El fallecimiento de José Javier Suescun tiñó de luto la edición más multitudinaria de la Behobia-San Sebastián. El corredor de la localidad navarra de Berbinzana, de 31 años, cruzó por su propio pie la meta de la carrera en el Boulevard donostiarra, pero inmediatamente después sufrió una parada cardiorrespiratoria de la que no pudo recuperarse
Se escribe desde el dolor que produce la muerte de un corredor popular
Muchos donostiarras llevan años corriendo, completando “Behobias” y se les ha muerto al lado un amigo de carrera, fulminado de un infarto. Duro, durísimo
Ayer, en pleno duelo, en esto tan nuestro de buscar responsables a todo, varios cuestionaron a la organización; otros, a la popularización del deporte de correr. A la organización ¿qué se le puede reprochar? Pasó días advirtiendo del calor y sus peligros. Lo único de más que podría hacer es exigir certificado médico para inscribirse, como es obligatorio en Francia o Italia.
¿Pero no resulta todo excesivo, demasiado excesivo?
En cuanto a correr, son muchas más sus ventajas que sus inconvenientes.
Pero se está produciendo cierta banalización del deporte. Personas que corriendo un año se apuntan a un maratón o que si la carrera no tiene 80 kilómetros parece que no tiene mérito. Completar una Behobia es una fiesta, es divertido, pero sólo si se ha trabajado mucho antes. Eso de que la gente te lleva son estados de ánimo, el cuerpo lo lleva dentro y puede estallar, y estalla.
Disfrutemos del juego, del deporte, pero nunca le perdamos el respeto.