Gure Manuel Matxain, divina persona, ilustre txapeldun

matxainManuel Matxain Ezpeleta (1916-1999) por Pedro Berriochoa

Nació en Txabola (Txaola), junto al Jolastoki, el 13 de octubre de 1916.

Su padre, Joxe Matxain, era de Usurbil; su madre, Eustaquia Ezpeleta, de Oñati. Quizás, heredó de él su faceta exterior, la de “plaza-gizon”, y de ella, la interior: su ethos cristiano.

Era una familia humilde. No era una familia casera, solo tenían huerta y unas gallinas, pero vivieron en un denso ambiente rural. Sus hermanos Santi e Iñazi murieron siendo niños. Antxoni, la mayor, una gran costurera, falleció en 1990. Su hermano menor, Miguel, hombre ligado al PCE, escapó a Francia en 1941 de una manera rocambolesca. Con la dictadura ya no pudo volver, y falleció en 1973.

Sus estudios fueron mínimos y corrieron a cargo de don Cecilio Aguirre, el cura de Aiete. A los 10 años empezó a trabajar en una carnicería de San Sebastián. A partir de los 13 años, y hasta su jubilación con 64 años, trabajó en la fábrica de baldosas de José Luis Caballero en la calle Triunfo.

Su afición por los deportes fue temprana. A partir de 1933 comenzó a correr, se integró en la Gimnástica de Ulía y obtuvo varios triunfos y trofeos. También destacó como pelotari.

Sin embargo, su gran afición fue la toca. Fue el rey de la toca durante más de medio siglo. Es un hombre ligado a la sidrería, a un mundo desaparecido de sidra, toca, bolos y bertsos. Su universidad: la sidrería de Munto.

Allá se inició con 13 años. Ganó su primer torneo en Herrera con 15 años. Hasta pasados los setenta, todos los concursantes compitieron por el 2º y el 3º puesto. El 1º siempre tuvo dueño.

Esta dulce juventud se vio truncada con la guerra civil. De ideas republicanas y socialistas, partió voluntario como miliciano en el 5º Regimiento de la UGT. No se entregó en Santoña, sino que fue tomado preso en Santander cuando cayó la ciudad, en agosto de 1937. Aquí comenzó su peregrinación por cárceles y campos de trabajo que se prolongó hasta 1943: Santoña, Miranda de Ebro, San Emiliano, Barcelona… Pasó 9 meses en casa entre 1939 y 1940, para volver a ser detenido en julio de 1940.

Volvió a casa con 27 años.

En los años 40 comenzó su otro oficio: participar en todos los torneos de toca que pudiera: Trofeo y premio. Con 28 años empezó a competir también como bolari. Cada domingo caían uno, dos o tres trofeos y premios. Se hizo con cerca de 1.000 en su dilatada carrera.

Manuel Matxain es el ideal masculino, el Aquiles que todo chico sueña haber podido ser: el hombre más ágil, con gran fuerza física, enorme destreza y una inteligencia natural forjada por su empeño autodidacta.

Empezó a escribir bertsos con cerca de 50 años, por una apuesta. En seguida, se convirtió en un activo colaborador de Zeruko Argia, La Voz de España, El Diario Vasco o Goiz Argi. Debajo de su firma, entre paréntesis, escribía: Aiete. Fue un asiduo cooperante de las secciones que tuvo Iñazio Eizmendi, Basarri, del que fue gran amigo y miembro de su famosa tertulia en el Bodegón Alejandro y, más tarde, en El Vallés.

En 1969 sus bertsos fueron recogidos en Uste gabean, dentro de la Biblioteca Auspoa propiciada por Antonio Zavala. Tras su muerte, Zavala editó otro Uste gabean en 2002, con sus bertsos hasta 1993.

Sus bertsos reflejan sus inclinaciones y valencias varias. Algunos están dentro de la temática tradicional: los deportes y deportistas rurales, el mundo rural, las fiestas, el euskara, otros bertsolaris, los agradecimientos… Sin embargo, otros tratan sobre deportistas fuera de ese ámbito, las guerras, los problemas internacionales, la injusticia social, el terrorismo…

Es a través de estos bertsos cuando Matxain nos muestra sus ideas y su estatura ética. Siempre se proclamó republicano, pero aceptó la monarquía si esta seguía los cauces democráticos. Su apuesta por la Unión Europea y por la autonomía fueron también tempranos, desde el franquismo. La democracia, la lucha contra la injusticia y la desigualdad, su vasquismo euskaltzale, su pacifismo de veterano miliciano y el cristianismo fueron los ejes de sus versos. Es destacable este último aspecto. Lejos de la tradicional advocación cristiana de los bertsolaris tradicionales, Matxain nos refleja un profundo intimismo cristiano. La defensa del pluralismo político e ideológico, vacunado de todo guerracivilismo es otro de sus rasgos distintivos.

Nunca fue un bertsolari de plaza, sino un bertsojartzaile, un bertsolari de papel. Fue uno de los últimos de aquella tradición de los bertso-paperak, para pasar a la modernidad de la prensa escrita. Obtuvo el premio Xenpelar y otros reconocimientos.

En su vida familiar, se casó en 1950 con Mª Teresa Etxarri, del caserío Erramonene de Aiete, en 1950. Tuvieron una hija, Marian, que casó con Anjel Alberdi. En 1977 nacieron sus nietos, los mellizos Íñigo y Jon Alberdi Matxain.

En 1969 fue llamado, junto a otros reputados deportistas rurales, por una televisión nipona, para participar en un programa en Japón. Recibió a medalla al mérito ciudadano en 1992. Fue homenajeado en el Bertsolari eguna de 1994 y en otros muchos lugares.

Es un personaje que concita la admiración y el cariño de todos los vecinos de entrevistados.

Manuel Matxain murió en Aiete el 18 de diciembre de 1999.

El uno de julio de 2013 publicábamos un escrito de su nieto Jon Alberdi Matxain titulado Manuel Matxain, nire aitona

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