Magritte
El amor, cuando se lleva encerrados una cuarentena de cuarenta días, es la respuesta. Amor a tu pareja, amor a tus hijos, amor a tus padres, a los familiares y amigos con los que vives o con los que hablas, por wasap, por teléfono, por videocámara.
Y con el amor se crea el arte, en sus diversas formas: amor fraternal, amor de padre y de madre, amor de hijas e hijos, en sus maravillosas creaciones que nos enamoran -qué gran oportunidad de convivencia sin horas ni tareas condicionantes- (Nuestros hijos, por encima de todo, disfrutan de que todo nuestro tiempo está disponible para ellos)
Si hablamos de arte, sobre todo si lo hacemos de las grandes obras de arte, quizás el amor que más belleza ha creado en la pintura, en la escultura, en el cine, es el amor erótico.
Hoy nos vamos a centrar en el beso como productor de arte y presentamos esta exposición universal sui generis
Kiss II – Roy Lichtenstein
Banksy
En estos intensos periodos de recogimiento ermitaño mucha gente ha vuelto a aprender, a experimentar, que el modo capitalista de producción tiende a enajenar a las personas trabajadoras, a separarlas de su gente y a imposibilitarlas – o al menos a crearles muchas dificultades- para disfrutar del amor.