La gente de Lantxabe tienen organizado un viaje a Estonia y las repúblicas bálticos para la semana próxima; en el marco de su ciclo de literatura y cine como Una mirada al Báltico.
Pues bien, con una gran producción y una gran puesta en pantalla, “1944” es un filme sobre la Segunda Guerra Mundial que explora los acontecimientos sucedidos en Estonia, un país que quedó atrapado y dividido entre dos grandes potencias. Su análisis histórico y su búsqueda para cerrar heridas dentro de la sociedad estonia permite adentrarse en la historia del país y a la vez incita a realizar un ejercicio crítico, puesto que el discurso que presenta no está vacío de contenido ni libre de problemáticas.
Esta película hubiera podido proyectarse en ese ciclo de haber llegado a tiempo
“Solo los muertos ven el final de la guerra” es una cita atribuida a Platón, una reflexión acerca de la prolongación, secuelas, consecuencias y reverberaciones que deja cualquier conflicto armado. En los últimos años se han hecho muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial, las más conocidas ensalzan la espectacularidad del conflicto siguiendo el modelo de Steven Spielberg y su “Salvar al soldado Ryan”, adentrando al espectador en los campos de batalla. Otras, como la danesa “Flammen & Citronen” o la noruega “Max Manus”, presentan historias, la mayoría poco conocidas fuera de sus fronteras nacionales, sobre la resistencia en estos países ante la ocupación nazi. Sin embargo, solo hay un número limitado de cintas que reflexionan acerca de lo sucedido en muchos de los países de Europa del Este durante este traumático periodo, un momento histórico de enorme complejidad que, como en el caso de Estonia, ha dirigido el curso de su historia y ha marcado a su sociedad hasta el día de hoy.
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