Dos nuevos senderos ya en construcción unirán Illunbe y Amara con el mayor pulmón verde de la ciudad, que recupera su estanque y cientos de árboles autóctonos
Vista panorámica del bosque de Miramón desde el anfiteatro, con las torres Arbide al fondo (foto Arizmendi).
JORGE F. MENDIOLA
«Parece que siempre nos estamos quejando a las instituciones, pero cuando las cosas se hacen también hay que decirlo». Con esta frase celebran los vecinos de Aiete el avance de las obras del bosque de Miramón. Este pulmón verde, el más importante de la ciudad, se ubica entre la Variante (GI-20), el paseo Oriamendi y el paseo de Miramón (Illunbe) y está formado por dos vaguadas al uno y otro lado del Parque Tecnológico de Miramón.
Si el cronograma previsto se sigue cumpliendo, hacia finales de año los donostiarras dispondrán de un nuevo paseo a través de espacio de más de 60 hectáreas transformado, más cercano, accesible y atractivo. En la actualidad se trabaja en cinco ejes fundamentales: crear una pasarela en la zona de Mandaerreka, construir un nuevo acceso peatonal desde la zona de Illunbe, acondicionar la presa ya existente, plantar manzanos junto al anfiteatro, en el área de Katxola, y presentar una señalética propia del bosque.
Además, el proyecto de Lur Paisajistak -con ideas y aportaciones de los propios vecinos- incluye labores de desbroce en unos 17.000 metros cuadrados de terreno y la eliminación y sustitución de 195 árboles de especies invasoras por robles y especies autóctonas, mejorando así la biodiversidad del ámbito.
«El bosque de Miramón es un lugar hermoso y también ignorado, pero pronto dejará de serlo», proclaman desde la asociación Lantxabe, empeñada desde hace años en solucionar los problemas de acceso a la zona desde el núcleo urbano, razón principal del desconocimiento de buena parte de la población del municipio.
Este déficit se resolverá con los dos nuevos accesos desde el vial que comunica Illunbe con la Policlínica. Estos dos nuevos senderos permitirán llegar de forma cómoda al parque desde Amara (Anoeta) y completar la red de caminos del bosque a través de una pasarela de acero galvanizado que salvará la vaguada de Mandaerreka.
Ya se han iniciado las talas proyectadas junto al anfiteatro, sobre todo de acacias y coníferas. «Algunos usuarios del parque han mostrado su disconformidad con estos apeos, pero tal como se ha explicado durante el proceso están justificadas desde un punto de vista ecológico», puntualizan en la Asociación de Vecinos.
Señalan como otra clave de la transformación del bosque la recuperación de la presa o estanque próximo al anfiteatro, que recoge aguas de la regata Pakea y que en verano tiene poco caudal. «Se están eliminando los lodos y el proyecto garantiza un nivel de agua todo el año, lo que favorecerá la biodiversidad», se congratulan.
Red de charcas
La alta pluviometría de la zona, junto con la concentración de las aguas en los fondos de valle, generarán a futuro un «escenario adecuado» para la creación de una red de charcas y afloramientos húmedos, «si Gobierno Vasco y la agencia URA no se oponen».
Los expertos han llegado a la conclusión que las características del estanque no resultan «del todo óptimas» para la reproducción de anfibios, tal y como se planteó en un inicio. Sin embargo, gracias a los trabajos a acometer los cambios de volumen de agua no serán tan bruscos y se podrá lograr un buen desarrollo de la vegetación asociada a las riberas, aunque para ello «tiene que haber una mutua colaboración» entre la ciudadanía y el servicio de mantenimiento de parques y jardines.
También a petición de los vecinos de Aiete, una de las actuaciones previstas es la plantación de 251 manzanos en las lomas cercanas al anfiteatro y al caserío Katxola, que sustituirán a los pinos actuales plantados «anárquicamente». El objetivo de Lantxabe es poder ver crecer en Miramón las manzanas que luego se utilizarán para elaborar sidra de manera artesanal en el recuperado tolare de Katxola y poder cerrar así «el ciclo de la sidra».
17 septiembre 2016