El pasado 14 de marzo informábamos, en estas mismas páginas, que “Un error técnico obligó a la Junta de Gobierno Local a desistir de la contratación de las obras del bidegorri de Aiete». En concreto se refería a un «error en el importe del presupuesto de ejecución».
El fallo en cuestión era haber sumado al precio total de licitación el coste correspondiente a la semaforización del itinerario ciclista que discurrirá entre los paseos de Aiete y Oriamendi. Estos trabajos no podían, ni debían, imputarse también a los constructores del futuro bidegorri.
La intención del ejecutivo que encabeza Eneko Goia -informaba un periódico local- es corregir la deficiencia detectada y calcular con exactitud el precio del proyecto. El gobierno municipal volvería a sacar la obra a concurso, una vez subsanada la deficiencia detectada en el presupuesto del contrato
¡Un año para NO subsanar la deficiencia detectada!
Dejamos al lector que le ponga un adjetivo a esta situación ¿Inaudita-insólita-increíble-inconcebible?
Nos hemos puesto en contacto con uno de los semáforos que está en stand by y admite que tiene la moral por los suelos
«No puedo estar aquí perdiendo el tiempo», dice el semáforo
Anuncia que ya no tiene la paciencia de antaño y ha admitido esta mañana ante la prensa que los rumores de que tira la toalla son ciertos.
“Yo ya no estoy para estas tonterías”, ha declarado la señal de tráfico, que dice haber perdido la motivación para seguir esperando.
“No puedo estar pendiente toda la vida del negociado de movilidad sostenible”, sentencia. “Qué sostiene ese departamento, no tengo todo la vida para saber si me van a instalar o no”, agrega.
Fuera bromas, el semáforo advierte que dada la falta de fundamento de las instancias municipales, cuando se instale, si es que se coloca, permanecerá en ámbar durante una semana y no volver a parpadear en lo que quede de año. Tampoco descarta estar seis meses en rojo y seis meses en verde. No en vano es un semáforo que depende del departamento de movilidad sostenible y tiene que hacer gala del mismo fundamento.
En cualquier empresa «normal» estarian todos en la calle.