A volandas de las niñas, niños, amas y aitas, de la Aiete Ikastetxea, el Olentzero hace su primera parada en el lugar, en el que, en unos días, empiezan las obras para la construcción del nuevo edificio escolar, que nos anunciaron ahora hace justo un año ¡Y bien que lo celebramos!
Un Olentzero de intensa cara roja y los ojos bien abiertos, hecho, como manda la tradición, por las hábiles maños de estas hermosas criaturas. Les unía, era evidente, un intenso amor.
Y era una gozada ver a esa pequeñas personas llevar en volandas, con tanto mimo, a este personaje mitológico tan unido a nuestra escuela pública de Aiete.
La txapela de un niño le tapa la txapa de “no a los recortes”, pero conste que el carbonero es portador de este mensaje. Sigue siendo un antisistema