Los ganadores del torneo First Lego League posan con el primer premio que les da el pase a la final estatal.
Los del Lizeo disputará la final estatal tras vencer en la First Lego League Euskadi
Zeo, el mejor robot de la competición
Patricia Rodríguez, DV, Sábado, 8 febrero 2020
La jornada celebrada este sábado en Eureka Zientzia Museoa de Donostia fue una carrera a contrarreloj y el equipo Overclock de Axular Lizeoa cumplió su misión con precisión e ingenio: diseñar el mejor robot y el mejor proyecto de innovación de First Lego League Euskadi. La final del torneo, organizado por Innobasque y que por primera vez se celebró de forma simultánea en tres sedes -Donostia, Bilbao y Mondragón-, participaron en total 2.000 estudiantes de 6 a 16 años de las tres capitales vascas, pero solo los dos mejores equipos harán las maletas para disputar la final estatal en Tenerife los próximos 28 y 29 de marzo: los donostiarras Overclock y los alaveses Landederros Gamberros.
Una de las participantes del equipo ganador, Sarah Albistur, de Axular Lizeoa, no podía contener la emoción y hablaba orgullosa de Zeo, el robot que ha diseñado junto a su equipo. Han tenido seis meses para crear la criatura y tuvieron que demostrar, en menos de dos minutos y medio, lo que esta máquina era capaz de hacer. En ese reducido tiempo, el robot debía ejecutar las misiones programadas dentro de un circuito que simulaba el entorno de una ciudad, como descender una carga, recoger un dron y colgarlo de un puente simulando una situación de vuelo, eliminar un atasco de tráfico, liberar de un columpio sobre el que se encontraba una persona en una silla de ruedas o construir una estructura con las piezas de LEGO blancas. Todas estas misiones forman parte del desafío escogido para este año: construir espacios mejores donde vivir y trabajar.
Zeo, «que viene de zeolita, un material orgánico en el que hemos basado nuestro proyecto de innovación para fomentar la economía circular», comentaba esta joven, completó el circuito sin problemas, pero antes hubo muchas horas de «prueba/error. Hemos ido modificando el diseño y la estrategia hasta presentarlo aquí». Albistur es la cuarta vez que participa en esta prueba internacional y la tercera que consigue un pase para la final estatal, al igual que su compañero de equipo Markel Artola, un apasionado de las ciencias. Ambos comparten que «en este tipo de competiciones aprendes a trabajar en equipo, a saber escuchar las ideas de los demás y sobre todo, a persistir. La ciencia es muy divertida». Es precisamente el objetivo que persigue el programa educativo internacional First LEGO League, que no es otro que incentivar el interés por la ciencia y la tecnología en la infancia y la juventud. Durante medio año, los participantes han conocido cómo trabajan investigadores, técnicos y profesionales de ámbitos como la arquitectura o la ingeniería.
Estados Unidos, Japón, Brasil y Australia serán las sedes donde se celebren durante los meses de verano las competiciones internacionales. «Para eso hay que trabajar mucho», imaginaban estos jóvenes.
Reciclaje
Además de elaborar la estrategia, diseñar, construir, programar y probar un robot autónomo, cada uno de los equipos tuvo que defender delante de un jurado y durante treinta minutos sus propuestas para solucionar un problema relacionado con las ciudades. El equipo Lizeobots, de Santo Tomas Lizeoa, ideó un sistema de reciclaje para explicar a los escolares más pequeños dónde tenían que tirar cada desecho. También obtuvieron premio (una copa construida con piezas de Lego) aunque el reconocimiento fue por su «trabajo innovador y creativo en el diseño mecánico y programación» de su robot, Perry.
«El reto de este año es complicado y además hay mucho nivel», comentaba Beñat Arruabarrena. «Estuvimos viendo muchos vídeos tutoriales, construir el software del robot es lo más difícil, y al final hemos creado un robot simple, pero preciso. No ha conseguido subir el puente, que nos daba bastantes puntos, pero estamos muy contentos», aseguraba este joven y quién sabe, futuro ingeniero. Al igual que él, Ainhoa Elizalde cree que terminará trabajando en algo relacionado con las ciencias.
Los más pequeños, de 6 a 9 años, también tuvieron la posibilidad de participar en la jornada, organizada por la sociedad municipal Fomento de San Sebastián, mostrando sus habilidades en el desafío ‘Boom town build’, donde tuvieron que construir una maqueta que tuviera un elemento móvil. Hubo nervios, tensión y un pase a la final para seguir construyendo sueños. «Misión cumplida».