Ver una máquina autopropulsada, sobre orugas, con una estructura capaz de girar al menos 360º (en un sentido y en otro, y de forma ininterrumpida) que excava terrenos, carga, eleva, gira y descarga materiales por la acción de la cuchara, es ¡osas de la vida el sueño dorado de aquellas personas comprometidas con los proyectos emprendidos y que tanto tiempo cuesta a los diferentes gobiernos realizar.
Soñábamos con que aquel concurso de ideas para que Munto siguiera siendo la referencia central del barrio tomara cuerpo y, tras dos largos años, ahí están la azul excavadora y la arquitecta y obreros con sus petos amarillos.
No es un milagro que estén ahí, es un sueño que la tenacidad, la perseverancia, el ir contra el molino de viento que es la administración municipal (técnica, legal y política), ha hecho realidad, para seguir soñando con nuevos proyectos, como la Avenida de Aiete, en la que la plaza de Munto es la primera piedra.
Si acaso el affaire de Munto debiera ser una lección para las personas nobles y trabajadoras que sin duda hay en el gremio de la gestión y del gobierno consistorial ¿No es triste, además de penoso y desolador, no es desesperante, estar dos años con el solar de Munto en ruinas? ¿Y con unos concejales que son ayer oposición y hoy gobierno echándoselo en cara unos a otros la indolencia culposa? ¿Cuál es el papel de los técnicos y abogados municipales?
La expectativa que se crea en el barrio, para que la voladura del caserío Munto sea reparada, y se construya una pequeña plazoleta configurada con la participación de cientos de ciudadanos ¿no es causa de dignidad, pundonor, honra, decoro, orgullo para todos los implicados, vecindad y gestores de la cosa pública?
Se puede decir que son más los vecinos de Aiete indiferentes a la plaza que los partidarios de hacerla y que se han mojado por ello, pero estos últimos corren el riesgo de caer en la decepción y el desencanto
Y, sin embargo, no podemos perder la de ilusión, desfallecer, ni caer en el pesimismo porque queda mucho por hacer. Ver las topadoras, motoniveladoras, aplanadoras, grúas torre, camión grúa, excavadoras… en la Hiru Damatxo y en Munto es un motivo de ilusión, de esperanza y, como se dice ahora, “sí se puede”, es posible hacer realidad los sueños