La campaña electoral griega ya ha comenzado… en Alemania.

angela-merkel-Chantaje a los griegos. Merkel tiene prisa por decirles qué es lo que deben votar

No es sólo que al poco de conocerse la convocatoria de elecciones anticipadas en Grecia, el ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble, anunciara que el vencedor tendría que continuar con la política del anterior Gobierno. Ahora hay una amenaza directa y clara. En este juego del ‘chicken game’ (veamos quién se aparta primero para evitar un choque frontal), Berlín tiene prisa por encender las luces y pisar el acelerador.

Este fin de semana, Der Spiegel informa que el Gobierno de Merkel considera que es casi inevitable la salida de Grecia de la eurozona en el caso de una victoria de Syriza en las urnas. No se trata de dar la voz de alarma, más bien de lo contrario. No pasa nada. Los griegos no tienen capacidad de presión. Según la información de la revista, que cita fuentes (anónimas) del Gobierno, Merkel y Schäuble creen que la eurozona podrá afrontar sin problemas una hipótesis que siempre se ha considerado catastrófica, tanto para los griegos como para algunos países de la periferia europea.

«El peligro de contagio es limitado porque Portugal e Irlanda están ya rehabilitadas», dicen esas fuentes. Además, sostienen que la eurozona cuenta con mecanismos, como el ESM, preparados para solventar posibles problemas financieros de algunos estados de la eurozona.

Es un mensaje a los votantes griegos para dejarles claro que su decisión ante las urnas es irrelevante, o que si se atreven a desafiar a Merkel, el castigo será terrible. Hemos llegado a un punto en la construcción de la muy democrática Europa en el que la cita de las urnas es en el mejor de los casos un evento intrascendente con el que no hay que molestar a los dueños del imperio.

Hay políticos alemanes que no necesitan esconderse tras el anonimato. «El tiempo en que teníamos que rescatar a Grecia se ha acabado. No hay ninguna posibilidad de que haya más chantajes. Grecia ya no tiene una importancia sistémica para el euro», dijo el miércoles Michael Fuchs, número dos del grupo parlamentario del partido de Merkel. Si un Gobierno de Syriza se niega a continuar con la austeridad, dijo Fuchs, «la troika deberá cortar el crédito a Grecia». Mira quién habla de chantajes.

No hay que llamarse a engaño. La soberanía de Grecia es un concepto discutible desde que tuvo que ser intervenida y rescatada por la troika. Pero no estamos en la Edad Media ni en la Segunda Guerra Mundial. El país no ha sido invadido por un imperio –esa es al menos la versión oficial– y los ciudadanos tienen derecho a elegir su Gobierno y su destino. Como mínimo, cuentan con los mismos derechos que Merkel asigna a los ucranianos en su conflicto con la Rusia de Putin.

Todos sabemos que legalmente ningún país puede ser expulsado de la eurozona. Estas amenazas se basan en la idea de que si Grecia hace reclamaciones intolerables, Alemania enviará a su milicia armada para sofocar la rebelión o castigar a los insurgentes, que no es otra que el BCE. Cortar los fondos que dan liquidez a los bancos griegos, y que impiden que caigan en la insolvencia, sería el arma definitiva que hundiría el sistema financiero y dejaría a Atenas sin más opción que nacionalizar los bancos, borrar de los libros la deuda externa, abandonar la eurozona y recuperar la dracma.

El problema para Merkel no es que Syriza haya adoptado una posición radical con la que esté dispuesta a hundir la eurozona con tal de conseguir sus propósitos. Tampoco pretende sacar al país de la eurozona, entre otras cosas porque desde hace tiempo los griegos afirman en los sondeos, con porcentajes superiores al 60%, que no están, lógicamente, a favor de esa salida que sólo puede ser traumática.

Alexis Tsipras propone cambiar los términos de una política que ha hundido a Grecia en una depresión. Un país con una deuda por valor del 175% del PIB está hundido en un agujero del que no puede salir, tampoco con la triste recuperación anunciada por el Gobierno de Samaras que no es tal en un país con un 25% de paro y un 37% de personas viviendo bajo el umbral de pobreza. La renegociación de esa deuda es imprescindible, como bien sabe el FMI, porque nadie puede devolver cantidades superiores al 100% en estas circunstancias económicas. Rescatar a un país en bancarrota siempre pasa por reducir una parte muy importante de esa deuda, a menos que se haya decidido que ese país debe asumir esa carga para salvaguardar así la reputación financiera de sus vecinos.

El economista griego Yanis Varoufakis lo explica muy bien en esta entrevista en la que recuerda de dónde procede la auténtica amenaza contra Syriza, o contra Grecia a partir del 25 de enero. No vendrá de los mercados, porque –por si es necesario recordarlo– el país está en bancarrota. «No, la amenaza a un Gobierno de Syriza viene del BCE, de la UE y de Berlín. Hay muchas posibilidades de que días después de las elecciones nuestros socios europeos, desafiando los principios más básicos de la democracia y de la lógica, amenacen al nuevo Gobierno de Atenas con el cierre del sistema bancario griego a menos que se incline ante su voluntad. Eso es mucho, mucho peor que ser aterrorizado por los mercados. Los inversores tienen todo el derecho a pedir altos tipos de interés a cambio de su dinero. Los gobiernos democráticos y los responsables no electos de los bancos centrales no tienen ningún derecho a amenazar a un Gobierno recién elegido con un Armagedón si se atreve a pedir una renegociación de un acuerdo insostenible con la UE, el BCE y el FMI».

