El voto negativo

el rotoA estas alturas de la película electoral hay gente que aún no sabe a qué partido votar aunque sí tiene claro a cuál no votaría ni loca.

Ser antialgo tiene sus inconvenientes (no puedes celebrar las victorias de los tuyos, ya sea gritando en la calle abrazado a otros como tú “erreala, erreala”, o “¡visca el Barça, visca Catalunya!”, o “¡alirón, alirón, el Athletic campeón!”, ya sea agitando tu bandera delante de la sede de tu partido en la noche electoral), pero también tiene sus ventajas: nadie puede ensañarse contigo, por ejemplo, cuando tu partido o tu equipo pierden, puesto que no los tienes, y sobre todo puedes opinar de ellos con total y completa libertad. Y la libertad, ya lo dijo don Quijote, “es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no se pueden igualar los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida…”.

Hay un problema, no obstante, que los que no somos de ningún partido, nos vemos obligados a enfrentar cada elección y es que al final nos hemos de decidir por uno u otro pese a que ninguno nos convenza totalmente o votar en blanco o abstenernos, con lo que indirectamente estamos favoreciendo al partido al que no votaríamos jamás, pues nuestro voto no suma en la cuenta de sus adversarios. Ya sé que es una utopía, pero, teniendo en cuenta que somos muchos los que no nos identificamos del todo, ni siquiera parcialmente en muchos casos, con ningún partido político y mucho menos con sus dirigentes, yo propondría que en la próxima reforma de la ley electoral, que ya urge, se contemplara la posibilidad de votar, en lugar de en positivo, en negativo, esto es, de votar contra un partido en vez de a favor de otro, viendo aquél descontado un voto de los que recibiera. Ya se hace en los sondeos, en los que a los encuestados se les pregunta, junto con su intención de voto, su grado de rechazo a los partidos y candidatos en liza.

Sobre una columna de Julio Llamazares

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1 comentario en “El voto negativo”

  1. El Gobierno Vasco acaba de conceder una subvención de cuatro millones y medio de euros a los partidos políticos del Parlamento para gastos de funcionamiento. Esos mismos cinco partidos recibieron en marzo otros 4.800.000 euros por lo gastado en autonómicas.
    Unos mucho más que otros. Cuanto más más
    Ingresaron del Parlamento 3.800.000 de subvenciones a grupos. Del Gobierno otros 280.000 para sus Fundaciones. Y del español otra subvención ordinaria. Para el PNV, por ejemplo, 680.000 euros.
    Por la cuenta de la vieja, 14 millones este año. Ustedes opinarán si es poco o mucho. Hay que elegir, dicen, entre una política solo de ricos y condicionada por donantes privados u otra con financiación pública como garantía de independencia.
    Por mi parte, espero: transparencia (no como en la web del PP vasco); más ingresos propios (en algún caso no llegan a 2 de cada 10 euros que manejan). Y que, cuando nos hablen de sostenibilidad del sistema, al gestionar la RGI o las pensiones, apliquen también el cuento a sus propias cuentas.

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