El martes la Comisión que está organizando ‘La Fiesta Coral’ en Aiete se reunió en Villa Araoz. Iker Blanco, responsable del Coro Easo, nos improvisó una ‘Visita guiada’ por el centro. Varias de las aulas presentaban los trabajos con el material de cartón que niñas y niños están haciendo para la Quincena Musical.
Una maravilla
En la foto de Esti Veintemilla, niños y mayores, todos con la misma ilusión, manipulan el material reutilizable que emplearán durante la Quincena Musical.
(Sobre un reportaje de Jorge Napal de Noticias de Gipuzkoa)
La música sonará contra la exclusión
Por iniciativa de la Quincena Musical va tomando forma estos días un proyecto de inclusión que ha unido a niños del Coro Easo con personas que tocaron fondo en sus vidas. Ultiman dos óperas infantiles que se representarán el 21 de agosto
No nos lo podemos perder.
Es la ilusión a la que se refiere el titular y que recorre estos días las calles del barrio de Aiete.
Apenas 400 metros separan el centro de inclusión social de la Diputación, gestionado por Emaús, en la Goiko Glatzara, de la sede del Coro Easo. En principio, dos mundos diferentes. ¿Qué relación pueden guardar personas en riesgo de exclusión con menores que disfrutan de un verano apacible, y que se dedican a cantar? La música, la cultura, la quincena musical ha hecho posible tender puentes entre dos mundos, aparentemente tan diferentes, que en realidad vienen a ser el mismo.
“Hablamos de personas que interactúan, que tienen en común mucho más de lo que pensamos. Unos y otros están aprendiendo mucho, y todos estamos viviendo una experiencia muy interesante”, confiesa Gorka Miranda, al frente de la Escolanía del Coro Easo y al frente del Festival Coral de Aiete (Aiete Eraikiz, Aiete Kantuz)
El festival de música clásica por antonomasia fue el que se puso en contacto con el director. Tan solo le pidieron un favor: que organizara dos espectáculos. A partir de ahí, darles forma era cosa suya. “Valoré que fuera una representación de niños y dirigida a ellos puesto que habitualmente preparamos conciertos a un público más formado”. Fue su primera decisión. No había hecho más que comenzar a idear un espectáculo que se estrenará el 21 de agosto en el teatro Victoria Eugenia.
Ese primer esbozo, como las curvas que describe el curso de un río, se fue moldeando. La mente de Miranda -de sobra conocida por nostros- se convirtió en un meandro que iba sumando más y más ideas. “Pensé después en términos de sostenibilidad creativa, y me explico. La mayor parte de los espectáculos infantiles en los que he participado en los últimos 30 años tiran de grandes escenarios, con mucha purpurina, dejando poco espacio a la creatividad, tanto del niño público como del intérprete”. El director toma su móvil en las manos con afán divulgador. “Es como este aparato, que tanto nos da como nos quita. Ocurre lo mismo con los juguetes. Lo que hace el juguete no lo hace la imaginación”.
Y a partir de ahí, tirando del hilo y de ingenio, convencido de que un palo de escoba puede convertirse en algo fantástico en una ópera -“solo hay que saber canalizar su uso”-, la idea siguió tomando forma. Y de la sostenibilidad creativa, de lo que pudieran aportar los niños del coro y lo usuarios del centro Munto, dio otro paso más. ¿Por qué no idear el espectáculo en clave de sostenibilidad de recursos? “Fue entonces cuando descubrí el Grupo Emaús Fundación Social, y supe entonces que no solo trabajaban la economía sostenible sino que había una inmensa labor social detrás”.
Este Grupo Emaús Fundación Social al que debemos un reconocimiento en el barrio, estamos en deuda con él, máxime después del penoso recibimiento que tuvieron por parte de sectores de la vecindad.
Gorka descubre el centro Munto -llama la atención la discreción con la que funciona para sorpresa de aquellos alarmistas- somos vecinos sin saberlo.
Continúa Gorka “El proyecto adquiría a partir de ahí otra dimensión, que trasciende incluso la propia Quincena. Nos convertimos en poco menos que dinamizadores de barrio. A partir de ahí se me abrieron un montón de ventanas y puertas. ¿Por qué no realizar un trabajo conjunto entre los niños y los usuarios del centro?”.
Era todo tan sencillo, había tanto que compartir entre esas personas en riesgo de exclusión y los niños, que casi se sorprendió de no haberlo intentado antes. Los mayores aportan su saber hacer, su experiencia y su ingenio. Los niños, como esponjas que son, absorben una realidad social que combina la mirada a las capas más desfavorecidas de la sociedad con la sostenibilidad. “Está siendo una experiencia fantástica. Hacía mucho que no compartía el tiempo con niños, y nunca lo había hecho con miembros de un coro. Les ayudo en todo lo que puedo”, cuenta Roberto Huelga, de 40 años.
