Los seguidores del Ciclo de Literatura y Cine vuelven a completar el aforo del salón de actos, para visionar el film ‘Matar a un ruiseñor’, creando un formidable ambiente en la bucólica Casa de Cultura de Aiete.
La película es un canto al igualitarismo que busca la equidad de todas las personas sin importar su género, etnia, creencias, ni ninguna otra característica humana. En el film prevalece la idea de que todos los seres humanos deben ser tratados como iguales socialmente, iguales ante la ley, con igualdad de oportunidades, con los mismos derechos políticos, económicos, sociales y civiles.
Alfred felicita a Lantxabe por ‘el trabajo de convivencia que hay detrás de los ciclos de Literatura y Cine’ y ese es el mejor elogio que se puede hacer a nuestra asociación. Gracias compañero.
En defensa de la igualad de derechos tuvimos, como ponente y presentador, a un Manuel Diaz de Rábago, luchador infatigable por la justicia justa, excelente persona y magnífico magistrado.
Las veladas reunidas en los pasados jueves y viernes han querido y, quizás, conseguido, aunque sea con recato, entender qué hay detrás de ‘Matar a un ruiseñor’ y también del asunto que da origen a la novela de Harper Lee: la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles y los cambios, transiciones y adaptaciones por las que tuvo (y tiene) que pasar la sociedad americana en sus sistemas de gobierno, de administración de la justicia y organización social. Las leyes fueron (y son) una pieza clave en ese proceso de igualdad radical y la forma de organización que no sólo dictamina lo correcto y lo incorrecto, sino también el ejercicio práctico del derecho y las obligaciones de la justicia con todos los seres humanos. Esos principios deben estar vigentes en EE UU y en cualquier otro pais del mundo
A esa mejor comprensión, a través de la creación artística, se ha llegado gracias a las pedagógicas intervenciones de Manuel Diaz de Rábago, de Lola Arrieta, de las personas que intervinieron en los debates, de los coloquios particulares, y de la preciosa película de Robert Mulligan
El film -y la novela, como vimos ayer- transcurre en Maycomb, trasunto de Monroeville, un pequeño pueblo de Alabama contaminado por el racismo hacia la gente de color. Una joven blanca acusa a un humilde trabajador afroamericano de haberla golpeado y violado. Sus conciudadanos defienden a la joven creyendo su fingida historia y buscan venganza.
Atticus Finch, es retratado como un hombre recto, razonable e íntegro, designado como abogado defensor por el juez, del joven negro Tom Robinson, según rige en el sistema americano de administración de justicia, como explicó Manuel
Sin evidencia que inculpen al joven, la mayoría de los ciudadanos, por sus prejuicios racistas, tienen ya en mente el veredicto condenatorio incluso antes de que comience el juicio. La sociedad ‘blanca’ y la justicia sectaria se convierten en un escenario de injusticias para Atticus, para sus dos hijos, Scout y Jem, y para Bill, un niño que es una feliz recreación de quién será Truman Capote (se comentó en el debate del cine-forum)
En la historia, Tom Robinson, falso culpable, tiene un punto en común con lo que sucede a los hijos de Atticus; contra el primero, existe el reflejo de los prejuicios sobre la gente de color; respecto a los segundos, al final de la historia, el padre de la joven golpeada busca vengarse de Atticus Finch atacando a sus hijos. Al auxilio de los niños aparece otra persona marginada por esa misma sociedad, un vecino con problemas personales y mentales, que les salva de la muerte. Lola puso de manifiesto la importancia de la música de Elmer Bernstein, para ‘meterse’ en esta escena
En esta misma fase final de la película, en su desenlace, los tertulianos debatieron el comentario del Sheriff: “Hay un hombre negro muerto por ninguna razón. Ahora el hombre responsable de ello está muerto. Señor Finch, en esta ocasión, deje que los muertos entierren a los muertos. Nunca oí decir que es contrario a la ley hacer todo lo posible para evitar un crimen, que es exactamente lo que hizo” … la citada persona problemática en una breve, pero estelar aparición de Robert Duvall, que debutó en el mundo con este papel de Boo Radley y que fue uno de los premios Donostia de 2003; como Gregory Peck, lo fue en 1986, y además el primero de esta serie.
