Ayer quedamos impactados con el documental I Am Not Your Negro, exhibido en la Casa de Cultura de Aiete, y presentado, en formato cine-club, por Juan Miguel Gutierrez, con la colaboración de Lola Arrieta. Era el remate al ciclo de Literatura y Cine, dedicado a la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles, que ha dejado una profunda huella entre los asistentes al programa.
Si el pasado miércoles fue con Toni Morrison, ayer vivimos intensamente el excelente fiim de Raoul Peck con James Baldwin, como protagonista.
Baldwin vive desde hace tres años un espectacular revival en los EE UU contra las mentiras sistematizadas de Trump y del rencor racista, derivado -en esto hubo variedad de opiniones en la sala- del triunfo de Obama y de la ansiedad de saber que en dos generaciones la población blanca será minoritaria.
Y ayer lo ‘redescubrimos’ en la Casa de Cultura.
Se puede también llevar el debate al racismo o a la discriminación en nuestras vidas y al modelo de segregacionismo vasco y/o español, -se proyectó un trailer en primicia del próximo documental Paseko Txoriak, obra de Juanmi, con referencia al problema candente de la emigraciónen y su trato en la frontera de irún- pero la hondura del texto de James Baldwin nos hacía volver a la luchas de la población afroamericana que ha presidido este ciclo y que tiene rasgos y carácter propios en la vida y la obra de Morrison y Baldwin: ellos dicen ‘somos americanos, lo somos desde hace 400 años y el problema está en la patología de los blancos que no quieran verlo así’ y esa idea ha quedado gravada en nuestros corazones
Si el pasado 9 de septiembre el Festival de Toronto acogió con elogios If Beale Street Could Talk, la adaptación que Barry Jenkins, ganador del Oscar al mejor filme con Moonlight, ha hecho de la quinta novela de Baldwin, una historia de amor de una pareja atrapada en la telaraña de la violencia policial y la injusticia institucionalizada, el viernes, 8 de febrero, en Aiete, tuvimos el documental de Peck que nos dejó clavados en las sillas.
Juanmi Gutierrez, en su presentación, en su pedagógica forma de introducir el asunto de la película, mostró las fotografías de los personajes principales, preguntando si eran conocidos: sólo Baldwin, Malcolm X, Martin Luther King Jr encontraron eco. La foto de Raoul Peck no. Juanmi nos explicó que el director del film nació en Haití, pero, por la dictadura de François Duvalier, su familia tuvo que exiliarse en el Congo. Posteriormente estudió cine en Berlín, la mayor parte de sus amigos eran jóvenes africanos que apoyaban los movimientos de liberación y antisegregación.
Raoul Peck escenifica Remember This House, (recuerda esta casa) manuscrito inacabado de Baldwin, se apoya en las cartas que Baldwin envió a su editor y en su memoria personal sobre Malcolm X, Martin Luther King Jr y Medgar Evers; este, menos conocido, fue el primero de los activista de derechos civiles asesinado por un segregacionista en 1963.
I Am Not Your Negro no incluye ninguna frase que no sea de Baldwin; él figura como único guionista en los títulos de crédito.
La gente del cine en Aiete se encontró con un documental maravillosamente trabajado. Hay fragmentos de otros dos ensayos suyos, No Name on the Street (sin nombre en la calle) y The Devil Finds Work (el diablo encuentra trabajo), y las imágenes mezclan abundante material de archivo —incluidas varias entrevistas y debates con el escritor— y metraje reciente de las protestas tras la muerte de jóvenes afroamericanos en Ferguson y Baltimore o de la toma de posesión del presidente Obama en 2009.
Y contiene también un elemento profético y moral en su escritura que ha hecho que muchos de los presentes en la sala hayamos redescubierto la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles y contra la segregación racial, como se dijo en el coloquio. Algunas intervenciones subrayaron una de las paradojas introducidas por Baldwin y Morrison: el llamado problema de los negros es, en realidad, un problema de los blancos. En efecto, Baldwin, en su idioma materno, con subtítulos en castellano, -que no siempre se podían leer- nos dejó estas palabras “Yo no soy un nigger, soy un hombre. Si tú piensas que soy un nigger es que necesitas creerlo así, y tendrás que averiguar por qué”.
Baldwin nos trasladó el drama de Estados Unidos y lo que está en juego: la democracia, la libertad
“No soy pesimista, sigo vivo”, dice James Baldwin (1924-1987), con la ironía de un luchador incombustible, cuando este escritor y activista afroamericano recuerda los asesinatos de sus amigos Malcom X, Medgar Evers y Martin Luther King, acribillados a balazos antes de que cumplieran los 40.
El film nos muestra a Baldwin como un orador e intelectual público demoledoramente elocuente. La narrativa estadounidense no puede entenderse sin haber leído a Baldwin o Toni Morrison.
El escritor conoció España, cuando, autoexiliado en París desde 1948, viajó al país en 1954 huyendo de sus deudas, aunque la visita que le dejó más huella ocurrió en 1962.
En 1962, un hotel mallorquín acogía una impresionante reunión de talento: Moravia, Calvino, Henry Miller, Octavio Paz, Hans Magnus Enzensberger, Jean Paulhan, Roger Caillois, Gabriel Ferrater, Michel Butor… Baldwin no pudo llegar el día de la inauguración, el 29 de abril, porque había sido invitado por Kennedy a una cena en la Casa Blanca de homenaje a los premios Nobel. (Kennedy fue asesinado poco después)
En la película que vimos el viernes, Peck nos coloca, “in crescendo”, la acerada narración de las palabras de Baldwin a cargo de Samuel L. Jackson y un incisivo montaje de filmaciones de las épocas que van de Jim Crow al reciente televisivo ‘caso Ferguson’, y le añade una feroz banda sonora.
El film te pone entre las cuerdas de la realidad actual y eterna del afroamericano. Ese objetivo del ciclo ha estado plenamente logrado.
En el documental, una de las mejores escenas, es la maravillosa filmación de Baldwin hablando con los estudiantes en la Cambridge Union Society y otra del “show” de Dick Cavett, con un anfitrión que parece estar de los nervios, quizás porque estaba a punto de hacer aparecer a un intelectual conservador, a quien Baldwin haría educadamente trizas.
En el coloquio se comentó también el persuasivo análisis que Baldwin hace de la traumatizada “fase de espejo” que pasó la gente negra en la Norteamérica del siglo XX. De niños, aclamaban y se identificaban con los héroes y heroínas blancas de la cultura de Hollywood; luego se miraban al espejo y se daban cuenta de que eran distintos de las estrellas blancas y se parecían más, de hecho, a los malos y a los “indios” a los que habían abucheado. (Hay una parte del documental que es cine dentro del cine, en el que aparecen fragmentos de películas como ‘La Diligencia‘ protagonizada por el ínclito John Wayne)
Es de destacar también cómo Baldwin se negó a dejarse enredar en las diferencias de opinión sobre violencia/no violencia entre King y Malcolm X que aprovechaban los comentaristas convencionales, y mantuvo constantemente una crítica propia. Este hecho viene muy bien recogido en el documental
Otro momento, que siguió con un comentario en sala, es la yuxtaposición que hace Peck del tonteo y tarareo melódicos de Doris Day con una víctima de linchamiento.
En definitiva, el pasado viernes tuvimos en la Casa de Cultura de Aiete, con Lola, Juanmi y nutrida y elocuente compañía, una velada muy productiva, gozando de un cine actual, fresco, nutritivo, esclarecedor, como recordaba, todavía esta mañana, una de las habituales en estos ciclos de lectura y cine