Hace unos días el mundo entero celebraba la lucha por la emancipación de las mujeres.
Y hace más de 40 años, el 11 de febrero de 1979 colapsaba el gobierno del último sha de Persia, Mohamed Reza Pahlevi. Acababan 2.500 años de monarquía ininterrumpida y nacía un nuevo sistema de gobierno controlado por el clero. Detrás de ese cambio estaba una de las figuras más influyentes del siglo XX, el ayatolá Jomeini
De esta forma comenzaba Lola Arrieta la presentación del libro de memorias ‘Leer Lolita en Teheran’ . Sería en la última velada, reunida el pasado jueves 12, en la casa de cultura, precisamente antes de su cierre por el coranavirus.
Hizo una breve introducción a la historia de Persia-Iran en el siglo XX para contextualizar la obra de Azar Nafisi y salir al paso de las críticas interesadas que la colocan en el ‘bando norteamericano’
La caída del último sha de Persia parecía que iba a devolver las libertades a Iran. El 1 de Abril de 1979, el 99,31% de los votantes iraníes aprobaron, en referéndum, instaurar una República Islámica en Irán. Azar Nafisa, como muchos de sus compatriotas, consideraron que se le podía dar la vuelta a la situación y acabar con el gobierno de los clérigos. Mientras tanto ella continuaba la labor de profesora en la Universidad. Pero no fue así. El régimen de los ayatolas fue endureciendo cada vez más la condición de las mujeres, hasta límites irrespirables.
En 1995, Azar Nafisi, declaró que ya no podía enseñar Literatura inglesa adecuadamente; de modo que dejó su puesto en la universidad e invitó a siete de sus alumnas mujeres a asistir a reuniones periódicas en su casa, cada jueves por la mañana.
Allí estudiaban obras literarias consideradas polémicas por la sociedad iraní postrevolucionaria, como Lolita y Madame Bovary. También les hablaba de novelas de F. Scott Fitzgerald, Henry James y Jane Austen, intentando entenderlas e interpretarlas desde un punto de vista iraní moderno.
Este grupo de valientes mujeres votan por la trasgresión; la visita a otros mundos a través de la literatura; la libertad y el canto a la vida, a otra vida, a la conducta prohibida. De la realidad se evaden creando, en la tertulia de los jueves, un espacio mágico donde se llevan los secretos y un estado íntimo.
Los asistentes sintieron la tertulia de Teherán, en la tertulia de Aiete. Analizaron el relato de las reuniones dirigidas por Azar Nafidi, en los coloquios de Lola Arrieta. Pura lección de exquisita literatura.
La autora, a través de la palabra de Lola, nos enseña cómo hacer el análisis de la obra literaria, cómo al leer se obtienen distintos puntos de vista desde una misma versión escrita, cómo la literatura es más universal y profunda que la política (al menos la que conocemos ahora).
Azar y Lola nos hablan de empatía. Ambas citan a Nabokov como precedente. Empatía es la participación afectiva de una persona en los sentimientos de otra persona, el que los hace suyos. Lo contrario es la indiferencia ante el dolor ajeno. La palabra empatía es de origen griego que significa “emocionado”. La empatía hace que las personas se ayuden entre sí. Está estrechamente relacionada con el altruismo – el amor y preocupación por los demás – y la capacidad de ayudar.
En las memorias profesora y alumnas desmenuzan y ponen en tela de juicio a los pensamientos, los personajes y la sociedad de Lolita, El gran Gatsby, La letra escarlata, Invitado a una decapitación, Orgullo y Prejuicio o Daisy Miller y en ellos se opina sobre lo lícito y lo ilícito, lo justo y lo injusto o lo moral y lo inmoral. Criterios subjetivos y polémicos que dependen de momentos sociales cambiantes que pueden llevar a juicios arbitrarios.
(Muchos de estos libros también han protagonizado las veladas de los ciclos de literatura y cine en Aiete)
En la novela de Nafisi encontramos el juicio crítico que hacen un grupo de mujeres que no solo se alzan ante la limitación cultural sino se rebelan contra ellas mismas liberándose de algo más que el velo islámico. Nos tropezamos con la situación histórica y social de Iran: represión por la teocracia, la guerra con Irak. Y la humillación que sufren mujeres y hombres con ansias de libertad y modernidad castradas por los dictadores.
Nafisi abandonó Irán el 24 de junio de 1997 y se fue a vivir a Estados Unidos, donde escribió sus experiencias en Leer Lolita en Teheran.