Diario Vasco, miércoles, 22 enero 2020
El funicular que conecta Morlans con Aiete está generando problemas a sus usuarios.
Los aietearras podrán disfrutar de un nuevo cajero el próximo mes de febrero.
2014 es el año en el que el Ayuntamiento aprobó la propuesta lanzada por Lantxabe de utilizar el solar dejado por el derribo de Munto y convertirlo en una plaza de manzanos y otros elementos que recordaran el caserío (existe también un museo arqueológico al aire libre). La replantación está parada, denuncian los vecinos
Crónica de la Carta al Gobierno Municipal
El barrio de Aiete tiene varios frentes que quiere solucionar en 2020. Entre ellos, la reparación del funicular que conecta Aiete con Morlans, llegar a una solución con los problemas que está generando la acera inservible de la calle Doctor Marañón o la plantación de manzanos maduros en Munto.
La Asociación de Vecinos Lantxabe, se ha encargado de transmitir estas cuestiones al Ayuntamiento donostiarra para que este se encargue de darles solución. Pero no todo van a ser malas noticias.
La instalación del cajero automático en las piscinas de Etxadi se realizará, si todo va según lo previsto, a finales de este mes. Martin Ibabe, Concejal delegado de Deportes, se ha responsabilizado de esta tarea y aunque el cajero es de una entidad privada, gracias al esfuerzo de inversión del Ayuntamiento, la vecindad de Etxadi y de Aiete, «tendrá por fin un cajero, sin necesidad de ir hasta la plaza de Bera Bera, sorteando dificultades como las de la pasada semana en que todas las luces entre Etxadi y Bera Bera estaban apagadas y la oscuridad era total», apuntan desde Lantxabe..
El pasado mes de diciembre, Lantxabe se dirigía a la Concejala Delegada de Movilidad Sostenible, donde manifestaba el temor sobre el posible problema en la fabricación del funicular de Aiete. La administración todavía no se ha pronunciado. Además, la carta subrayaba que, «el funicular está decepcionando a los posibles usuarios, y desilusiona y desalienta a los promotores de la idea, y a los que quieren que preste el servicio debido».
Las redes sociales se ha hecho eco de esta realidad. Un usuario afirmaba recientemente «a mí me iban a permitir está ineptitud en mi trabajo». «Es el quinto domingo en tres meses que quiero coger el ascensor de Morlans y está estropeado», apuntaba otro ciudadano. Seguía el hilo otro tuit: «Yo lo he ido a coger dos veces y las dos veces también estaba fuera de servicio». La web de Lantxabe, haciéndose eco de esta inquietud, ha promovido una tormenta de ideas.
Solicitan «poner un panel informativo que informe de la disponibilidad del funicular en la confluencia del paseo de Errondo y la calle de Morlans y lanzar una campaña informativa general en los monitores de DBUS y en otros medios sociales, además de estudiar con DBUS los recorridos de la línea 46 u otras, para aumentar su frecuencia y que en los mapas urbanos de los bidegorris se señalen el funicular y las conexiones». Esta propuesta está destinada a evitar que la gente se desplace hasta las bocas del ascensor, ahorrando molestias a la ciudadanía.
Por otro lado, la plaza de los Manzanos de Munto, que el Ayuntamiento aprobó en 2014 a propuesta de una generosa colaboración ciudadana en todo el barrio, permanece parada. El acuerdo es que se facilite el desarrollo y crecimiento de los manzanos que han resistido estos años y son adultos; volver a plantar manzanos maduros en el lugar en que se secaron, y sustituir los actuales abedules por manzanos porque las raíces de los abedules impiden el desarrollo del manzanal.
Para Lantxabe es «urgente que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra con esta labor de jardinería y mantenimiento porque puede pasarse el tiempo de la poda y de la sustitución y regeneración de los árboles».
Además, están a la espera de que el Ayuntamiento apruebe en los presupuestos del 2020, una solución para la acera inservible de la calle Doctor Marañón, que viene asociada a la construcción del bidegorri que ya ha empezado a construirse. Asimismo, los vecinos permanecen a la espera de la renovación total (por higiene) de la arena del parque infantil próximo al Topaleku.
Por último, tienen la esperanza de que al renovado parque infantil de Etxadi, se le pueda rodear de un elemento defensivo para que las niñas y los niños no puedan salir a la calzada. A su vez, está pendiente de resolver el problema del árbol caído en la plaza Otxanda que ha tirado la red de protección de los niños en el parque.
Otros asuntos propuestos por Lantxabe y asumidos verbalmente por la delegación municipal de ‘espacios públicos’ hacen referencia al alumbrado deficiente y poda del arbolado que hemos visto se ha aprobado para diversos barrios de la ciudad pero que no termina de llegar al de Aiete.
Gabon,
Me gustaría saber de qué entidad es este.cajero nuevo…
Todos tenemos entidades diferentes y UN cajero solo no servirá para la mayoría.
Que pasa con las obras de la ladera de alto de Errondo?? Estamos hartos. La parte esta de Aiete esta olvidada.
En este blog hay un montón de quejas relacionadas con el Alto de Errondo. Ander, tu barrio y Aiete están en la periferia de la ciudad abandonada y quizás más despoblada, con menos votos, con menos grupos de presión (apenas si tenemos hostelería).
A la pregunta de si había negocio suficiente para todos los hoteles que se iban a construir en la ciudad, los datos ya han respondido. Y sí, no solo había tarta para todos, sino que, en un ejercicio cuanto menos sorprendente, a más empresas hoteleras instaladas en la ciudad, más ha subido el precio medio del alojamiento, de los 112 euros de 2015 a los 140 en 2019, según lo publicado en este mismo periódico. El Ayuntamiento ha decidido poner límites a la concesión de nuevas licencias de aquí en adelante, para que no haya un hotel en cada esquina, pero ya hay un hotel en cada esquina -en similar procedimiento a cuando se declara una zona saturada de bares: no se pueden abrir más, porque literalmente ya no cabe ni uno más-. Sabemos ahora el precio que han pagado los turistas, otra cosa es el precio que pagamos entre todos. Queremos que el sector siga contribuyendo a salir de la crisis, a dar trabajo, a que se mueva el dinero -eso dicen- pero que no ganen siempre los mismos. Estamos todos de acuerdo. ¿Pero cómo se mide el impacto de la expansión hotelera? ¿Qué repercusión está teniendo en la vida cotidiana? ¿Hay algún parámetro que evalúe las consecuencias económicas y sociales para la ciudad más allá de lo que expresan los balances de ocupación y llegadas de visitantes? El resultado no tiene por qué arrojar pérdidas, o sí, simplemente intentar tasar el fenómeno desde otros puntos de vista. Aunque sea saber a cuántos campos de fútbol equivalen los miles de turistas que están ya a la vuelta de la esquina.