En algunos tramos de los jardines de Aiete habita la siniestra oscuridad

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La negra noche del otoño ha tendido su manto y los jardines del palacio de Aiete se han llenado de sombra y de temor. En algunos de sus pasajes, caprichosamente oscuros, ninguna mujer se atreve a recorrerlos y, sin embargo, permanecen abiertos, y en el tiempo de apertura reglamentario. Mientras en otros una cálida luz enseña el camino (foto de abajo)

Los responsables municipales ¿Cuándo pondrán fin a este desatino?

Tanto hablar desde esas instancias de puntos negros en lugares complicados de la geografía urbana y el centro de la belleza y la tranquilidad abandonado de esta manera tan pasmosa y extraña…

¡Son cuatro farolas que sólo se usan para adorno del día porque jamás se encienden!

Nos comparamos con las ciudades maleadas incapaces de resolver pequeñas contrariedades por desidia, dejadez que hace posible ambientes degradados en su propio centro; mientras los especialistas municipales se aficionan al NO

En algunas distancias de los jardines de Aiete, es la noche oscuridad de alarma, asombro o sobresalto; no son jardines dónde nace el amor.

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2 comentarios en “En algunos tramos de los jardines de Aiete habita la siniestra oscuridad”

  1. “En un nuevo país, las mujeres podrán hacer de mujeres”, proclamó Carme Forcadell en un mitin electoral de Junts pel Sí, prometiendo que en la Cataluña independiente ni las abuelas ejercerán de “canguros” ni las cuidadoras de meras “acompañantes”. Forcadell se ha erigido desde su elección como presidenta del Parlament en la líder más visible del ‘procés’ soberanista, ante el vacío que ha dejado en el escenario un Artur Mas en funciones, acuciado por el 3%, que escucha críticas por la deriva independentista en el seno de su propio Gobierno y cuya investidura sigue pendiendo de lo que decida el asamblearismo de la CUP. Los avatares del separatismo catalán resultan ya inseparables de la biografía de la expresidenta de la ANC, hasta el punto de que no se tiene memoria de un arranque de mandato parlamentario como el que viene protagonizando en la última semana: se estrenó el lunes 26 lanzando ‘vivas’ a la república catalana aún por nacer, obviando que casi la mitad de la Cámara a la que representa en su totalidad no comulga con el ‘procés’; al día siguiente, se convirtió en la responsable de la Cámara que tramitará la declaración unilateral de ‘desconexión’ con España; y desde ese instante de inflexión, ha destinado sus esfuerzos a tratar de bloquear la única alternativa que tiene en estos momentos la oposición en sus manos para desvirtuar el llamado ya ‘pleno de la ruptura’: dilatar al máximo esa sesión para que quede en evidencia que los mismos dos grupos -Junts pel Sí y la Cup- que pactan la independencia no son capaces de ponerse de acuerdo, al menos no por ahora, sobre la investidura. El mensaje subliminal de los partidos antisoberanistas es nítido: quien no puede lo menos -garantizar la reelección del president-, no puede lo más -promover un nuevo Estado-. Forcadell ha hecho funambulismo sobre el Reglamento del Parlament para conseguir el mal menor para sus intereses, que pasa por que ambas cosas se voten el lunes, otro 9-N bruñido en el calendario. El igualitarismo paternalista y bienpensante tiene como una de sus máximas que las mujeres tienden a ejercer el poder de “otra manera”. Más dialogante, más tolerante, más comprensiva con la diferencia que ellas mismas representan, más proclive a la negociación, más abierta al pacto. Semejante generalización orilla que aunque el objetivo deba ser siempre buscar la excelencia, las mujeres han de tener de partida el mismo derecho a acceder a los mismos cargos que los hombres y a hacerlo igual de mal que ellos. Y también que el ejercicio del poder, puro y duro, ha dejado ejemplos históricos de dirigentes políticas a la altura o por encima del rigorismo y la inflexibilidad de los varones. Había dado muestras de ello, pero la última semana en la Cataluña más convulsa ha demostrado lo implacable que puede llegar a ser Forcadell. “En un nuevo país, las mujeres podrán hacer de mujeres”, ha dejado dicho.

  2. La farola apagada está en la entrada del parque, al lado de la casa del guarda, si vas hasta el palacio he contado, en efecto, cuatro farolas, como dice la nota esa farolas permanecen apagadas las 24 horas ¡Qué pintan!

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