La sección sirimiri del Diario Vasco titula una carta “Oscuridad en Miramón” firmada por un grupo de aficionados que acude varios días a la semana a hacer deporte al bosque de Miramón.
En concreto reclaman esa luminosidad en la “vieja” pasarela que atraviesa por encima de la erreka Pakea hacia el anfiteatro. Y más concretamente que mantenimiento urbano arregle una de las farolas de entrada de la pasarela -la de acceso por la zona del Parque Tecnológico- que está apagada y con los cables al aire por efecto del tiempo y/o los vándalos.
Y solicitan que se destine una pequeña partida de la cuantiosa inversión realizada en la pasarela metálica.
Los firmantes encontrarán apoyo en Lantxabe para todo lo que sea mantenimiento urbano del bosque, como cuando de hundió una parte del camino debajo de la empresa Ikusi. Y en la denuncia de los actos vandálicos, demasiado frecuentes en la cosa pública.
Pero sobre la cuantiosa inversión queremos hacer alguna puntualización
Lo que hoy llamamos Bosque, hasta hace sólo un par de años, era conocido por Parque. Parecía que su destino estaba determinado a ser terreno urbanizable.
La Asociación de Vecinos de Aiete (Lantxabe) inició una amplia y persistente movilización hasta conseguir dos objetivos
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Que el Parque Tecnologico y el Ayuntamiento asumieran que el dominio natural fuera denominado como Bosque (asunto que los firmantes hacen con naturalidad)
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Y, más trascendental, que esa amplia parcela, de más de 60 hectáreas, la zona verde más grande de San Sebastián, fuera declarada como protegida, no urbanizable, y así asumida por la ciudadanía.
Tras años de presión se consiguió el reconocimiento de la deuda que la empresa Red de Parque Tecnológicos tiene con el Bosque Natural de Miramón -y no con otras regiones o calles de la ciudad-
El Ayuntamiento se había desentendido de la deuda y del Bosque, pero Lantxabe mantuvo su presión hasta lograr que el Parque Tecnológico asumiera una deuda pendiente con la recuperación de la zona natural de Miramón de 2,5 millones de euros, que luego han ido destinándose a la pasarela de acero corten (en la policlínica, tras desbastar el Bosque) o a la rotonda del museo de la ciencia, quedando 1,2 millones para el Bosque. El actual gobierno municipal sacó a concurso las obras que se adjudicaron finalmente por 820.237 euros, gracias a la bajada del 34% en el coste planteada por el ganador de la licitación, la UTE formada por las empresas Obegisa y Obraragon.
Lo que los firmantes llaman cuantiosa inversión en la pasarela de acero galvanizado ha supuesto 125.000 euros.
Mientras que la de acero corten citada anteriormente fue de 650.000 euros.
La pasarela será útil, muy útil, para los grupos de aficionados que vayan a hacer deporte desde Amara.
Y el Bosque será más accesible y visible para muchos donostiarras que quieran pasear por uno de los pulmones verdes más atractivos de la cuidad, objetivo básico de Lantxabe (vecindad) asumido por Lur Paisajistak (ganador del concurso y dirección de obra)
El Bosque está para hacer deporte, para correr, para andar con bastones, para andar con perros o simplemente para pasear. Para eso se diseñó la cota 85, que es una seña de identidad del Bosque Urabano, cota llana para que por ella pasearan personas desde 3 hasta 93 años.
El Bosque es de todos, no es propiedad particular, aunque pueda no gustar a quién quiere hacer de él un uso especial y privativo.
Esa ha sido la tarea a la que se ha dedicado Lantxabe con otra mucha gente