Para analizar las obras de arquitectura se debe esperar al final. La conclusión debe esperar a que el trabajo esté terminado. Y la plaza de Munto no va a ser una excepción.
La apariencia de la obra en la construcción del Museo Guggenheim Bilbao, museo de arte contemporáneo diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry, no podía ser más caótica y aparatosa, el resultado fue una obra de arte que obnubila las propias obras que en él se exponen.
La fusión de arquitectura y colaboración de la ciudadanía ha producido el efecto de lo que va ser, aunque pequeña, la plaza barrial más bonita del mundo.
Hoy ya podemos ver los primeros detalles
Los pequeños paseos, el escenario, el ensanchamiento de los accesos y de la propia acera de acceso y la sensación de lugar airoso y coqueto, empieza a vislumbrarse.
La vecindad debería empezar a prepararse para celebrarlo. Esta navidades quizás. Organizar alguna fiesta de reivindicación de ciudadanía y creatividad.
La pequeña plaza ofrece distintos escenarios dedicados a la interpretación, el juego, el descanso, el paseo y la memoria o cronología histórica. Reivindica el compromiso de este espacio vecinal con el arte, el recuerdo del caserío y su ubicación central.
Mantener las escaleras y la puerta de acceso le da ese carácter rústico en lo decorativo y esencial en el recuerdo de la historia.
Exigimos una iluminación adecuada, ella no depende de nuestra voluntad, ni de nuestra imaginación, sino de la generosidad del municipio. Algo se ha conseguido. Pero necesitamos una mayor sensibilidad para conseguir una iluminación interior de sus diversos escenarios y rincones y, en el siguiente envite, el del acabado de los muros, conseguir una adecuada y llamativa decoración exterior que, bajo el nombre de plaza de Munto, sea referencia de la futura avenida de Aiete.
La fachada exterior, los muros que restan, las escaleras y puerta, y la bodega pueden ser adornadas con una docena de piezas originalmente iluminadas que recuerden el caserío y el carácter rural del barrio (y los caseríos que lo jalonaban) hasta hace sólo 40 años
La plaza pude ser una obra plástica que confiera a este santuario una segunda vida, tras la recordada del caserío, y sensible a los nuevos tiempos y a las estaciones. La plaza mutará con ellas, brillará y reverberará para estimular el deseo de entrar y disfrutar de este pequeño, pero bellísimo espacio.
Ya podemos ver cómo va a quedar la primera y principal planta, sus alegres pasillos y el espacio expositivo y recreativo, donde se reunirán objetos de recuerdo (que representan la esencia del ‘baserri’ que puede incluir una maqueta), junto a actos festivos y artísticos: bertsolaris, dantzas, teatro, mítines, reuniones, asambleas…
La plaza trasciende los límites de la arquitectura y es un símbolo de Aiete. Desde la plaza el barrio entronca con la ciudad, la cultura, la sociedad, la política…
Imanol Iturria, el arquitecto municipal, recogió las ideas de la vecindad y la plasmó en su proyecto, aparejadores y técnicos municipales (Javier Cuadrado) lo han respetado, la empresa concesionaria está acabando la primera parte de la obra.
Los principales artífices del proyecto fueron jóvenes arquitecto de Aiete. Lhaia ofrecía una visión más integrada con el concepto de plaza nueva formando parte de un proyecto global que sería la boulevarización del paseo de Aiete, como eje vertebrador del barrio. En consecuencia no sólo proponía un proyecto para los límites físicos de la plaza sino que iba más allá. Y seguimos su proyecto. El de Landakin está mejor soportado en la Memoria que presentó en euskera y en castellano, como ocurrió cuando se presentó al concurso de ideas del Bosque de Miramón. Como elementos más originales están: su propuesta para la zona recreativa y una fuente en la bodega que no ha sido contemplada por temor a los bárbaros. El proyecto de Munto Itzala reproducía a tamaño real el antiguo caserío pero soportado en estructuras metálicas y sus sombras, facilitadas por las enredaderas que tapizarían el armazón metálico, y que derivaron en la necesidad de disponer de una gran maqueta en la plaza. Estas ideas fueron complementándose con otras iniciativas vecinales. Fueron siete meses recopilando información de ideas para la plaza. Luego vinieron las asambleas. Y finalmente la exasperante parsimonia del gobierno municipal, que no terminó su compromiso y que ha iniciado el nuevo gobierno.
Una pequeña plaza, recortada, literalmente, por los recortes presupuestarios, que siempre cortan dónde no deben. El resultado es una estructura modular de hierba, árboles (abedules y manzanos), piedra, escaleras, escenario, juego de la toka, sombra y belleza, bellamente labrada y trabajada por los operarios y decorada con motivos escenográficos y de memoria por los artistas del barrio, para conferir a hacer más acogedora con su luz cálida el amplio hall de la plaza que se forma con los edificios que la rodean.