También siente inmensa gratitud Iñaki Huici, de 59 años. “Es una forma de inclusión, de colaboración. Hemos interactuado mucho con los niños”. “Jamás me habría imaginado cortando tela para preparar una ópera. ¡Me siento tan satisfecha!”, añade Vicky Mateos, de 48 años.
Nuevas experiencias
Y las menores cuentan más de lo mismo. “¿Pero por qué se iba a notar una diferencia entre ellos y nosotros?”, se sorprende por la pregunta de periodista Rafaela Reisenegger, una donostiarra de once años que está disfrutando como la que más. “Es diferente a otras óperas en las que hemos participado, en la que nos venía todo dado. En esta tomamos una parte mucho más activa”. Su amiga Enara Larrizabal, de 13 años, está más que contenta. “Hemos podido conocer a gente nueva, nos enseñan a utilizar materiales como la silicona, y la verdad que sentimos esta ópera como más nuestra”.
Los usuarios del centro que tantas veces se han visto relegados socialmente se sienten ahora protagonistas. “¡Si es que parece que les conocemos a los chavales de toda la vida! ¡Hay una complicidad tremenda!”, sonríe Mateos. Hoy mismo volverán a verse las caras, en una jornada abierta a los medios de comunicación. Se reunirán en el taller donde unos y otros preparan ese atrezzo sostenible, con cajas de cartón y redes de pesca reutilizables.
La visita de este periódico coincidió ayer con la sesión en la que, por primera vez, los usuarios del centro de Munto se desplazaban a la sede del Coro Easo. “Estamos ante un proyecto inclusivo”, dice Arantza Suberbiola, dinamizadora del centro de día y residencial de Munto. “Uno de los principales objetivos de la representación es romper prejuicios y desarrollar las capacidades de estas personas, más allá de verlos como sujetos pasivos que se limitan a recibir ayudas”.
Para los usuarios, dice Suberbiola, es una experiencia muy enriquecedora que asumen con un enorme sentido de la responsabilidad. No se trata de un teatro al uso en una casa de cultura sino de una representación en el Victoria Eugenia, teatro al que algunos usuarios del centro nunca han accedido.
Ayer se les veía ilusionados a la entrada del que fuera domicilio del doctor Marañón, sede social del coro. Miranda les habla de la historia del inmueble. Les recibe después la directora de escena, Mafalda Saloio, que comienza a dar las indicaciones oportunas para ir ultimando detalles. Se ven cajas de cartón aquí y allá, a las que los protagonistas de esta historia han dado la vuelta para que no sean visibles las marcas publicitarias. Buena parte del material reutilizable lo han traído los menores tras bucear en los trasteros de sus domicilios.
La obra que preparaban ayer es Itsasotik eskolara. Se trata de una representación de Los cantos del mar, de R.Calmel, un compositor francés de la primera mitad del siglo XX. Con un lenguaje moderno y textos elegantes, la ópera trata sobre las peripecias de una niña que adora el mar “como algo que une, que da vida” y no que separa continentes. En la aventura aparece un segundo personaje, el reparador de estrellas, que hace una lectura más mística entre el cielo y la tierra. “Se ha generado una ilusión tremenda”, asegura el trabajador social Edorta Mendiola, responsable del centro Munto gestionado por Emaús. “Enseguida vimos que el proyecto podía aportar mucho a los residentes. Estamos trabajando la participación comunitaria, que va mucho más allá del itinerario individual que sigue cada usuario de este centro. Vemos que es algo que mejora su calidad de vida, un trabajo a nivel de barrio muy abierto. Lo más interesante de este proyecto es que se está dando rienda suelta a las ideas de niños y mayores”, sonríe Mendiola.
La segunda obra que representarán en el marco de la Quincena infantil será La maestra de escuela, de G.P. Telemann (1681-1767). La versión original es la de un profesor loco que se cree un erudito de la música y que quiere enseñar los principios de la composición a los niños. El director explica que han variado la versión original, “y el maestro de escuela va a ser la maestra. Una mujer, y además lo hacemos de una manera reivindicativa”.
Todo ello con la Quincena musical como telón de fondo, a la que Miranda tanto agradece. “Estamos ante una Quincena verde, que apuesta por el reciclaje. Una Quincena social, y que además nos brinda la posibilidad de crear”.
Vecinos de Aiete, tenemos dos tesoros: El Centro de Emaus y el Coro Easo.
La verdad es que se nos han puesto los pelos como escarpias por la emoción. No sabéis lo mucho y profundamente que agradecemos desde Emaús vuestras palabras. Que sepáis que en Emaús nos encontraréis siempre predispuestos para aportar, para sumar, para trabajar codo con codo con la comunidad, que para nosotros tiene todo el sentido del mundo. Mil gracias. Tenemos las puertas abiertas para cuando queráis, aunque sea sólo conocernos más. Un abrazo