Resulta estomagante ver todas las mañanas, al llegar a Katxola, cómo los alrededores del caserío están sembrados de boñigas de perro, que los dueños de las mascotas no recogen.
Es frecuente la llegada de coches a la pequeña glorieta de la calle Paraiso, estos abren sus puertas y los primero que hacen los perros al salir es ir a depositar sus heces en la hierba que rodea el caserío o en los propios caminos (ver foto).
El ‘circulo de influencia’ se amplía a todo el espacio Katxola (ver foto)
Cuando las personas que se dedican al cuidado y acción del caserío llaman la atención de estos individuos, recordando su obligación de recoger los excrementos que dejan sus mascotas, se encuentran, por resumir, con tres tipos de reacciones
- La violenta, el enfrentamiento contra las personas de Katxola que les llaman la atención sobre sus obligaciones cívicas
- La de que en el campo abierto los perros pueden depositar la mierda donde quieran y sus dueños no tienen ninguna obligación de recogerla, aunque sea un espacio frecuentado por escolares, por visitantes de diversa condición o por empleados que cortan la hierba y les salpica
- La de las personas que terminan aceptando la falta y diciendo acudir a por una bolsa para recoger las heces, luego no vuelven
En consecuencia Lantxabe ha decidido declarar “zona de exclusión de cacas de perro” el espacio Katxola y adoptará las medidas legales pertinentes
Sabemos, no obstante, que sin el apoyo del gobierno municipal, estos sujetos seguirán campando por sus respetos.