¿Existe un hilo conductor entre El Mausoleo de Adriano, Margarite Yourcenar, el «Fauno Barberini», la Gliptoteca de Múnich y los viajes de Lantxabe?
El Mausoleo de Adriano, iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en el 139. El monumento, levantado con piedra de travertino, estaba engalanado por una cuadriga en bronce guiada por el emperador Adriano.
Más tarde el edificio cambió de uso y se convirtió en un edificio militar. Se integró a la Muralla Aureliana en el 403.
En el 590, durante una gran epidemia de peste que golpeó la ciudad de Roma. El papa de la época, Gregorio I, creió ver al Arcángel San Miguel, sobre la cima del castillo que envainaba y colocó una estatua de un ángel
Desde 1277, el castillo está conectado con la Ciudad del Vaticano por un corredor fortificado, llamado Passetto, de unos 800 metros de longitud. La fortaleza fue el refugio del Papa Clemente VII durante el asedio y saqueo de Roma en el año 1527, que llevaron a cabo las tropas del rey Carlos I Emperador, según vimos en una abandonada serie de TVE
En la construcción se depositaron las cenizas del emperador Adriano un año tras su fallecimiento en Baiae en el año 138 (por lo que se denominó originalmente al monumento «Hadrianeum»; hoy se denomina así a otro monumento de la época de Adriano en la romana Piazza da Pietra, a su esposa Sabina y su primer hijo adoptivo (el emperador Lucius Aelius Verus, fallecido también en el año 138). El arquitecto fue un tal Demetrianus.
Todo esto lo estamos leyendo en las Memorias de Adriano , de Marguerite Yourcenar, cuya tertulia celebraremos el próximo jueves 11 en el Centro Cultural de Aiete, con Lola Arrieta
El monumento fue construido sobre una base cuadrada de unos 84–89 metros de lado, y unos 10–15 metros de alto (las fuentes divergen), recubierto con mármol «lunar» (como se llama al mármol blanco de Carrara) con un friso decorativo de cabezas de ganado (bucrani).
Sobre tal base se construyó un cilindro ancho (64 metros de ancho, 20 metros de alto), con piedra volcánica rojiza (peperino) y opus caementicium (el típico hormigón romano), siendo recubierto con gruesos bloques de piedra blanca calcárea blanquecia (travertino de Tívoli) de la que aún se pueden apreciar algunos restos, y sobre un friso por el lado del río se grabaron los nombres de los emperadores enterrados en el lugar.
Era habitual desde la época etrusca construir tumbas de forma cilíndrica y plantar jardines o árboles (cipreses) sobre el cilindro (como se hizo igualmente en el cercano mausoleo de Augusto, o en la tumba de Caecilia Metella, sita en la Via Appia Antica), y así sucedió también en el caso del Hadrianeum, donde se cree que además existían varias estatuas de mármol y adornos de bronce, y un templete circular con columnas sobre el cilindro, y sobre el templete una cuadriga de bronce dorado con el emperador Adriano en pose del dios solar Helios.
En medio del mausoleo se hallaba la cámara funeraria, donde se podía leer un poema compuesto por el mismo Adriano:
ANIMULA VAGULA BLANDULA HOSPES COMESQUE CORPORIS QUAE NUNC ABIBIS IN LOCA PALLIDULA RIGIDA NUDULA NEC UT SOLES DABIS IOCOS: Pequeña, delicada, alma vacilante huésped y compañera del cuerpo, que ahora desapareces a allí donde todo es pálido, rígido y desnudo y no bromearás como acostumbras.
Una curiosa historia del edificio nos traerá a la memoria de los viejeros de Lantxabe el viaje Baviera y al Sur de Alemania del pasado verano.
En el siglo IV, la llamada «muralla aureliana«, se integró el mausoleo, y se convirtió en un edificio militar, pasando a ser denominado «Castellum».
El ataque de los visigodos del rey Alarico en 410 hizo que se perdieran las tumbas y cenizas depositadas en el edificio, pero el baluarte salvó al Vaticano de la conquista, y de la posterior de Genserico en el 455. Para defenderse, los romaron arrojaron desde la muralla todo lo que tenían a mano, entre otras cosas la magnífica estatua del llamado «Fauno Barberini», que se descubrió enterrada en los fosos de la fortaleza y hoy se conserva en la Gliptoteca de Múnich.
El pasado 4 de julio de 2016, en una soleada mañana tuvimos ocasión de disfrutar de esa obra maestra que editamos en la fotografía.
La historia del Fauno Barberini y las intensas secuencias del mausoleo las dejamos para los lectores más curiosos, puesto que se encuentran detalladas en los buscadores de internet.
El castillo es mencionado en obras de gran popularidad, como en la ópera Tosca, de Puccini (en la que Mario Caravadossi es encerrado y finalmente ejecutado y la heroína se suicida tirándose desde la fortaleza), y en la novela de Dan Brown «Ángeles y demonios» (2000), como sede de la presunta secta secreta de los Illuminati.