¿La literatura puede retratar el Oriente?

Nieve, (2001), del turco Orhan Pamuk. Premio Nobel de Literatura 2006.

Tertulia literaria

Coordina:Lola Arrieta

Jueves 9, 19:00

Aiete Kultur Etxea

Sinópsis

Tras nueve años en Alemania, Ka, poeta y periodista, regresa a Kars, su ciudad natal en Turquía. En medio de un paisaje cubierto de nieve, Ka trata de descubrir la razón por la que los suicidios entre las jóvenes han aumentado en los últimos tiempos.

Si comprender consiste en poder ponernos en el lugar de alguien distinto, ¿han podido alguna vez comprender los poderosos y los ricos del mundo a los miles de millones de pobres que viven al margen?”. (Ibd Orhan Pamuk. “Nieve”). op222

En “Nieve” se explicita la intención de Orhan Pamuk: escribir una fábula sobre el atribulado presente turco y para ello, en vez de intentar un mural, acota su objeto. Del país toma un solo pueblo –Kars, en la frontera con Armenia–, y del pueblo, sus habitantes más tópicos: el islamista radical, el ilustrado insatisfecho, el demócrata moderado, alguna mujer insumisa y varios jóvenes musulmanes.

La premisa que da curso inicial a “Nieve” de Orhan Pamuk, es compleja: las jóvenes musulmanas que se suicidan porque se las obliga a quitarse el velo (charshaf) desobedeciendo, al mismo tiempo, a Occidente y al Islam. Un personaje venido de otra parte sirve, como es costumbre, de observador. Ese hombre es Ka, un poeta exiliado en Alemania. Vuelve a Turquía, precisamente a Kars, un pequeño pueblo perdido en los confines de Anatolia, en el extremo oriental del país, lindante con la frontera con Armenia. Oficialmente el propósito de su retorno es para escribir una serie de artículos para un periódico de la capital “La República”, sobre las elecciones municipales en Kars -que por boca de urna ganarían los islamistas- y, aún con más profundidad, la cuestión ya aludida de la serie de suicidios de las jóvenes musulmanas. Sin embargo, el móvil personal del protagonista es otro: encontrarse con la bella Ipek, a quien conoció en su pasado de estudiante, casarse y volver con ella a Francfurt. Ka se verá rodeado por una serie de eventos políticos “surrealistas”, llevados acabo por grupos progresistas en círculos teatrales, que a la manera shakespereana de Hamlet, confundirán lo Verosímil con lo Real, (¿o se trata de influencias lacanianas?) al punto tal de asistir los espectadores a “muertes bien reales” sobre las tablas. Como contrapartida de “la movida cultural”, el Estado intensifica la política de los Servicios Secretos, con estrategias ya conocidas como las ya clásicas escuchas y grabaciones. ¿Golpe de Estado o Golpe del Estado?. Inspirado por estos sucesos, y mientras Ka se acerca a Ipek y otros personajes como Azul, Sunay y Kapek, el poeta creará una serie de diecinueve poemas, inspirándose en la atmósfera invernal de Kar. Estos poemas serán publicados en el extranjero en un libro llamado “Nieve”.

Kar los organizará en torno a la estructura de tipo mandala-fractal de un copo de nieve de seis puntas (El copo de nieve no es sólo “El Libro”, sino el símbolo infinito de “Un Mundo Constelado: el de la creación poética surgida a partir las propias experiencias de Ka en Kar”). Tras un desenlace abrupto y una pérdida irreparable para el poeta Ka, éste retornará decepcionado y solo a Alemania. Desde Frankfurt le escribirá a su entrañable amigo Orhan (valga la identidad con el nombre del propio autor, Orhan Pamuk) contándole acerca de la culminación de su libro y explicándole que la mayor parte de los poemas, escritos en Kars habían sido resultado de “destellos de inspiración repentinos” . A ello sumará la explicación orgánica de la analogía existente entre la estructura del libro y el copo de “Nieve”, comentándole en una carta que tras volver de Turquía a Frankfurt sintió que estos poemas se complementaban y organizaban de acuerdo a una lógica “profunda y misteriosa” y que le llevó cuatro años en Alemania develar. La Lógica de la estructura del libro “Nieve” nos es finalmente revelada por este narrador que aparece al final como un testigo foráneo a todos los acontecimientos del libro de Pamuk. Orhan (¿el propio Orhan Pamuk? …) la descubre al leer uno de los cuadernos verdes con copia de de poemas de Kar

En “Nieve” se explicita la intención de Orhan Pamuk: escribir una fábula sobre el atribulado presente turco y para ello, en vez de intentar un mural, acota su objeto. Del país toma un solo pueblo –Kars, en la frontera con Armenia–, y del pueblo, sus habitantes más tópicos: el islamista radical, el ilustrado insatisfecho, el demócrata moderado, alguna mujer insumisa y varios jóvenes musulmanes. Ni siquiera el tiempo es expansivo: todo ocurre durante tres días, mientras el pueblo permanece incomunicado debido a las nevadas. Ante el encierro, los personajes se conjugan y escenifican un furtivo golpe de Estado como si el vértigo del cambio fuera el dínamo. Ante el golpe, cada individuo expone, casi elementalmente, su visión del mundo. La pregunta ineludible que surge tras la lectura de esta ecléctica novela es: ¿Puede retratarse el Oriente mediante una novela? ¿Es posible escribir una novela sobre las tensiones entre Oriente y Occidente sin tomar partido?. La novela es un producto occidental y vota, automáticamente, por Occidente. ¿Cómo escribir entonces ese oxímoron, una novela turca?. Aunque el género vota por la occidentalización, felizmente, Pamuk se resiste a secundar esa postura. Pamuk es un narrador desgarrado entre su nacionalidad y su género literario. Desea entregar, contra unos y otros, un turbio retrato de Turquía, y eso lo hace con maestría.-

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