Años para conseguir el funicular de Aiete y ahora tiene que sufrir su paralización por el ataque de unos vándalos
Los graciosillos y acomplejados que se dedican a garabatear el ascensor perjudican a la gente corriente, algunos serán sus hermanos, sus amas, sus amigos, en todo caso a personas que usan el ascensor para subir al barrio o bajar a la ciudad, especialmente a los que usan la bici para desplazarse.
No son grafiteros y mucho menos artísticos, no son grafiteros sociales que denuncian mala gestión económica o política, son gamberros.
No es lo mismo utilizar zonas deterioradas de la ciudad para revestirlas de alegres murales plenos de colorido, que ensañarse con un funicular tan necesario como esperado.
En la jerarquía de superficies de la cultura del graffiti los trenes se valoran muy por encima de los muros, por tradición y sobre todo por la dificultad que implica pintarlos. Pero este no es el caso de estos graffiteros de poca monta. Fundir el ascensor no tiene ninguna dificultad, sólo saltar una valla.
Otro asunto es que al firmar el borrón, quien corresponde sabe quién es, pero no tiene ninguna intención verdadera de impedir de que siga haciéndolo.
Lantxabe propone un concurso de ideas para hacer imposible el sabotaje del ascensor.
Ascensor aparte tienen toda la ciudad hecha una pena, no son grafiteros.
Es evidente. Estos guarros no se citan en estaciones y rincones solitarios, ni recorren conductos ocultos, ni atraviesan puertas prohibidas. Van encapuchados pero no buscan objetivo: es el muro del funicular el que van a pintar otra vez aunque para ello bloqueen el funcionamiento de ascensor. No hay romanticismo, ni arte, ni adrenalina, ni riesgo. Se saben impunes. Y mañana volverán. La desidia con el funicular que mostraron los gobiernos municipales desde Elorza, se contagia a estos garbemos en forma de boicot. Y mientras la gente ante la incertidumbre ¿funcionará el funicular?, se da la vuelta por otro lado, el de antes. Y llegará el gobierno y decidirá que no tiene arreglo, que mejor no emprender proyectos de trasporte vertical
Gracias a estos descerebrados
Según la Policía no llegan a una docena de animales los que se dedican a embadurnar la ciudad. Es un colectivo totalmente hermético, que no aparece en los medios pero son personas conocidas. Son más bien jovencitos, mantienen una doble vida y compiten entre ellos en un juego de competencia en quien hace la guarrada mayor, no tienen ningún miedo a los de seguridad. No les importa la basura de sus pintadas. Lo primordial es la competencia con otros como ellos. Están ociosos durante el día y, por la noche, dedican horas a sus guarradas en sitios solitarios. Ahora han descubierto el funicular. No es nada difícil identificarles y quizás necesiten un escarmiento. Entre sus participantes hay gente de todo tipo. Perfiles marginales, pero aparentemente normales: estudian?, tienen, pareja, familia…
Esta gente funciona con la idea de que cuánto mayor es el daño más grande es el prestigio y la autoeuforia
Los grafiteros valoran las acciones más arriesgadas pero a estos pájaros -o pajaritos- lo que les importa son aquellas que molesten a la gente corriente. No son antisistema, no nos engañemos, son zafios
No confundir estos gamberros con los que practica puenting o con aquellos a quien le gusta correr con su motocicleta. Lo que hacen no les eriza los pelos, al contrario les produce una sonrisa de hiena. No son elementos de grupo, no pertenecen a tribus urbanas
Sólo son alguien en su pequeño submundo algo que seguro no les sucede en la vida real.
Los investigadores saben quienes son, firman sus fechorías, el Concejal dice, como recuerda un periódico de hoy, que son una asignatura pendiente. Mucha gente sabe que no hay ningún empeño en resolver este problema, que en las grandes ciudades tiene otras dimensiones, pero aquí es como la caza del gato y el ratón
No son secretas sus actividades, usan Internet para alardear .
