Soñamos con una pasarela (de acero galvanizado) en nuestro Bosque

ILUSIONES

Hace unos años, corría el mes de octubre del 2011, varias decenas de vecinas y vecinos, técnicos municipales, ingenieros, abogados urbanistas, paisajistas, exconsejera del Gobierno Vasco, nos juntamos en el caserío Katxola, bajo la convocatoria de “una tormenta de ideas” sobre el futuro del Parque de Miramón.

Entre las asistentes una joven madre, con su hijo; ella nos fue desgranando sus propuestas y el chaval de unos siete, ocho años, leyó las suyas.

Estaban referidas a caminos, juegos de niños (tirolíneas), defensa de la fauna del bosque, del arbolado y las especies vegetales interiores al bosque, -ni tocar, decían-, del estanque, con propuestas de repoblación.

Fue una aportación principal. Los que estuvimos la recordamos.

Seguimos haciendo reuniones y citas, unas más Katxola, otras en la Casa de Cultura o en el Topaleku; fueron reuniones globales o especializadas, como aquella en la que debatimos qué hacer en el anfiteatro -los asistentes, mayoría de jóvenes arquitectos, estimaban era más adecuado llamarle teatro-, pero aquella familia (madre/hijo) ya no volvió.

Ahora es el momento de recordar que aquellos sueños están a punto de convertirse en realidad. Señora joven madre, si nos está leyendo, todo el mundo ha asumido su propuesta: El Parque ya no se llama así, todo el mundo le llama EL BOSQUE DE MIRAMON, la idea le pertenece, el parque ha quedado para el parque tecnológico (que bien le viniera hacer una reflexión sobre la belleza que tiene a sus pies y cómo conservarla así de hermosa). Usted nombró “Bosque” a lo que de naturaleza había de salvarse en Miramón, y hoy todo el mundo lo reconoce con ese nombre: el Bosque, su Bosque, nuestro Bosque.

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