El Ciclo de Literatura y Cine que organiza Lola Arrieta (Lantxabe) en el Centro Cultural de Aiete ha puesto el foco en tres Premios Nobel de Literatura en este tercer trimestre de 2019; dos de ellos son sudafricanos Nadine Gordimer y J.M. Goetzee.
El pasado mes de octubre, el análisis se centró en la vida y obra de José Saramago. Salimos maravillados de la tertulia.
Ahora, en noviembre, -mañana jueves 14 a las 19:00-, y en diciembre, el día 12, la cita va al encuentro con dos premios nobel sudafricanos Nadine Gordimer, nobel en 1991 y J.M. Goetzee, nobel en 2003. Las novelas a presentación y debate son: La hija de Burger (1979) deNadine Gordimer, y, la original y autobiográfica, Verano de J.M. Goetzee, que nos acercarán a Sudáfrica.
(En el campo del cine, dos documentales, Come back Africa de Lionel Rogosin y Searching for a Sugar Man, de Malik Bendjelloul completarán el programa)
Cuando el secretario permanente de la Academia, Sture Allen, anunció que Nadine Gordimer, era premio nobel ante una sala repleta de periodistas y figuras de los círculos literarios, se produjo una exclamación aprobatoria. A los méritos literarios de la escritora se suman su condición de mujer y su compromiso con la causa del pueblo sudafricano.
Nadine Gordimer es una referencia en el compromiso político contra el apartheid. Hija de un relojero judío lituano y una judía asimilada londinense, la emigración a Sudáfrica libró a la familia de un destino trágico. Nadine nació en 1923 en Springs, Gauteng, cerca de una explotación minera de Johannesburgo. Mitad inglesa, mitad judía, le sobraban motivos para oponerse al racismo, pese a que su pertenencia a la clase media le garantizaba una existencia acomodada.
Coetzee y Gordimer son excelentes escritores, pero sus planteamientos vitales son radicalmente opuestos. Coetzee se marchó a Londres y más tarde a Australia, ensimismándose cada vez más en una literatura nihilista y desesperanzada. Gordimer prefirió inmiscuirse en la lucha por la libertad y a principios de los sesenta estableció contacto con el Congreso Nacional Africano, infringiendo la ley. Muy pronto surgió la amistad con Mandela y el activismo político, que incluyó abrir las puertas de su casa a fugitivos de la justicia.
«Tú no decides ser escritora -aseguraba Gordimer-, simplemente naces con un impulso natural que no se aprende en las escuelas. Solo hay un camino: leer, leer, leer para que se despierte el don de la escritura». La obra de Gordimer perdura. No solo por sus cualidades formales, sino por su voluntad de ser la voz de un pueblo oprimido por el racismo y las desigualdades sociales
Para muchas y muchos lectores La hija de Burger (1979), es su mejor novela, narra la historia de una familia de activistas blancos que se oponen al apartheid desde la militancia comunista, sin dejar de interrogarse sobre el valor de su lucha. Mandela leyó La hija de Burger desde su celda y le envió una carta de agradecimiento. Cuando al fin quedó en libertad, pidió que incluyeran a la escritora entre sus primeros encuentros.
Sudáfrica hoy está en las primeras planas de la actualidad. Su equipo de rugby ha quedado campeón del mundo.
A todos nos ha venido a la cabeza el film “Invictus” basado en hechos reales acontecidos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid.