Txertubi, Matxain, un nuevo bolatoki en su memoria

IMG_6704De Matxain, campeón de toka, algo dejamos escrito el 1 de julio de 2013, en esta misma web.

Ahora vamos a hablar sobre «Txertubi, siempre con la txapela bien calada, te merecías un recuerdo», un bello afiche de piedra, tallado con una tipografía típicamente vasca, que representa la foto adjunta, tomada del Bolatoki de Aiete, próximo a ser restaurado. (Sobre esto escribiremos otro día)

Txertobi, Hipólito Olaizola, destacó en dos facetas diametralmente opuestas: por un lado, como contratista de obras, participando en proyectos de aquel San Sebastián de la Belle Epoque que hoy conforma el principal tesoro patrimonial de la ciudad.

Javier Sada, en su libro ‘Historia de la ciudad de San Sebastián a través de sus personajes’ le dedica un breve párrafo: «En 1924 le fueron adjudicadas las obras de embellecimiento y reforma de la playa y jardines de Ondarreta, hasta entonces campo de maniobras del ejército». Olaizola también colaboró en la construcción de la torre del Buen Pastor y la estación de tren de Zumárraga.

Pero la placa-homenaje del Jolastoki está colocada por su afición y maestría como jugador de bolos. Fue tan intenso el recuerdo que dejó en Aiete que, 40 años después de su muerte, le dedicaron el rótulo de la foto.

Hipólito Olaizola, fallecido en trágicas circunstancias en el año 1925; no fue hasta 1967, casi medio siglo después, cuando se creó el homenaje.

El accidente ocurrió el 15 de enero de 1925. Pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana, un camión, con la matrícula de San Sebastián número 1.854, abandonó una de las canteras de piedra arenisca que había en el monte Igeldo. Transportaba siete toneladas de bloques y en su interior viajaban tres personas: el propio Hipólito Olaizola, un peón llamado Daniel Arcocha y el hijo político del primero, Alejandro del Castillo que llevaba el volante. Fue éste el primero que se percató de que los frenos del vehículo no respondían, circunstancia agravada por el hecho de que, según recogían los periódicos de la época, el camión bajaba en punto muerto. Así, cuando llegaron a la curva de Txapaldegi Berri (situada a la altura del número 72 del Paseo de Igeldo, donde actualmente se encuentra el acceso al hotel Avenida), el conductor no pudo girar a la izquierda por ir a demasiada velocidad y el vehículo se precipitó terraplén abajo.

Daniel Arcocha, de 23 años, pudo saltar a tiempo «librándose gracias a esa determinación suya de una muerte segura», decía el periódico La Constancia. Castillo y Olaizola «no pudieron o no quisieron hacer lo mismo» y permanecieron en el interior del vehículo que dio varias vueltas de campana por el barranco, lanzando los bloques de arenisca con fuerza, como si se tratara de una catapulta. De hecho, el periódico El País Vasco apuntó que algunos de los fragmentos fueron propulsados por este método unos 50 metros del lugar del accidente. El peón Daniel Arcocha, que saltó del camión a tiempo, apenas sufrió unas leves abrasiones. A consecuencia del impacto, Hipólito Olaizola quedó malherido e inconsciente, y fue trasladado al cuarto de socorro de la calle San Marcial, muriendo poco después. Alejandro del Castillo, casado recientemente con la hija de Hipólito y con apenas 26 años falleció inmediatamente. Su mujer, Milagros, apenas contaba con 19 años y estaba embarazada de la que sería la madre de Isidoro Fernández, que quizás pueda ahora esta leiendo estas líneas, que le dedicamos con cariño. Su ama perdió en un mismo día a su marido y a su padre, convirtiéndose en viuda y huérfana.

Las huellas del trágico accidente todavía pueden rastrearse sobre el terreno. La fatídica curva sigue ahí, aunque la mejor forma de calibrar el dramático suceso es acercarse a la confluencia de la Avenida de Tolosa con la calle Antonio Gaztañeta y, desde allí, dirigir la mirada al monte Igeldo y apreciar el barranco por el que se despeñó aquel camión marca U.S.A cargado de piedra arenisca.

2 comentarios en “Txertubi, Matxain, un nuevo bolatoki en su memoria”

  1. isidoro fernandez

    Soy Isidoro Fernández.Agradezco de corazón el artículo dedicado a mi bisabuelo Hipólito.
    He leido el libro de Berriochoa donde se hace una referencia a él…
    Tal vez los recuerdos familiares estén confundidos y semiolvidados,pero teníamos la idea de que la familia de Hipólito,los Olaizola-Aguiire provenían del caserío de Santa Teresa…
    Un saludo.

  2. Como sabes este es un vehículo para la comunicación entre nosotros.
    Seguro que Pedro ha podido leer tu comentario. El ha bebido, se ha sumergido, literalmente, en decenas de fuentes de las que hoy habitan en el barrio de Aiete y de la ciudad, muchas de origen oral y puede haber confusión en la memoria, como dices.
    En todo caso es un placer contar con tu escrito.
    Seguiremos jugando a bolos en el Jolastoki y recordaremos a Txertubi

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