Cortesía para “El bibliotecario” en el día del libro

Giuseppe Arcimboldo – (h. 1566, óleo sobre lienzo, 97 x 71 cm, Castillo de Skokloster, Suecia)

La biografía de Giuseppe Arcimboldo, uno de los artistas más originales del Renacimiento, puede resumirse en unas pocas líneas. Empezó su carrera haciendo frescos y vidrieras con su padre en Milán. A los 36 años, fue contratado como pintor de corte para los Habsburgo, en Viena y Praga, donde trabajó para tres emperadores sucesivos: Fernando I, Maximiliano II y Rodolfo II. Veinticinco años más tarde regresó a Milán. Y después se murió.

Es asombroso que haya sido capaz de componer un busto humano a base de libros, un objeto de tamaño considerable que no da tanta libertad como las frutas, flores y vegetales que utilizaba habitualmente y que podía deformar a su antojo. Los dedos son marcapáginas, los ojos son unas llaves y la barba son las colas de animales que se utilizaban para quitar el polvo de las estanterías. Desplazando hacia delante la cortina del fondo, consigue crear una elegante capa para este distinguido personaje.

Es posible que este cuadro que vemos hoy no sea el que pintó Arcimboldo, sino una copia realizada a posteriori por otro artista. Pero bueno, lo que cuenta es la idea, ¿no?

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