La RGI vasca.
Euskadi con el 4’68 por ciento de la población de España y el 6 de su economía, concentró en 2014 4 de cada 10 euros gastados en rentas de inserción y el 18 por ciento de los perceptores.
El informe 2014 de rentas de inserción consagra a la RGI vasca como el modelo a seguir. Es el más consolidado, ya que fue el primero, pero la diferencial con el resto es su carácter de derecho, no está sujeto a limitaciones presupuestarias. Así, hace dos años, Euskadi gastó en RGI 435 millones, casi el triple que la segunda comunidad, Cataluña.
Resumiendo, Euskadi lidera el presupuesto, el número de perceptores y con Navarra, la cuantía de la prestación.
Pero lo mejor es que, paralelamente, Euskadi es líder en renta per capita y tiene la menor tasa de pobreza de España. Deduzco, sin ser experta, que la lucha contra la pobreza y el bienestar de todos no son excluyentes, todo lo contrario: que una garantía de ingresos digna reduce la desigualdad y aumenta la cohesión de toda la comunidad.
Eva Domaika
Cadena Ser Euskadi
Ni perezosos ni vagos. Ante el rumor, información.
60.405 familias seguían dependiendo de la RGI para vivir a 1 de enero en Euskadi. Datos de Lanbide de cierre de año que aprovecho para cruzarlos con el estudio que Aierdi y Moreno han hecho sobre la opinión que tenemos de la RGI.
Hay dos grandes mitos. El primero: la opinión mayoritaria de que hay más extranjeros que españoles cobrando la RGI. ¿Qué dicen los datos de 2017? Que los extranjeros suponen el 27% de los perceptores (tres veces más que el 9 que suponen en el total de la población, pero muy lejos de ser mayoría). El número no ha aumentado en los últimos años (desmiente otro mito, el del efecto llamada) y uno de cada cuatro está trabajando.
Esto enlaza con el segundo gran prejuicio: el de que percibir las ayudas hace que la gente se vuelva perezosa y no quiera trabajar. Pues aquí otro dato de 2017: el 25 por ciento de los perceptores de la RGI es pensionista y otro 20 está ya trabajando, pero cobran una miseria.