Susan George se ha referido en más de una ocasión al acuerdo comercial que Bruselas y Washington negocian con sigilo («El Tratado de Libre Comercio-TTIP») como el «tratado vampiro», y este martes ha expuesto su «estrategia Drácula» para acabar con el monstruo: «Si sacamos el vampiro a la luz del día, retrocede y se muere».
Con estas palabras, la directora del Transnational Institute de Ámsterdam y una de las caras más conocidas en la lucha contra polémico acuerdo comercial ha sintetizado las ideas y la estrategia a seguir que la Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL) ha desgranado este martes en Bruselas: aún es posible parar el acuerdo, sólo hay que revelar su verdadera naturaleza, incidir en la letra pequeña de la alianza que la UE y EEUU intentan vender agarrándose a los números más optimistas de un estudio económico elaborado en 2013 sobre los supuestos beneficios económicos que conllevaría para los ciudadanos. «En la hipótesis más optimista esto equivaldría a un café por europeo en el año 2017. Otros estudios avisan de la destrucción masiva de puestos de trabajo», rebate George. «Tenemos que dejar claro el contenido del TTIP a todos los ciudadanos europeos», zanja.
Las negociaciones sobre el TTIP comenzaron hace año y medio, y el grupo parlamentario al que pertenecen IU o Podemos lleva desde entonces mostrando su rechazo al polémico tratado. La presidenta del GUE/NGL, Gabi Zimmer, no ha podido ser más clara: «Nos estamos negando. El GUE está a favor del comercio, pero justo y equitativo. Con el CETA y el TTIP no se trata del comercio, se trata de la democracia, de los derechos sociales y del medio ambiente». Este martes, su grupo parlamentario se ha rodeado de expertos, representantes sindicales y políticos de ambos lados del Atlántico para explicar su posición y mostrar sus cartas: van a seguir advirtiendo de los peligros del TTIP para que la ciudadanía europea exija que sea rechazado, como ocurrió en 2012 con el polémico Acuerdo Comercial de Lucha contra la Falsificación, ACTA.
¿Quién va a beneficiarse de esta generación de riquezas? ¿qué grado de afectación en el bienestar de la población tendrán las medidas respecto de los servicios públicos? ¿puede provocar el TTIP una reducción de los derechos laborales?
Conservadores, Socialistas y Liberales defienden los supuestos beneficios del TTIP en la Eurocámara, pero se muestran más reacios a reconocer la falta de transparencia de las negociaciones, o a discutir sobre la cláusula de protección de inversiones (ISDS) que incorpora, y que permitirá a las empresas inversoras demandar a los estados ante paneles arbitrales, y no ante los tribunales nacionales, de considerar perjudicadas sus inversiones por los cambios normativos que realicen estos estados.
Suelen omitir también la existencia de un Consejo de Cooperación Reguladora en el TTIP: una suerte de mesa de negociaciones a la que se sentarán las empresas después de la ratificación del acuerdo, para seguir negociando sobre la marcha distintos aspectos del tratado. Eso, por no hablar del principio de reconocimiento mutuo de estándares que se aplicará en distintos sectores: la UE y EEUU darán por buenos los estándares del contrario en varias áreas en las que interpretarán que estos son similares, por lo que los menos exigentes prevalecerán junto a los más duros, reduciéndose de facto este nivel de exigencia normativa.
«Se van a intentar cargar la regulación. Poco importa lo que sufran los ciudadanos, lo importante es sacar tajada del acuerdo» «Cuando la gente sepa sobre el TTIP tendrá motivos para rechazarlo» «No quiero que entremos a negociar un aspecto u otro: se tiene que rechazar en su totalidad» “el mayor efecto del TTIP será climático: Hablamos de la vida sobre la Tierra». «El TTIP apoya el petróleo, el fracking, dará acceso sin restricciones a las materias primas, a lo que está en el suelo», explica George, presidenta del think tank Transnational Institute en Ámsterdam
George sostiene que el acuerdo puede dejar sin trabajo a 2 millones de pequeños agricultores en la UE y facilitar una explosión de casos de demandas a estados gracias al ISDS, además de permitir a las empresas imponer de facto una nueva legislación laboral, o de abrir la puerta a las privatizaciones.
«He estado viviendo con el acuerdo NAFTA [México, Canadá y EEUU]. Los europeos tienen muchas razones para estar preocupados», asegura Scott Harris, de la ONG Consejo de Canadienses. El activista denuncia que el mecanismo de protección de inversiones del acuerdo NAFTA ya ha llevado a Canadá ante tribunales arbitrales en 35 ocasiones desde 1994, con el consiguiente desembolso de más de 136 millones de euros en costear estos procesos y pagar indemnizaciones.»En Canadá no hay medidas sociales desde que se aprobó el acuerdo», lamenta.
