Un chispeante carro musical recorrió las calles del barrio.

El autor del simpático artefacto se inspiró en uno de los emblemas de Aiete: el caserío Katxola.
Los barrios tienen el reto de conseguir unas fiestas que aglutines a sus diversos grupos humanos y generaciones. Y ayer se dio el paso en la dirección correcta.
La gente más joven del barrio, en ese inicio de la fiesta, se concentró en la plaza Hiru Damatxo, en torno a juegos infantiles y chocolatada organizados por el Guk Egina. Y después amas, aitas y gente joven, arrancan con el carro musical de poteo por barrio, para aterrizar en un centro clave en las fiestas de Aiete: El Jolastoki

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