Las empresas que componen la UTE, unidas en el consorcio Ekondakin, cuyo interés es -como en todo negocio privado- conseguir el máximo beneficio en el menor espacio de tiempo posible, afirman defender los máximos requisitos medioambientales, los parámetros del ahorro energético y controlar y reducir las emisiones de contaminantes.
Un servicio esencial para la ciudadanía como es el reciclaje de los basuras queda así en manos de este consorcio de empresas, para los próximos 32 años. Ellas se encargan de llevar a cabo la construcción de la incineradora y el complejo medioambiental. Pero ¿32 años gestionando un servicio público tan esencial y tan delicado? ¿Quién garantiza que estarán ahí dentro de ese tiempo?
A muchos la gestión de la incineradora de Zubieta, les recuerda la energía nuclear…Y no echan las campanas al vuelo, ni han pedido a las autoridades que hagan las cosas como las están haciendo…
Lo que para el PNV PSE PP eran actos de «desobediencia civil», esparcir basura en la calle, dejar bolsas de basura en las viviendas de algunas personas, ahora echar basura al batzoki es un ataque. Lo que es un ataque a toda la ciudadanía es imponer incineradoras y crear cáncer.Nadie les ha votado para que continúen con esta barbaridad. Sus amigos los de la UTE están que ni se lo creen, 32 años de negocio.
Que las Diputaciones están pactando una reforma fiscal es vox populi. Que el Gobierno Vasco prepara una ley de cooperativas se sabe; está dentro del programa legislativo.
Ante este panorama, escuchamos ayer a Iñaki Garcinuño, de la patronal vizcaína. No quieren pagar menos impuestos sino una fiscalidad equiparable al entorno. Y equiparable también a las cooperativas. Les traduzco: quieren pagar menos impuestos. Que quiten el impuesto de patrimonio y les rebajen el tipo de sociedades del 28 al 24 español o al 18-20 de las cooperativas.
Garcinuño hizo lo que se espera de él: defender los intereses de sus socios ante futuros cambios legislativos, utilizando a los medios para presionar. Lo mismo que, por ejemplo, hacen los sindicatos. Salvo que a la patronal nadie les ha dicho, que me conste, que si quieren hacer política, creen un partido y se presenten a las elecciones. Va a acabar teniendo razón Txiki Muñoz. Hay un rasero distinto al encajar las críticas y presiones.
Tras la celebración, el 17 de mayo, del Día Mundial para el Reciclaje, repasemos la acciones de la actual Diputación de Gipuzkoa para desincentivar el reciclaje: un sistema de gestión de residuos basado en quemarlos. Gravar el compostaje con las tasas de basura. Castigar a las poblaciones que más reciclan en Gipuzkoa a pagar los gastos de construcción y gestión de la incineradora proporcionalmente más que las que aportan la mayoría de la fracción rechazo, que es el combustible de la incineradora, al imponer el criterio de la población (85%) frente al índice de reciclaje, 15% del total del impuesto. ¿Está claro el objetivo? Por otro lado, la Diputación saca pecho por los altos índices de reciclaje de la provincia que le permitirían cumplir las directivas europeas. No esperemos que lo agradezcan, al contrario, no cabe mayor escarnio de los mandatarios hacia las personas que reciclan.