Harris coincide también con el resto de expertos en que el ISDS únicamente sirve para «dar ventajas a las empresas a las extranjeras», y asegura que el mecanismo afecta a la función regulatoria de los estados. «El derecho a regular no se protege con estos acuerdos, lo vemos en los australianos, en sus intentos por limitar a las tabacaleras. Cada vez vemos más ejemplos de que se está intentando usar el ISDS contra los estados». «El simple hecho de que alguien pueda llevarte ante este mecanismo hace que el Gobierno no legisle, que tenga miedo. En Canadá lo estamos viendo con la moratoria del fracking», afirma.
Harris: «El simple hecho de que alguien pueda demandarte hace que el Gobierno no legisle, que tenga miedo» El activista asegura que hay «aspectos paralelos» entre algunos de los capítulos del TTIP o el CETA, y sostiene que en esencia este tipo de alianzas suelen buscar el mismo objetivo: beneficiar a las empresas y apuntalar el modelo neoliberal. «Quieren hacer posible lo que hoy no lo es: entregar el poder a las multinacionales»,
«El NAFTA tiene un capítulo sobre energía, el de Reparto Proporcional. Establece Canadá no puede reducir la producción de energía que se exporta a EEUU: estamos atados a un plan energético con ellos», denuncia Harris.
El Europarlamento, mero observador
Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción, recuerda que el presidente Barack Obama tiene intención de saltarse al Senado y al Congreso estadounidenses para acelerar la firma del acuerdo, pero previsiblemente no logrará el apoyo necesario, ya que muchos demócratas y republicanos ven con recelo varios aspectos del tratado.
El PP ha registrado una PNL en la que insta al Gobierno a presionar para concluir las negociaciones
Mientras gobiernos como el de Merkel o Rajoy presionan para acelerar el acuerdo, la oposición a la alianza crece: los sindicatos mayoritarios europeos se niegan a ponerse al nivel de un país que no acepta las directrices de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), las fuerzas políticas denuncian la opacidad de las negociaciones, el enorme peso de los lobbies en las reuniones y el poder que el acuerdo brindará a las empresas , y las organizaciones sociales de los distintos países intentan establecer estrategias comunes, al tiempo que realizan demostraciones de fuerza.
Ya han logrado reunir dos millones cien mil firmas en contra del acuerdo en dos iniciativas ciudadanas europeas distintas: Bruselas ni siquiera permitió el registro de la primera, y la Plataforma europea Stop-TTIP entregó el millón cien mil firmas recabadas para la segunda en la sede de la Comisión Europea este martes, como regalo a su presidente, Jean Claude Juncker, que el mismo día celebraba su 60 cumpleaños.
El Europarlamento ni siquiera puede jugar un papel de observador, ya que sólo siete eurodiputados tienen acceso a algunos de los documentos de las negociaciones, y únicamente se limitará a aprobar o rechazar un tratado que previsiblemente también pasará por los parlamentos nacionales.
La pelota queda en el tejado de la Comisión, que lleva meses desarrollando una tímida estrategia de blanqueo de imagen del acuerdo que según los expertos reunidos por el GUE se intensificará entre enero y febrero, cuando tendrá lugar la octava ronda de negociaciones. La comisaria de Asuntos Interiores, Cecilia Malmström, promete más transparencia, y asegura que desde el 1 de enero todos los eurodiputados podrán acceder a una parte de los documentos -no a los datos más sensibles-, mientras Francia sostiene que no ratificará el acuerdo si este incluye una cláusula de protección de inversiones ISDS.
Lola Sánchez busca la cooperación
Decenas de eurodiputados y representantes políticos han acudido este martes al seminario del GUE. Tras las conferencias, europarlamentarias como Marina Albiol (IU) se han rodeado de expertos para celebrar talleres sobre distintos aspectos del TTIP. Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos, ha coordinado un seminario al que han asistido varios miembros de IU, además de representantes de movimientos sociales contra el TTIP españoles, italianos o británicos. La idea es coordinar a las distintas iniciativas para organizar actos internacionales en protesta contra el tratado, además de desarrollar seminarios y discutir técnicas con las que introducir el acuerdo en la agenda pública. Los participantes en el seminario anticipan que las acciones contra el TTIP no han hecho más que empezar, y que 2015 es un año fundamental en su lucha contra el polémico tratado, mientras Bruselas y Washington pisan el acelerador para lograr que llegue a buen puerto antes de que sea posible pararlo.