Tirando del hilo (I): Leo de Silka, el Alcalde pianista de San Sebastián

La Conferencia de Enrique Ponte en el Topaleku de Aiete, celebrada el pasado 19 de junio, dejó varios cabos sueltos para seguir tirando del hilo. En unos casos eran ideas de defensa del espacio público, en otros el papel y protagonismo de su familia en torno a la villa de Puyo, en unos terceros, las relaciones familiares que se fueron tejiendo por las construcciones de la cima y al barrio de Aiete. Un cuarto cabo tiene que ver con la vinculación de Aiete y Donostia con la aristocracia española y europea y la casa real. Podemos seguir atando cabos con la presencia en la charla de la ‘Real Sociedad Vascongada de Amigos del País’ o porque Ponte tocaba de refilón el comercio de los esclavos

Hoy vamos a trazar una linea en torno a Leo de Silka, el Alcalde pianista de San Sebastián

Y lo hacemos porque la Marquesa Viuda de Roca-Verde, citada en la base de la ‘casa de Aiete’ y los Duques de Bailen, era la madre de Leonardo de Moyúa y Alzaga, nombre verdadero del alcalde (Leo de Silka es el artístico)

Fue alcalde de Donostia del comienzo de siglo (desde 1905 hasta 1909). A él le tocó inaugurar el quiosco de música del Boulevard y las Escuelas Viteri de Gros.

El Marqués de Rocaverde, antes que alcalde, fue regidor y después llegaría a diputado en Cortes por los liberales. Hombre de inquietudes culturales, participó en la restauración de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, que presidió, fundó la Academia de Bellas Artes, germen del Conservatorio donostiarra, dirigió la ‘Revista Vascongada’ y presidió la sociedad Euskal Batzarre.

Combinó su trayectoria política y cultural con una nada desdeñable faceta como pianista. El Marqués de Rocaverde era también un concertista de éxito bajo el nombre artístico Leo de Silka, combinación de su propio nombre, Leonardo, con el de su madre, Casilda.

Un periódico le piropeaba a fecha 7 de julio de 1905: “San Sebastián va a tener este verano un alcalde ‘artista’, D. Leonardo de Moyna (sic), marqués de Rocaverde, joven, ilustrado, de gran posición social. Pero es también Leo da Silka (sic), artista de genio, a quien tal vez conoce el Extranjero más que España, como suele ocurrir siempre con nuestros hombres de valía”.

Otra faceta de aquel alcalde viene reflejada en un ejemplar del semanario koshkero ‘La Galerna’ del 3 de agosto de 1890. En el boletín encontramos mención a un banquete:

El menú del ágape en honor a Leo de Silka fue «Obertura: Consomé Royal. Gran marcha: Solomillo a la Perigord. Tarantela: Langosta salsa tártara. Rapsodia: Setas a la Bordelesa. Polonesa: Codornices asadas. Capricho: Queso helado. Nocturno: Ave en galantina. Concertante final: Postres, cafés, licores».

Porque también fue un refinado gastrónomo y amigo personal de Félix Ibarguren, pionero de la alta cocina vasca y director de la primera academia culinaria de España.

Se conocieron en la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, institución en la que Ibarguren ejercía de cocinero, y entablaron una relación de admiración mutua debido a la cual el chef le dedicó su primer libro de cocina, ‘La cocina práctica, tratado y recetas de comidas de vigilia y colaciones’ (1895).

En este recetario aparece también un plato con su nombre, los ‘huevos a la Leo de Silka’, que sería muy conocido en todos los restaurantes vascos de relumbrón durante las primeras décadas del siglo XX. (unas cestitas de masa huevos fritos con guarnición de trufas, setas picadas y puré de tomate con jerez).

Documentación gráfica de la kutxa fototeka

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