y solamente dejemos
el diamante puro, para
incorporarlo al recuerdo,
al sol de hoy, al tesoro
de los mirtos venideros…
¡Sólo a la guirnalda sola
de nuestro infinito ensueño,
lo ardiente, lo claro, lo áureo,
lo definido, lo neto!
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