Quizá al final sea mejor un mal acuerdo que no satisfaga por completo a griegos y alemanes que un buen pleito para el que ni la eurozona ni la moribunda economía de Grecia estén preparados. Lo que no es tolerable es una guerra de religión con la que Berlín pretenda imponer a los ciudadanos griegos (y españoles, italianos y franceses) la continuación de la teología de la austeridad cueste lo que cueste. Si las únicas urnas que cuentan son las alemanas, ¿para qué vale la democracia en el resto de países?

Iñigo Sáenz de Ugarte

4 comentarios en “La campaña electoral griega ya ha comenzado… en Alemania.”

  1. Syriza propone cancelar parte de la deuda griega y nacionalizar servicios básicos
    Crecimiento económico y fin de la austeridad. Estos son los dos pilares sobre los que se asienta el programa electoral de Syriza, la coalición de la izquierda griega. En un estadio de Neo Fáliro repleto, cerca de Atenas, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, arrancó este sábado la campaña del partido con la presentación del programa, que centra su peso en la economía para salvar un país cuya deuda pública alcanza ya el 177% del PIB y cuyos servicios públicos han quedado devastados por los recortes exigidos por la Troika. La receta de Syriza se basa en la cancelación de una parte de la deuda externa de Grecia, así como la nacionalización de servicios básicos privatizados como el agua y la electricidad.
    La formación fija en 1.300 millones de euros la cantidad necesaria para cubrir las necesidades básicas de la población que se encuentra bajo el umbral de la pobreza, 3 millones de griegos de un total de 11 millones. Para obtener esa cifra, Syriza plantea centrarse en la lucha contra la evasión fiscal, que supone el 25% del PIB cada año, así como impulsar una reforma que redistribuya los ingresos del Estado. Lo que más preocupa a las instituciones europeas es su intención de pedir una quita de parte de la deuda, que, expresó Tsipras, resulta “imposible de pagar”. Esta quita podría llegar al 50% del total, según el equipo de expertos que asesora al partido.
    Entre las propuestas de la coalición de izquierdas está también la de recuperar servicios básicos que fueron privatizados en el pasado, tales como el agua, la electricidad y el transporte. También se prevé la posibilidad de nacionalizar algunos bancos, donde según señala Syriza ha acabado el 75% de los préstamos de la Troika. La nacionalización de algunas entidades bancarias permitiría inyectar dinero a la economía real para impulsar el crecimiento, básico para abonar la parte de la deuda que quede una vez reestructurada.
    Por otro lado, Syriza plantea un programa de creación de empleo y una reforma de las administraciones del Estado dirigida a “terminar con el clientelismo”.

    En el discurso de Tsipras, ante un auditorio entregado, no faltaron las menciones a los aires de cambio que han aparecido en otros países europeos, como España, donde citó a “Podemos e Izquierda Unida”. El líder de Syriza instó a los ciudadanos a no dejarse impresionar por “los datos demoscópicos, ni las amenazas de Europa, ni las provocaciones”, y criticó la “propaganda del miedo” que propugna que, con estas medidas, Grecia quedaría fuera del euro y en quiebra.

  2. Rena Dourou (Atenas, 1974) gobierna desde el pasado 1 de septiembre la región griega del Ática, una extensión mayor que Malta o Luxemburgo y similar a la de Bélgica. En este enorme territorio, que genera el 35% del PIB nacional, vive el 40% de los 11 millones de griegos y, lo que es más importante de cara a las urnas, vota el 30% del censo. En las regionales de mayo lo hicieron mayoritariamente (50,8%) por ella, es decir, por Syriza, el partido al que pertenece y que lidera las encuestas ante los comicios anticipados del próximo día 25. “No nos votaron porque les prometiéramos el cielo y las estrellas, sino porque les dijimos la verdad”, subraya.

  3. Yo no soy muy lista, pero siempre me he preguntado si la estupidez de los bancos alemanes a la hora de prestar dinero a Grecia no tendría que pagarla los alemanes, por lo menos, los alemanes ejecutivos de esos bancos. ¿No habrán prestado los bancos alemanes por encima de sus posibilidades?

  4. Me han venido a la cabeza aquellos versos escalofriantes con que concluía «El tambor de hojalata» que vimos en aquellas tertulias de Lola, pero por aquel entonces en el Topaleku
    Negra, la Bruja Negra estuvo siempre detrás de mí
    Ahora también se me aparece por delante ¡negra!
    Vuelve al revés el manto y la palabra ¡negra!
    Me paga con dinero negro ¡negra!
    Mientras los niños cantan y no cantan:
    ¿Está la Bruja Negra ahí? ¡Sí, sí, sí!”
    Y me imaginado a las niñas -sobre todo del Sur de Europa- cantando estos versos mientras saltan hacen figuras geométricas con la goma Y entretanto sus mayores sonríen tristemente y piensan en Merkel
    ¿Por qué no podrían ser estos versos de Grass una CANCION PARA JUGAR A LA GOMA?
    En la calle veinticuatro
    ha habido un asesinato
    una vieja mata un gato
    con la punta del zapato
    pobre vieja, pobre gato
    pobre punta del zapato.

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