Arconada, la leyenda, ayer en el Aiete Kantuz

Rodeado de amigas y amigos del barrio de Aiete, de la Ekintza Abesbatza, coro en el que canta su esposa, de componentes de la comunicad educativa de la Ekintza Ikastola, en la que sus hijos y nietos se han formado o están estudiando, con la discreción de siempre, allí estaba Luis Arconada, la leyenda (en la foto con Paqui Jauregi, de la asociación de vecinos)

Arconada, hace 36 años declaraba a Ignacio Alonso en ‘El Pais’ «No creo que vaya a ser leyenda», pero dado el tiempo que necesitan los mitos para engendrarse, ayer tuvimos la grandeza de contar, entre la larga centena de aficionadas y aficionados al canto coral, que colmaron el salón de actos del Colegio Mayor de Aiete, a la leyenda Luis Arconada

Si hace 30 años, Arconada era el ídolo de miles de niños, que le aguardan, bolígrafo en ristre, y papel arrugado, al otro lado de una puerta, agarrados al pantalón del padre quien, tímido y nervioso como su hijo, le esperaba a la salida; ayer los presentes que nos fijamos, que en tercera fila, junto a Manolo García, también de Ekintza, estaba Arconada, sentimos, como aquellos niños, la felicidad de tener entre nosotros al mejor cancerbero de todos los tiempos.

Recio, serio y prudente, Luis Arconada pertenece al libro del fútbol, y está también al lado de las más grandes personas de nuestro país.

En aquella entrevista declaraba a Ignacio Alonso que ‘en el campo, siempre he dicho lo mismo, tiene que haber once personalidades, once experiencias, once hombres que sepan hacer fútbol. Cuantos más jugadores de calidad haya en un equipo, tanto mejor. No hay que estar pendiente del líder o de la figura de un equipo porque es peligroso, porque cuando te falta, te falla o no está en un buen momento, te puedes hundir’.

Seguro que escuchando a las mujeres del Canto Gregoriano o a sus amigas y amigos de la Ekintza, pensaba lo mismo:

En la Ekintza Abesbatza ayer cantaban 11 hombres, once personalidades, once experiencias, y 16 mujeres, dieciséis personalidades, dieciséis experiencias; las mujeres que cantaron Gregoriano eran 17, diecisiete personalidades, diecisiete experiencias…y cada uno de los guarismos se multiplican por decenas de ensayos, de horas dedicadas a pulir, a aprender, a dosificar

Pero a diferencia del portero que no tiene una persona detrás que le pueda cubrir el fallo y que si comete un error es ¡gol! …Las y los concertistas actúan en grupo y los posibles fallos se disuelven en el canto general

Sin embargo se parecen en que en una hora de la verdad, penalti para el portero, actuación para el coro, ven a todos de frente, el portero a los jugadores de su equipo y a los contrarios y los cantantes al público. Comparten también la tensión antes de salir al ‘terreno de juego’, pero ya en el campo, en el escenario, hacen brillar su trabajo…como ayer las dos agrupaciones que nos hicieron disfrutar en el Colegio Mayor de Aiete.

Basado en un artículo que apareció en la edición impresa de ‘el Pais’ el Viernes, 14 de mayo de 1982

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