Son personas que se aburren, y se dedican a destrozar todo lo que encuentran… aunque también los hay peores, como los que roban o rompen bicicletas, los marranos que pintan encima de furgonetas, los merluzos que rompen motos sentándose encima…
Han visto a sus padres luchar contra las pintadas que han dejado en su portal o en el cierre de su pequeño negocio, y limpiar a golpe de estropajo…
Son un fastidio
Los comentarios, uno es informativo de las fechorías y su ampliación certera por la ciudad,después se califica criticando sobre ese tipo de personas y sus consecuencias y molestias para la ciudadanía el siguiente se acerca a cuestiones sancionadoras mencionando que algo sabe la policía que es un grupo de competición delictiva y sobre infracciones, y final el mas duro y extenso sobre lo que son y el mal que hacen incluso mencionan que han avergonzado a sus padres hasta el extremo de quitar las suciedades próximas realizadas en sus propias viviendas ocasionadas por sus vástagos…. ¿esto e que es ?, ¿como se llega a este extremo?, donde esta, la mínima aplicación de un orden municipal que haga controlar semejantes atropellos de unos pocos parásitos sociales contra muchos ciudadanos indefensos de ese malestar urbano.en San Sebastian y sus extraradios urbanos.
La posible solución es obvia ,una vigilancia de la policía municipal del ascensor y alrededores. Se eligen p.e.,tres días de la semana ,durante las horas previsibles de la pintada y probablemente sorprenderan al Velazquez de turno.Obviamente ,deberán probardis tintas fechas y horarios.Esto lo sabe hacer perfectamente la Policía Municipal…Asimismo, si el entorno lo permite, se podría colocar una cámara de vigilancia.No se trata de analizar la casuística de los genios nocturnos como de actuar para impedir el vandalismo.
He leído este comentario de Richard que quiero complementar con el anterior de Josemari.
Richard propone una “solución obvia” algo que “sabe hacer perfectamente la Policía Municipal”
Josemari quita cualquier rasgo de heroicidad a estos guarros que se saben impunes.
El funicular se inauguró el 10 de mayo, quince días antes de las elecciones municipales.
Cuatro años de espera pero llegó justo a tiempo. Dos mil votos para el partido ganador.
Ellos pusieron en marcha el ascensor, si los vándalos lo inutilizan, no es asunto del gobierno. Ellos ya tienen los votos. Arreglar el funicular supone un gasto de mantenimiento, este dinero tiene otros destinos.
En este caso, además, lo tienen muy fácil. Ir a Morlans significa dar una vuelta. La incertidumbre sobre si el funicular estará averiado o no, desanima a la gente, que ya no arriesgará el traslado, con lo cual tendrá cada vez menos usuarios, -entre los que ya no van a Morlans está quien suscribe- el chisme irá languideciendo, y la culpa será de los gamberros, ellos son un partido de orden y por este motivo seguirán cosechando votos
¡Cómo me acuerdo de Juan y de Baltasar!
Hay mucho guarro. Son vándalos, pintan lo que sea. Son enfermos que pintan por todas partes
En otras ciudades está penalizado el tema, se ponen un montón de multas. Está prohibido pero hasta los 18 años a nadie se le detiene por pintar. Y si pintas no van a detener a su padre. A veces protegen sus guarradas con un barniz especial que no se puede quitar, es caro y muy tóxico, no se de dónde sacan la pasta, así han pintado en el ascensor vertical de Aiete.
Llevan mal vivir en la ciudad, son odiosos y ellos lo saben y se sienten importantes por eso
Concurso de ideas no, psiquiatras necesitamos
Mucho se viene escribiendo en esta web sobre el “graffiti vandálico”. Todo Aiete viene sufriendo desde hace mucho tiempo el gamberrismo incontrolado por parte de algunas personas que no tienen respeto por las mejoras en el barrio conseguidas año a año. Fachadas, muros, viviendas, ascensores, frontón y en ocasiones, en vehículos, se han visto impregnados de la ignorancia de estos energúmenos. A estos descerebrados no les importa manchar, porque no es pintar lo que hacen.
Por otro lado, en muchos lugares de Donostia también las guarradas se dejan ver por muchas zonas de las vías públicas.
Puestos a dar ideas quizás el ayutamiento podía señalar murales donde exponer lo que es verdadero graffiti, por ver si los gamberros se experimentan allí
Por otro lado, se sabe que existen programas para la identificación y persecución de los autores de estos actos vandálicos, es un programa informático con una base de datos en la que se incluyen imágenes de borronazos y la identificación de sus autores
En la línea propositiva de Julia ¿Por qué no crear una brigada de limpieza especializada en pintadas para el borrado de estas guarradas -con perdón-?. Podía estar formada por dos o tres personas contratadas por el ayuntamiento para todo el año -existen programas en combinación con Lanbide- El propio ayuntamiento tendría que formarlos y equipar con el material necesario tanto de maquinaria como de productos para los diferentes tipos de tratamiento.
