En las pistas del Jolastoki no se ha construido un ambulatorio, sino una Bolera.
A día de hoy el barrio ha salido ganando porque, además del ambulatorio comprometido por Osakidetza (Gobierno Vasco) y Ayuntamiento (nuego Gobierno Municipal), contará con un Bolatoki en un espacio deportivo que, de esta forma, queda consolidado; con la esperanza de que sea bien utilizado por el conjunto de la juventud y los diversos grupos sociales del barrio.
No es mal inicio recuperar el juego de bolos.
En la gestión del Bolatoki colaboraran, por una parte, la Asociación Cultural Deportiva de Aiete, que en Septiembre de 2009 celebró el 50 cumpleaños de la sección de balonmano.
Esta Asociación, en los años 60 y 70, organizaba encuentros deportivos con ocasión de las fiestas del barrio (el 16 de septiembre de 1963 se produjo la inauguración oficial del Jolastoki) y, a partir de estas, se suma con ilusión a las nuevas.
En sus inicios, los fundadores del club, crearon también equipos de juego de bolos y en ellos participó nuestro admirado Manuel Matxain, aunque su especialidad fuera la Toka.
Ahora, en las instalaciones públicas del jolastoki, acaban de finalizar las obras del Bolatoki que se inaugurarán el próximo 12 de septiembre, con ocasión de las fiestas..
Y colaboran también la asociación de vecinos Lantxabe, la de jubilados Goiko Galtzara, con el impulso, fuerte apoyo y asesoramiento de la Federación Provincial de Bolos.
A día de hoy la Bolera queda pendiente de algunos toque finales a cargo de la albañilería
Breve reseña histórica y práctica de los bolos
Nadie sabe, a ciencia cierta, de cuando data el origen de esta disciplina, pero recabando información, parece que el bolo fue incorporado al País Vasco en la primera parte del primer milenio.
El bolatoki cuenta con 24 metros de largo y cuarenta centímetros de ancho.
Para el juego se colocan nueve bolos y se tira una sola vez. Derribar seis bolos se considera buena tirada. Siete muy buena. Que se derriben nueve bolos de una tacada es casi imposible. Los bolos se colocan en tres filas de tres, alineados.
La bola pesa nueve kilos y es de madera. No gana el más fuerte, ni tiene más facilidad. La clave está en la técnica.
El material lo facilitará la sección Donostia Kirolak del ayuntamiento y se renueva de año a año, porque este es un deporte de precisión, y el desgaste de la arenilla que conforma la pista, por la que rueda la bola, la convierte en prácticamente inservible.
Por otra parte los últimos bolos que se utilizaron en el Bolatoki, hace más de treinta años, están expuestos en el Centro Cultural.
Ahora el reto es hacer un equipo de bolos en Aiete.
Hay una docena de grupos federados. En la competición se realizan 8 tiradas por conjunto y se acumulan los bolos tirados. Al final de temporada, el ganador es el que más bolos ha derribado, por lo que los resultados parciales ante el rival no tienen valor en sí mismos. Una derrota derribando 48 bolos puede ser más positiva que un triunfo parcial tirando 40.
Cada bolatoki tiene su secreto, y el que lo conoce tiene más opciones de mejorar su rendimiento, una ventaja para los propios del barrio
Una de las mayores virtudes de esta especialidad es que pueden jugar simultáneamente personas de ochenta años con chavales de trece, y lo mejor es que existen posibilidades de que el joven muerda el polvo.
Los veteranos practicantes de bolos en nuestra ciudad temen por la continuidad de los bolos. Existen escuelas por Gipuzkoa, pero es necesario que la gente de Aiete venga a probar, estamos abiertos a enseñar a quien lo desee. Los bolos forman parte de la cultura deportiva de Aiete por eso habría que hacer un esfuerzo para que según pasen las generaciones se mantenga vivo.