Una o dos veces, Andoni Egaña nos visita todos los años

Maialen Lujanbio es también una asidua, especialmente en las fiestas del bario. A Gaztelumendi le conocemos desde crío. Unai Agirre, en calidad de sidrero y del Apurua,
ha estado con nosotros en Katxola
Todos ellos participan, en la final de bertsolaris, en el BEC de Barakaldo

Andoni Egaña, campeón que renovó la disciplina, explica al público no habitual por qué 14.000 personas llenarán mañana la final. El bertsolarismo, entre el Twitter y la poesía
¿Por qué más de 14.000 espectadores pasarán la mañana y la tarde del domingo encerrados en el BEC de Barakaldo pendientes de la final de bertsolaris? ¿Cuál es el secreto para que una disciplina tradicional haya conectado con públicos cada vez más jóvenes?

«El bertsolarismo es como un antecedente del Twitter, con píldoras comunicativas de entre 25 y 40 segundos que buscan conectar con el receptor con poesía, ideas o humor, o con todo a la vez», reflexiona Egaña. «Está más cerca de la publicidad, de ese ‘flash’ corto y deslumbrante para la audiencia, que de la poesía», continúa, «pero con la diferencia de que los bertsolaris deben estar entrenados para improvisar su ‘eslogan’ en apenas unos segundos».
Andoni Egaña (Zarautz, 1961) representa en sí mismo la renovación del bertso, un cambio cuyo ‘big bang’ sitúa en 1986. Disputó siete finales, ganó cuatro txapelas y dejó de competir «porque empecé a sentir falta de ambición». Desde la asociación Bertsozale Elkartea es uno de los profesionales que más ha teorizado sobre su disciplina, que ahora practica de manera no competitiva.
Como si fuésemos el ‘gai-jartzaile’ (la persona que marca el tema de cada tanda de bertsos) proponemos a Egaña palabras clave sobre la revolución del bertso.
El origen del ‘boom’. Para Andoni Egaña el gran salto del bertsolarismo se produjo en 1986. «Digamos que en la época moderna hubo dos primeros campeonatos de Euskal Herria, en 1980 y 1982, los dos en el frontón Carmelo Balda, con entradas en torno a 2.000 espectadores. En 1986 la Asociación de Bertozales se hace cargo de la organización y la final se celebra en el Velódromo de Anoeta por primera vez, con cerca de 10.000 personas. Es el momento del giro: las escuelas de bertsolaris van ganando terreno, los medios de comunicación ponen más atención…».
Jóvenes. Las viejas imágenes del bertsolarismo remitían a señores con txapela en el escenario y en el público. Pero en la final de 1986 cinco de los ocho clasificados tienen menos de 30 años. Entre ellos, Egaña. «Es curioso que en este 2017 nos parece que los finalistas son jóveces, con una media en torno a los 37 años y el más joven, Beñat Gaztelumendi, con 30.
Pero en aquel año 86 éramos cinco los que no llegábamos a los 30. Quizás el problema es que ahora hemos envejecido y todos nos parecen jóvenes, los bertsolaris y los espectadores», bromea Egaña.
El salto a Barakaldo. En el año 2005 se produjo un salto simbólico: la final del campeonato, que cada cuatro años se celebraba en el Velódromo de Anoeta, se traslada al BEC de Barakaldo. Esa primera vez la ganó, por cierto, el propio Andoni Egaña. «Había una razón práctica: el BEC tiene mayor aforo y sus modernas instalaciones son más ‘goxuas’ que el viejo Velódromo. Pero existía un motivo añadido: se trataba de hacer un gesto al esfuerzo de los euskaldunberris y gente de la Margen Izquierda que se había sumado a la cultura del euskera».
Bertsos en castellano. Con la primera final del BEC la Asociación de Bertsolaris y ETB promovieron un primer intento de acercar el bertso al público que solo habla castellano. En Euskal Telebista se emitió, por ejemplo, un especial con bertsos «traducidos». «Hemos propiciado varias actividades en esa línea», explica Egaña. «Somos conscientes de que el domingo de la final las teles de muchos bares de Euskal Herria están conectadas con los bertsos y hay gente que mira a la pantalla y no se entera. Intentamos tender puentes para que los vascos que no hablan euskera se impliquen. Pero lo ideal es que sean esos supuestos interesados los que se acerquen al euskera y aprendan la lengua. A los bertsolaris nos gusta que nos conozcan, pero también que los ciudadanos den el paso de aprender».
La ‘terraza’ de la traducción. En la final de mañana volverá a habilitarse, en cualquier caso, una ‘terraza científica’ con algo parecido a traducción simultánea para los invitados llegados de fuera. La asociación de bertsolaris colabora con entidades de otros lugares del mundo vinculadas a la «cultura de la improvisación» y la final suele ser excusa para reunirse. Invitados de Missouri, Birmingham, Mallorca, Cataluña o Las Palmas siguen la final desde esa ‘terraza’ del BEC «aunque sabemos bien que mucho ingenio se pierde en el camino de la traducción».
Como la publicidad. ¿Con qué disciplina podría compararse el bertsolarismo? «Se suele comparar con la poesía porque se intenta jugar con las palabras de forma retórica, pero yo lo veo más cerca de la publicidad. Son mensajes cortos, como chispazos, un pim-pam-pum».
El ‘entrenamiento’. ¿Cómo se prepara un bertsolari? ¿Cómo se entrena la capacidad de improvisación? «Primero hay una base técnica: preparar la métrica, la rima, la melodía. La métrica y la rima no suponen problema, y con la melodía es preciso acertar: no hay bonitas o feas, sino melodías que ayudan, o no, a los textos».
Por qué lo dejé. «Después de disputar siete finales y ganar cuatro txapelas (en 1993, 1997, 2001 y 2005) mis ganas por competir y mi nivel de ambición habían bajado. Opté por no participar más y me liberé. Pero el campeonato es solo el escaparate del bertsolarismo. Detrás hay ‘tienda’ y ‘almacén’: el bertsolarismo en la escuela, la actividad en las plazas o los medios de comunicación».
Ocho estilos. «Admiro a los ocho finalistas de mañana. Son de estilos muy diferentes entre sí. Sustrai Colina, por ejemplo, sabe situarse muy bien en el ‘rol’ que le toca, a menudo desde el humor. Maialen Lujanbio es un referente cultural que sobrepasa los límites del bertolarismo, con una brillante capacidad de teorizar en terrenos culturales o ideológicos. Unai Agirre es el más clásico: su bertso entra fácil por el oído.
Amets Arzallus o Aitor Mendiluze exigen poner en marcha todas las conexiones neuronales. Pero también me encanta escuchar a Gaztelumendi, Elortza o Sarriegi».
Favorito. «Me imagino perfectamente cómo estarán los ocho finalistas esta semana. Con ilusión, miedo, ganas de evadirte… Sí tengo un favorito en mente, pero no voy a decirlo. Y pienso que estará todo muy igualado: hasta la última confrontación final no se verá claro quién gana», aventura Andoni Egaña.
Sebastian Lizaso. «Me hace mucha ilusión que sea Sebastian Lizaso quien entregue esta vez la txapela de campeón. Es amigo, compañero de muchas historias y un símbolo: su padre fue bertsolari, su hijo también lo es e incluso ha participado en el actual campeonato. Será una bonita foto la de Lizaso imponiendo la txapela». Mañana se sabrá sobre qué cabeza.

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