La noche de San Juan en el Jolastoki, devolvió la magia a Aiete .

Muchos años ha estado ese espacio cerrado pero ahora, después de la instalación del Bolatoki el pasado año, inaugurado por el alcalde y con el nombre de Manuel Matxain, sus puertas han quedado abiertas para toda la vecindad y la gente se ha volcado.

San Juan, la hoguera de San Juan, actividad tan simbólica como laica, ha llevado a mucha familias de los diversos confines de Aiete a clebrar la fiesta por todo lo alto.

san juan

Por fin, el Solsticio de verano, y el día más largo y la noche más corta del año, llegó hasta Aiete

Una organización perfecta desarrolló el programa

Primero, levantamiento de un pequeño montículo de madera especial sobre una capa de arena que servía de protección del suelo de la cancha deportiva. Una hoguera adecuada al lugar.

Salida de la trikitixa por el barrio: desde Etxadi hasta Otxanda

Sardinada y montaditos de salchichas, sidra, cerveza, con el apoyo inestimable de la ACD Aiete.

Una organización perfecta tanto en el encendido como en el mantenimiento y el apagado de la hoguera.

Cayeron unas potolas gotas, se abrieron unos pocos paraguas,  se encendió la hoguera un poco antes de lo previsto, hacia las nueve y media, y la lluvia desapareció.

A esas alturas las familias llenaban la plaza del Jolastoki.

La cocina no daba abasto. Se agotaron las provisiones y hubo que ir a por más. Txapó para la Aieteko Euskara Batzordea, hicieron un trabajo impecable.

La gente, sobre todo la gente menuda, disfrutaba de lo lindo.

No hay duda, echábamos de menos la hoguera y sólo los mayores teníamos el recuerdo de las últimas. Las niñas y los niños traían la felicidad, la espontaneidad, el juego, la admiración por el fuego, por la llama, por la hoguera.

Y empezó la dantza de la mano de la trikitixa y el pandero incansables; arrancó la Soka Dantza más popular y, en consecuencia, más mixta: tres generaciones se entretejieron en el baile.

Los dantzaris, niñas, niños, chicas, chicos, mujeres, hombres entrelazaban las manos y formaban cadena que primero envolvía la hoguera en una gran circunferencia y luego se extendió, desplegándose, por toda la cancha. La soka-dantza de Aiete se interpretó de esa forma y los dantzaris multiplicaron el número de personas que habían asistido  a los ensayos en el Axular.

Después tocó el turno al DJ genial que tenemos en Aiete… y siguió la fiesta, hasta que los organizadores fueron reduciendo la hoguera, cubriéndola de arena para tener más seguridad y con el fuego ya sepultado, las niñas y los niños fueron haciendo cola para saltar por encima de un lateral y cumplir así el rito centenario

Nos dieron más de las 12.

Emocionante, una gran sensación de felicidad, de trabajo bien hecho.

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