Ante la charca y el lodazal de la gente del PP de Madrid, lo del frontón de Miramón es un mero afluente. Si allí el saqueo y las comisiones al PP que algunas acaban en el bolsillo de los personajes hoy en la cárcel o esa práctica de adjudicarse terrenos para negociar con ellos, resultan una experiencia ruinosa para el bolsillo de los ciudadanos…tener que pintar una y otra vez el frontón es también un coste que se carga en las cuentas municipales…y no es tan insignificante como se puede pensar.
Los que ensucian el frontón deberán pagar el costo de la pintura y de los pintores. Y si no tienen medios, deben hacer trabajos sociales.
¡Ya está bien!
Y si un país no puede consentir lo que no permitiría una simple comunidad de vecinos si uno de ellos se dedicara a acumular basura y la pestilencia envolviera el bloque.
La comunidad de vecinos no debe soportar la inmundicia de los que pintan los frontones que están a la vista de todos y no quieren esconderse. La suciedad está a rebosar. En el frontón de “Miguel Gallastegi”, no queda centímetro de pared sin pintar y pintan encima de la txapa para que no se pueda jugar a la pelota.
A los usuarios del frontón les ha caído encina el síndrome de Diógenes, ellos y los contribuyentes lo sufren
Los pintores tienen que irse por higiene.