Punto de vista Josemi Beltrán (sin permiso)

Rasgos, trazos, plumazos, características, muestras, facciones, semblanzas del director de la unidad de cine del Ayuntamiento de San Sebastián, responsable entre otras cosas de Nosferatu, la Semana de Cine Fantástico y de Terror o el Festival de Derechos Humanos.

Nació en Zarautz, hace 45 años
P: En los tiempos de crisis que corren: ¿cómo debe ser el apoyo público que reciba el cine en una ciudad como San Sebastián?
J: La clave es presentar un proyecto viable, serio y con continuidad. Si tu idea es buena, no es tan difícil hacer cosas, y no siempre es cuestión de dinero. Aunque creo que mantener el apoyo presupuestario a la cultura es totalmente necesario, en la medida en que sea posible. La prioridad son los temas sociales, pero abandonar la cultura puede generar agujeros negros, a parte de que la inversión en ella no es cosa del corto plazo. Hay que intentar conseguir las mismas cosas, ingeniándoselas para hacerlas de otra manera.
P: Responsable de la unidad de cine: ¿y eso qué es?
J: En esencia, coordinar a todo el equipo de la sección de cine de la entidad Donostia Kultura que pertenece al Ayuntamiento. Aunque algunas veces se nos olvide, es mucho más que la Semana de terror. Realizamos colaboraciones con Tabakalera. En Nosferatu tenemos más de 100 personas a la semana. Cine de Derechos Humanos, la propia Semana de terror, y colaboramos con centros culturales, proyecciones en video, el cine infantil de Lugaritz. Además, intentamos que surjan nuevas iniciativas y tratamos de colaborar con todo lo que tenga que ver con cine.

P: ¿Qué canales utilizas para mantenerte al día en cine? ¿revistas, internet?
J: Cahiers me gusta porque te permite ir más allá de leer datos sobre películas o entrevistas a actores. Quizá a veces sea para los que estamos más metidos en el mundillo. Para lo demás me gusta mucho ‘Miradas de cine’ (más la de antes que la de ahora, la verdad). Y me gusta ‘Las Horas perdidas’. Me parece que tiene un punto de vista muy abierto, no sólo cosas de género, sino todo tipo de cine.
P: internet, ¿amigo o enemigo? He leído por ahí que te defines como comprador de DVD´s.
J: No me lo bajo de internet porque me gusta consumir libros, comics y películas. Quizá sea fetichismo, pero me gusta que mi casa esté amueblada con ellos.

P: ¿Qué películas te gustan? Queremos conocer a Josemi, como cinéfilo…
J: Aquí creo que hay que distinguir entre lo que pondría a los demás y lo que me gusta ver. Como programador, no intento imponer mis gustos a los demás, sino que trato de compartir lo que veo. Si vas a mi casa, verás que tengo todo Spielberg y muchísimos musicales americanos. Es un vicio particular que no comparto con la mayoría de la gente. Es un género supercodificado, y me encanta la combinación de música e imágenes: creo que es un inmejorable ejemplo de lo que el cine puede ser. Películas como ‘Cantando bajo la lluvia’ son las que yo me llevaría a una isla desierta porque tiene todo lo que me gusta del género: visión positiva, cine dentro del cine

Renoir me parece maravilloso: te abre la mente.
Será el segundo Nosferatu en Tabakalera, ¿se ha notado el cambio?
No creo que la mudanza haya sido trágica. Tampoco ha bajado la asistencia. Sinceramente, no creo que ninguno de los abonados haya dejado de venir a Nosferatu por el traslado. En cambio hay cosas positivas como lo que hemos ganado trabajando todos juntos allí, lo que ha ganado la propia Tabakalera o la derivación de gente a esos otros ciclos que ha habido a lo largo del año en Tabakalera y que ha ayudado a la Filmoteca a encontrar su camino con ciclos como el Billy Wilder o el Jazzinema que empastan perfectamente con Nosferatu. Nos ayudamos y lo pagamos juntos.
Dices que no ha bajado la asistencia, ¿cuántos espectadores suele tener una sesión Nosferatu?
Entre 80 y 100 espectadores. La asistencia ha sido similar al Principal. En el Principal había unos 100 abonos vendidos y ese fue el límite que nos pusimos.
Cada dos meses, como mínimo, nos reunimos la mesa de programación en la que estamos el Zinemaldia, la Filmoteca, la propia Tabakalera con Victor Iriarte y nosotros. Ahí compartimos la programación, las fechas, las propuestas independientes que nos llegan… e intentamos coordinarnos todo lo que se puede. Hay cosas que irán a Tabakalera, otras al principal otras al Victoria Eugenia y otras que se las ofreceremos a Kresala porque creemos que a ellos les pueden encajar mejor.
A veces no se pueden evitar las coincidencias. Por ejemplo el ciclo de Charles Burnett, que me pareció muy interesante, se solapó con DDHH, pero la agenda estaba atada.

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