Hace unos meses los ‘papeles’ recordaron la tragedia de Alberto Muñagorri. Tenía diez años cuando la fatalidad quiso que le estallara un paquete-bomba que ETA había colocado junto a la sede de Iberduero, en Rentería. Era el 26 de junio de 1982 y el atentado marcó su vida para siempre. Hoy, con 46 años, mutilado, con parte de la metralla aún dentro de su cuerpo y despojado de rencor, colabora con Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos humanos
Unos pocos días después de aquel fatídico 26 de junio, nuestro bertso-jartsaile y buen hombre, Manuel Machain, fue a visitarle. Le acompañaron sus dos nietos muy pequeños, biskis, Iñigo y Jon. Manuel le llevó una de sus copas, fue un momento muy emotivo, el chaval le dijo: ”nunca me olvidaré de ti”. Para Machain fue el mejor premio.
Pocos días después, 7 de julio, el Diario Vasco publicó estos bertsos de Matxain .
Alberto Muñagorri
Etzait gustatu Errenterian
asmatu ziguten pesta,
or gertatu zan ezbearraren
kulpante nor zan galdezka.
Nere ustetan etzan, ez, zailla
galderaren errespuesta:
bonba kalean jarri zuana
beste kulpanterik ezta.
Ez dakit bertan zauden, anaia,
edo joan zeran urruti,
baiña barruan kezka ederra
eramango dezu beti.
Zuk jarritako bonbak gorputza
egin dio milla zati,
bost xentimorik kulpik etzuan
aurtxo zoragarri bati.
Inoxente bat eraman dezu
zuk ia eriotzera,
ezpata latza ondo sartuaz
gurasoen biotzera.
Seguru nago, gaur damututa
Madalenaren antzera,
etzerala zu geiago joango
iñora bonbak jartzera.
Anai arteko burruka onek,
o biotzeko mutiko,
elbarrituta or utzi zaitu
zeure denbora guztiko.
Egia bada anka moztu ta
ez dezula ikusiko,
Euskalerriak laguntzik gabe
etzaitu noski utziko.
Bertsotan ezin adierazi
pamiliak daukan pena,
era orretan gaur ikusita
beren aurtxo maitiena.
Baiña alare ama on orrek
au da eskatzen duena:
«Gure Alberton odola izan
dedilla emen azkena».
Gorputz guztia elbarrituta,
oiñazetan erdi illa,
gure arteko burrukan kulpaz
zazpi urteko mutilla.
Entzun dezagun ama on orren
eskaera txit umilla:
«Odol-ixurtze bildurgarri au
lenbailen buka dedilla».
La noticia del atentado contra un chaval de 10 años, hirió brutalmente la sensibilidad de una opinión pública resignada ante una actualidad cargada de violencia y de tragedias cotidianas. La explosión de la bomba que hirió gravemente en Rentería a Alberto Muñagorri conmovió a la gente más allá de la indignación. Para muchas personas, el caso de Alberto se convirtió en un símbolo de la tragedia
El niño quería vivir; a veces, cuando se derrumbaba ante el dolor, pedía los guantes de Arconada y se los colocaba sobre el pecho. Eso parecía calmarle. (En estas páginas adoramos a Luis, es santo de nuestra devoción, sus manoplas obraban milagros).
La indignación, palpable en ambientes minoritarios de la provincia, no llegó a exteriorizarse en movilizaciones, había mucho miedo
Las más veteranos recuerdan el ambiente de temor. Si te movías podías ser acusado de ‘chivato’, que llevaba la justificación de ‘pena máxima’ o acoso sistemático en todas partes. En ese clima el euskaltzale Manuel rompió el silencio, fue a visitar a Alberto y le dedicó el bertso público editado.
Pocos bertso-papera encerrarán el aura, el valor y el simbolismo como este dedicado a una víctima de ETA, en aquellos años de plomo.
Quería agradecerles su nada aparatoso trabajo por la memoria histórica, en la que incluyo reclamar la misma persona de Manuel Matxain y el “Documento que recoge 50 años de dolor en Donostia”, con la que se encabeza este blog. El recuerdo de Alberto Muñagorri y la poesía que le acompaña es”memoria”. Por mi parte quiero decirles que no entiendo los versos y hacerles el ruego de verlos en castellano, para no perderme nada de la dedicatoria de Manuel para Alberto
Una traducción rudimentaria, nada poética. Espero se entienda en lo que vale.
Me disgusta el lio montado en Renteria, preguntando por el responsable del siniestro allí ocurrido. En mi opinión era simple la respuesta, no hay otro culpable que quien puso la bomba en la calle.
No sé, hermano, si sigues ahí o has huído lejos, pero cargarás en tu interior y para siempre con una angustia. La bomba que pusiste partió el cuerpo en mil pedazos, a un maravilloso niño sin pizca de culpa.
Has llevado a un inocente hasta casi la muerte, clavando una terrible espada al corazón de sus padres. Estoy convencido de que hoy, arrepentido como Magdalena, jamás volverás a poner bombas a ningún sitio.
Esta pelea entre hermanos, niño de mi corazón, te ha dejado tirado, impedido para el resto de tu vida. Si es verdad que amputado y que no recuperarás la vista, Euskalerria no te dejará sin ayuda.
No puedo expresar en versos el dolor de la familia viendo como lo ven a su niño más querido. Pero, así y todo, esto es lo que pide esa buena madre: “Que la de nuestro Alberto sea la última sangre que aquí se derrame”.
Con todo el cuerpo impedido, muerto casi de dolor un niño de siete años, por culpa de nuestras peleas. Oigamos la petición humilde de esa buena madre: “Acabe cuanto antes este terrible derramamiento de sangre”.
Me pasa lo mismo que a Marisa
Eskerrik asko Ramon