No es extraña la explosión de asistencia a esta película excepcional, también para los donostiarras. (Por cierto en el debate del cine-forum se recordó que en la anterior tertulia se proyectó “La noche del cazador”, protagonizada también por otros dos niños y Robert Mitchum, que también fue premio Donostia en 1993)
Scout, está de acuerdo con el Sheriff, y le dice a su padre que en efecto, entregar a Boo Radley sería como matar a un ruiseñor. El ave no hace más que cantar para todos nosotros, les había dicho él a sus hijos en el inicio del film. La analogía es exacta, ¿por qué herir o culpar a aquellos que no hacen ningún daño y sólo buscan solidaridad y buenas acciones?
La relación de la película con el ruiseñor, incluido el debate sobre cuál es el título más adecuado de novela y/o film, ‘Matar a un ruiseñor’ o ‘Atticus’, finalmente inclinado por el primero, nos lleva al viaje de Lantxabe a la Antigua Grecia del año pasado y a un famoso fragmento del hermoso poema que Yorgos Seferis le dedica a Eurípides
Ruiseñor pudoroso, en el aliento de las hojas,
tú regalas la música rocío del bosque
a los cuerpos separados y a las almas
de quienes saben que no han de regresar.
Voz ciega, que en la memoria anochecida rozas
pasos y gestos –no oso decir besos-
y el amargo tumulto de la esclava enfurecida.
La alusión que hace el poeta a “la esclava enfurecida” tiene su origen en la historia de la mitología griega -y no en la lucha contra el segregacionismo-
La mitología griega cuenta cómo, tras muchos avatares crueles, una muchacha convertida en esclava llamada Aedón, su hermana y su cuñado acabaron transformados en pájaros. Quelidón, que así se llamaba la hermana, echó a volar convertida en golondrina; su marido, el malvado de la historia, en abubilla; y ella, Aedón, en ruiseñor. Esta historia etimológica evidencia el momento en el que la palabra aedo, que en griego significa ruiseñor, comenzó a utilizarse además para denominar a los rapsodas y cuentistas, al identificarse el triste canto de la muchacha con el del poeta.
Bella coincidencia para destacar en las labores de acción cultural, en la que se enmarca una buena parte de la actividad de Lantxabe
Maravillo texto para una película maravillosa; todo incluido: actores, director, novela. Me encantan las historias sureñas americanas donde sobresalen, sobre todo, mujeres escritoras, todas ellas grandes
En la tertulia de ayer se citó a Capote, me gusta Faulkner… Me encantan esos pueblos perezosos, esas cosas que nunca se ven porque están ocultas en la sombra por el calor, ese blues y esas carreteras adornadas con postes telegráficos. Esos coches abandonados y semicultos por la maleza. Esos niños vestidos de cualquier manera, descalzos y los juegos nocturnos infantiles con la casa encantada.
Se dijo también que Gregory Peck nació para encarnar a Atticus y que cuando le dieron el premio Donostia, se alojó en el Palacio de Aiete
PUMA y SIGMA, sociedades protectoras de animales, asociadas con lo más rancio de la ciudad, han forzado la retirada de la película “Matar a un ruiseñor” -que no se volverá a ver en Donostia- y ahora planean ahora dejar también fuera de circulación la novela homónima en la que se basa la película. “Es uno de los libros sobre temas raciales más leídos de Norteamérica, su influencia en la gente es clara. A mí la defensa de las razas me parece perfecta, pero no a costa de matar animales. Yo defiendo a los negros igual que puedo defender a los ruiseñores, pero me parece mal que unos se apoyen en el asesinato de otros. Yo no creo que para defender a los negros haya que disparar contra pájaros y cosas así. No se trata de que dejen de disparar a los negros distrayéndose con ruiseñores. Que vayan a hablar con el que tiene el rifle y le presionen. Este no es mi problema. ¿Quién dispara? Ese es el tema. Ya me dirán por qué se las tienen que cargar los ruiseñores”, dicen que ha dicho la portavoz española de PUMA.