Este jueves día 4, después del Teleberri de las nueve, se emitirá en ETB, el programa de humor ‘Vaya Semanita’ con nuevos sketches y el título “Resacón en las Urnas”.
Uno de los sketch comenta, con su socarronería habitual, los resultados electorales de Izquiera Unida. En el texto hay una referencia a Madrazo y a la delirante patraña montada por su grupo en las recientes elecciones municipales en Bilbao.
Para que el espectador guipuzcoano conozca el fondo de la ironía, le adelantamos esta información.
En Bilbao, “Ganemos”, camarilla de Madrazo, se ha hecho pasar por Podemos y ha logrado dos concejales en el Ayuntamiento
Podemos (Vanesa Baños) se presentaba junto a Equo (Carmen Muñoz) y Ezker Anitza (Amaia Arenal), en la candidatura de confluencia Udalberri, que se ha quedado con otros dos concejales.
El engaño y maquinación de Madrazo se ha hecho posible porque Francisco Samir Lahdou y María Concepción, los dos concejales electos, por Ganemos, estaban dados de alta en Podemos. ¡Pasmosamente patético! Han conseguido entrar en el ayuntamiento gracias a una candidatura fulera que jugaba no ya al despiste sino al engaño puro y duro bajo la denominación de «Ganemos» con el añadido además de «Sí se puede«.
Abran paréntesis para reflexionar sobre el voto informado y consecuente del personal, que regaló más de 10.000 sufragios a una manga de rufianes, de los que un par se han hecho con un curro guapo para cuatro años.
Udalberri ha sacado 13.790 votos y Ganemos 10.471.
El colmo de la manipulación lo representa una foto trucada en la que aparecía el líder de Podemos en el cartel de la pandilla de Madrazo, Ganemos-Sí se puede.
Este pérfido y siniestro hecho, le da la razón a Pablo Iglesias y a la dirección de Podemos sobre el riesgo de infiltraciones en las listas municipales. Pero también advierte a las generosas personas que se acercan al compromiso y a la lucha política, que ni es oro todo lo que reluce, ni tampoco son mejores que aquellas compañeras y compañeros que llevan luchando, incluso décadas, por los mismo objetivos que ahora, felizmente, empiezan a descubrir en los círculos de Podemos. De hecho sufrieron antes que ellos las bribonadas del taimado personaje.
El problema que Madrazo, experto en provocar destrozos en la izquierda, deja en Bilbao, es la estocada que da a las formaciones de unidad popular. En Bilbao se había apostado por la confluencia como ha ocurrido en Barcelona con Ada Colau o en el Ahora Madrid de Manuela Carmena. Ahora costará mucho levantar cabeza.
Javier Madrazo es ex líder de Ezker Batua, ex socio del PNV en los gobiernos de Juan José Ibarretxe y de Iñaki Azkuna, manchado por la sombra de las prácticas irregulares y el mercadeo político, artífice de la dolorosa escisión de la IU vasca y con quien la renovada Ezker Anitza no tiene nada que ver. Madrazo hoy maneja un grupo que ha bautizado con el nombre Ezkerra. Este sujeto empezó a dejarse ver por el círculo de Podemos en Rekalde y hoy controla el de Santutxu.
El tufo de su siniestra sombra vagó, un momento, en el sketch dedicado a Izquierda Unida
Se ha hecho como si en la pancarta rezara la leyenda «Gora ETA».
Se ha hecho como si la pancarta la exhibiera el héroe, no el villano, de la obra.
Se ha hecho como si la obra no se hubiera representado antes en Granada.
Se ha hecho como si los niños madrileños supieran leer «Alka» y deducir que se refiere a Al Qaeda, como si supieran qué es «ETA» -probablemente ni habían nacido la última vez que mató- y como si conocieran el significado de la expresión euskérica «Gora», sin la cual no existe ‘enaltecimiento’.
Se ha hecho como si la denominación «Alka ETA» no la hubiera acuñado de facto la prensa y los políticos que empeñaron lustros en atribuir el 11-M a tan imaginaria organización terrorista.
Se ha hecho como si cada actor que interpreta a un asesino se dedicara en realidad a quitar vidas y como si cada actor que muere en una película pasara efectivamente a mejor vida en la realidad.
Se ha hecho como si Bruno Ganz asumiera la ideología nazi.
Se ha hecho como si el juez Ismael Moreno no tuviera más remedio que actuar de la forma en la que ha procedido.
Se ha hecho como si todos los jueces y fiscales que en las últimas décadas han visto impávidos cómo en rodajes y filmaciones los extras se manifestaban al grito de «gora ETA militarra» hubieran incurrido en un delito de prevaricación a causa de su pasividad.
Se ha hecho como si a ninguna asociación le hubiera molestado que en ‘Vaya semanita’ guardias civiles y etarras bailaran al son de los Village People o como si las marionetas de los ‘batasunis’ no escenificaran la quema de contenedores.
Se ha hecho como si de las consideraciones estéticas, o morales se dedujeran figuras delictivas. Como si el hecho de tener o no gracia determinara el ingreso o no en prisión.
Se ha hecho como si los titiriteros pudieran huir a algún país extranjero sin convenido de extradición con España, pasar a la clandestinidad, destruir las marionetas y todas las grabaciones existentes de la obra o ponerse a representar la pieza compulsivamente en cuanto los soltaran.
Se ha hecho como si los titiriteros hubieran gritado «Gora ETA», equiparándolos frívolamente a cualquiera que efectivamente haya gritado «Gora ETA».
Se ha hecho como si cada vez que pones en escena a «un hijo de puta» fuera obligatorio aclarar que estás interpretando a un «hijo de puta». El actor Francesc Orella lo hizo. Innecesariamente: interpretaba a Galindo
J.
No quiero comprometer a Lantxabe, porque si yo escribiera aquí lo que de verdad pienso de Jorge Fernández Díaz, correría el riesgo cierto de que el susodicho cerrara esta web. Llámenme exagerado, pero precedentes hay un huevo y medio, y alguno bien reciente. Cuídense, por favor, de decir en voz alta lo escrito, ni mucho menos, dejar constancia documental, no vayamos a tener un disgusto serio.
También es verdad que, tratándose del ministro de la triste figura -esto no es delito, ¿verdad?-, no hay que recurrir al diccionario para calificarlo. Bastan y sobran sus hechos acreditados, entre los que recuerdo su propensión a condecorar a Vírgenes o su confesión de que tiene un ángel de la guarda (no es metáfora) llamado Marcelo que le ayuda a aparcar el coche.
Y luego está su propio pico, que termina retratándolo como no lo haría El Greco. Atiendan a su penúltima piada: “Hay una agenda oculta, y lo digo así de claro porque el PNV no da un apoyo gratis a nadie, y tampoco al señor Sánchez. (…) ETA no espera nada del Partido Popular y, desde luego, lo que está esperando como agua de mayo es que hubiera un gobierno del PSOE con Podemos e Izquierda Unida apoyado por el PNV”. Me muerdo la lengua y las teclas, cuento hasta chopecientos, y en mi mente juguetona se forma una palabra que quizá acabe proponiendo a la academia española de la lengua: IdiETA, una deformación benigna de lo que lo que nos llamó a todos ayer mismo El Gran Wyoming, incluido él mismo, este que suscribe y, quizás, usted, ‘s’il vous plaît’