Esas personas debería estar identificadas como la brigada de limpieza de estas pintadas.
Esta brigada tendría que formar parte de la plantilla del personal de servicios del ayuntamiento como personal laboral y se les dotaría de formación en las diferentes metodologías de la limpieza, con un curso anual de renovación en técnicas de limpieza.
El vandalismo de brocha gorda es hoy en día un problema creciente en la ciudad, son garabatos repulsivos con firmas ilegibles para los no expertos
Y como dice Julia se pueden potenciar propone graffitis artísticos, realizados por artistas -los hay y muy buenos en Gipuzkoa- con el apoyo municipal o de otras organizaciones.
De acuerdo con Julia y con Merche, se trataría de un contrato extraordinario y específico para la limpieza de los garabatos que ensucian paredes y otros
Es muy importante la agilidad en el borrado porque cuando aparece uno inmediatamente surge otro a su lado, con el deterioro correspondiente. La limpieza tiene que hacerse de manera urgente e inmediata
¡ ojala ! que este ramillete de opiniones vecinales llegasen a los responsables del Ayuntamiento y en particular al concejal/a y sus colaboradores de M.U. para que estudie la «» asignatura pendiente»» y pueda rectificar sus declaraciones que no es lo importante,de inmediato tiene que ordenar y actuar en las limpiezas de las suciedades graffiteras , y no solo en el centro donde pasea y camina mas gente,según expresión del mismo publicada; en los barrios los ciudadanos tambien tienen derechos.Que el cielo y la providencia nos amparen dandonos fuerzas y moral para aguantar esperando
Lo de los grafitis no ha salido de repente de la nada. Empezaron por sitios discretos…, y han ido a más sin temor ninguno porque las autoridades han pasado del tema olímpicamente, a diferencia de lo que se hace en otros sitios.
Pueden hacer lo que les de la gana y no pasa nada.
Deberían identificarlos y hacerles pagar todos los desperfectos, más la multa correspondiente. Y si son menores… premio para la familia.
Y mientras las autoridades no hagan nada, estos son los que deberían pagar los arreglos en propiedades privadas, por dejación de funciones.
Son necesarios los datos que maneja la Guardia Municipal. Se especula con que son autores jóvenes menores de 25 años, que actúan en parejas o pequeños grupos y eligen ciertas noches para cometer sus fechorías, y que son siete o ocho puntos de la ciudad en los que más se ensañan. Si se desconoce quiénes son los autores no se puede acusar a los jóvenes de la ciudad de su comisión, por eso se necesitan datos genéricos de los gamberros.
Se dice que la Guardia Municipal conoce al dedillo todos los datos de estos actos vandálicos y que cuando se produce una detención se procede a la multa correspondiente, pero que algunos de los delincuentes se declara insolvente y vuelve otra vez a las andadas ¿Será verdad? ¿Por qué los responsables municipales no salen con la información? Para otras cosas bien lo hacen. ¿Por qué no da los datos genéricos -sin vulnerar la ley de protección- para que se deje de especular?
Y si la Guardia Municipal sabe quiénes son y conoce su «modus operandi», ¿Por qué no ha puesto en marcha ya un dispositivo de seguridad?
Nota.- Cuando hablamos entre nosotras se suele recordar la “kale borroka” que se dedicaba a destruir autobuses y el mobiliario público. Aquello sucedió, aquellos fue juzgado y condenado, aquello terminó; pero la acción vandálica de estos individuos ¿no tendrá fin?
La gente está bastante harta por la proliferación de todo tipo de pintadas sobre fachadas, muros, puertas, ventanas, tejados, aceras, papeleras; un panel de garabatos, signos y dibujos simplones que afean el entorno y que provocan importantes gastos cuando la brigada municipal se digna a limpiar; porque el Ayuntamiento vive ajeno a este problema, ¿En que lugar viven los ediles de Donostia? ¿En Hondarribi? ¿En Lasarte?
No se puede hablar de arte callejero -como se comenta en algunos medios- sino de simple vandalismo; un vandalismo que va desde el delito flagrante, cuando se produce sobre el patrimonio protegido, una falta administrativa para otros casos, y ¿Qué falta es cuando se sabotea un funicular de uso público?.
