglés, de piano o poder hacer un regalo.
«Una campaña que nos ha sorprendido a todos», señaló el presentador de ETB, mientras daba pasó al correspondiente anuncio, creado por la Comunidad de Euskadi. Tras visualizar el vídeo, el programa volvió a conectar con plató. Allí se pudo ver cómo el presentador no podía aguantarse la risa y le echaba la culpa de esto a uno de sus compañeros: «¿De qué te ríes, Celenin?», preguntó al compañero, tratando de disimular las carcajadas que le causó el anuncio.
Y continuó en el uso de la palabra «A lo mejor, lo que hay que hacer es subirles los sueldos a los camareros», dejó caer. Tras las palabras del comunicador, Celenin explicó el motivo de sus carcajadas con una reflexión sobre esta campaña: «Estaba pensando que, con cómo está ahora el patio, cómo se secunde la idea de que los políticos en vez de cobrar vivan de las propinas que le den los ciudadanos, mala cosa para ellos», afirmó