Tanto preocuparse por poner Norias y Andamiajes ¿Por qué no se ocupan del aspecto que lucen algunas calles y algunos barrios?
Debe actuarse con más determinación e imaginación ante tales prácticas.
¿Quién limpia?
¿En qué lugar se limpia?
Y, sobre todo, ¿por qué pintan?
Cualquier iniciativa, antes que dejar que el incivismo crezca, porque una pared emborronada es la mayor invitación a que se siga con la práctica.
Que nadie se preocupe hoy nos anuncian la subida de la tasa de basuras un 4,5% casi como la subida de sus sueldos, se supone que incluira un aumento en la limpieza de la ciudad, incluidas las pintadas?
Si la primera estrofa de la canción “El Congreso De Ratones” (1985) de La Polla Records (Evaristo) decía «Como primer punto del orden del día, actualizaremos nuestro sueldo” …la siguiente era “y como segundo punto ¡Bajaremos el de los demás!”
Evaristo lo clava, la coda podrá gustar o no, pero sus letras son un sonoro acierto. Han tardado justo un mes, pero todo donostiarra lo puede ver -y sufrir- suben las tasas, empobrecen a la gente, y además suben en las tasas de basuras; una de las tareas más deficientes de la corporación y de la diputación -es además el sobrecoste de la incineradora-
Hay otra letra, en este caso de Eskorbuto, cuya música es igualmente punk, pero con el estribillo de ‘nos engañan, nos engañan así’ de plena actualidad
Pregunto, por preguntar ¿Y dónde está la supuesta oposición de izquierdas?
Baltasar.
¿..oh sorpresa..? ayer use el funicular para bajar hacia Morlans a las 17 h y note una diferencia de como lo vi la ultima vez …no había pintadas en las cristaleras ni en la cabina ..solo existía una pequeña en el muro hacia la mitad del recorrido, excesiva suerte seria que los ensuciadores hayan hecho casos a nuestras quejas/plegarias ,o es que el Ayuntamiento si ha tomado alguna medida ha surtido el efecto deseado.
Creo recordar, que en un principio el Ayuntamiento iba a colocar cámaras de vigilancia en el ascensor, pero por lo visto hubo un ajuste de presupuesto y lo desestimaron. Ahora pasa lo que pasa. Lo que hay que hacer es, al que se le pille, a limpiar todo el barrio.
‘Insol’ firma en los muros del ascensor inclinado de Morlans, que se queda parado cada vez que alguien entra a la vía. En una pintada en las inmediaciones de la estación de Ategorrieta se lee: “Insol, 100% insolvente”, así pues con chulesco descaro el embarrador de paredes dice que no tiene un duro y puede seguir haciendo la pascua a la gente. Ello es la demostración de la baja eficacia que el reproche penal causa en las conductas de los grafiteros.
‘Insol’ ha llenado la ciudad con sus pintadas, eso sí con diferentes firmas. En 2016 fue detenido junto a otros dos grafiteros tras haber robado 131 aerosoles. Entonces firmaba como ‘Ikso’, luego cambió el orden de las letras y fue ‘Oski’ y ahora ‘Insol’ pero como es insolvente no pagará las multas.
Este año 12 han pasado a la vía penal (14 el año pasado) y otros siguen su curso por vía administrativa. La diferencia entre unos y otros se explica por el importe de los daños causados y por hechos que figuran en el Código Penal como entrar sin permiso en una propiedad privada. Entre los delitos que se le pueden achacar a estos vándalos está el de deslucimiento de un bien -cuando se mancha con pintura que puede fácilmente limpiarse- que puede acarrear multas de una cuantía variable en función de los ingresos del infractor. Si el guarrada es más difícil de quitar y requiere de una intervención más profunda al autor se le puede acusar de una delito de daños que conlleva penas de prisión inferiores a 2 años, lo que se traduce también en una sanción económica.
A los descerebrados que han seguido la vía administrativa se les aplica la Ordenanza de Civismo de la ciudad o la Ley de Seguridad Ciudadana y todos acaban con una multa. Son por ejemplo las pintadas que se hacen en paredes, muros de la vía pública, en las construcciones de las carreteras o las trincheras ferroviarias. Si se aplica la normativa de la ciudad, las multas oscilan entre los 201 y los 500 euros. Las multas impuestas por la Ley de Seguridad Ciudadana suelen ser de 600 euros.